La tendencia de crecimiento de los activos alternativos, en tamaño y diversificación, es imparable, si bien su idiosincrasia y particularidades tienen que ser tenidas en cuenta a la hora de invertir, más aún cuando se ha iniciado el camino de la democratización. De ello hablaron varios profesionales moderados por Leonardo López, presidente del CAIA Iberia Chapter, en el marco de una mesa redonda titulada “Inversiones alternativas: retos y oportunidades”, celebrada en el I Funds Society Investment Summit Alternativos en Toledo, el pasado 12 de septiembre.
La ponencia comenzó con una reflexión histórica y con definiciones sobre lo que son estos mercados. “Tendemos a pensar que el capital privado apareció con la revolución tecnológica pero lleva mucho tiempo entre nosotros: podríamos decir que el primer unicornio de la historia es la expedición que descubrió América. Colón convenció a los Reyes Católicos y a los nobles para financiar el viaje, firmó las Capitulaciones de Santa Fe en 1492, un acuerdo privado que aseguraba títulos y reparto de beneficios para pagar a los patrocinadores y mostraba una clara alineación de intereses, todo ello atributos en el capital privado”, comenzaba Leonardo, dando también pinceladas sobre su situación. Quinientos años después, el capital privado está “en plena forma” y es accesible a muchos inversores: según datos de Preqin, a finales de 2023 los mercados globales alcanzaban los 13,7 billones de dólares, con segmentos como las infraestructuras y la deuda privada generando un gran interés, junto con el private equity en secundarios (con el fundraising en recuperación). El mercado español también está creciendo y, en su opinión, “hay que poner en valor el talento de gestión en España, que destaca especialmente en dos áreas: private equity e infraestructuras”.
Gisela Medina, Global Head of Fund & ETF Selection en BBVA Quality Funds, explicaba en qué consisten este tipo de inversiones, siguiendo con el símil histórico: “Al igual que Colón se salió de las rutas tradicionales para ir a un universo desconocido, las inversiones alternativas usan un universo de inversión no tradicional y/o se gestionan con métodos no tradicionales” (por ejemplo, los hedge funds sí invierten en mercados tradicionales pero con técnicas que no lo son, como derivados o apalancamiento). La experta definió este tipo de inversiones como “aquellas con un carácter muy descorrelacionador, que ofrecen resultados muy diferentes a los tradicionales, aportan diversificación a las carteras, explotan ineficiencias de mercado y, en ocasiones, cuentan con una prima de iliquidez que hay que tener en cuenta. De lo más líquido a lo más ilíquido, las estrategias comprenden un amplio abanico que va de los fondos UCITS alternativos líquidos, como los fondos de retorno absoluto, que ponen foco en la preservación de capital, y que pueden implementar diferentes estrategias de inversión, como market neutral, equity long /short, etc… a estrategias alternativas cuantitativas más de largo plazo, como los CTAs o las materias primas, hasta inversiones más ilíquidas como el private equity, la deuda privada, las infraestructuras, el real estate, y recientemente, los activos digitales o las royalties.
Este universo está evolucionando, en términos de tamaño (el capital privado ha pasado en los últimos años de suponer un 5% del total de activos a un 16%) y diversificación, destacó Puy Carazo, Director, Wealth Management Spain, en Deutsche Bank: “Si miras los productos que había hace 20 años todo eran hedge funds, pero ahora solo suponen un 20% del total del patrimonio, con un 40% de peso en private equity, y el resto del universo dividido entre infraestructuras, real estate, recursos… se está ampliando mucho el tipo de inversiones”.
La experta recordó que estas mismas tendencias en patrimonio y diversificación las vemos en España, aunque quizá en menor medida y de forma algo más tardía, pues España es un mercado más joven: “La regulación de los FIL nació en 2006, con productos viendo la luz en 2007, que vivieron tiempos difíciles en 2008; pero a partir de ahí la evolución ha sido espectacular y se ha producido una transición hacia el private equity y el capital privado, con clientes más sofisticados”.
Los beneficios de los activos alternativos para las carteras
Si hay crecimiento, dejaron claro los expertos, es por los beneficios que aportan a las carteras, en términos de descorrelación, diversificación, rentabilidad o protección frente a la inflación. “La inversión alternativa aporta diversificación y descorrelación frente a las estrategias más direccionales y tradicionales que, en entornos más volátiles, pueden aportar alfa. También ofrecen protección contra la inflación (venimos de 10-12 años de inflación controlada y tipos a cero, pero tras el COVID se disparó a niveles del 8%-10%, con los clientes perdiendo poder adquisitivo: aquí la inversión alternativa, líquida e ilíquida, gana presencia y ayuda a proteger las carteras, con ideas como commodities, real estate o infraestructuras)”, aseguraba Ismael Pellicer, asesor de inversiones en Creand Crèdit Andorrà. Sin olvidar unos retornos más elevados, gracias a la prima de iliquidez, que también tiene otro lado bueno: evitar salidas en el peor momento. Y también, destacaba el experto, dan acceso a nuevas tipologías de inversión como los activos digitales: “Estamos viendo que la tokenización de activos como el real estate hacen que inversiones que necesitan capital muy elevado sean muy accesibles y se democraticen para los clientes retail”.
Francisco Julve Lanuza, responsable de Third Party Products en A&G, destacaba otros beneficios de las inversiones ilíquidas (ahora más de moda que los hedge funds, que en ocasiones son estrategias difíciles de entender, sobre todo cuando no funcionan como deberían): “Los mercados privados ofrecen una prima de iliquidez, que tiene su parte positiva: tiene que ser recompensada, de forma que estos mercados ofrecen una mayor rentabilidad objetivo, que se ha materializado históricamente. Además, hay ventajas para todos: la empresa tiene una fuente extra de financiación y el inversor tiene acceso a un ecosistema diferente de empresas y proyectos que no hay en los mercados públicos, lo que impulsa el sentimiento de pertenencia, mientras el asesor cuenta con una oportunidad de story telling, de contar algo diferente a otras entidades, y es una forma de vincular y fidelizar al cliente”, aseguraba. Otros puntos a favor son la rentabilidad y el horizonte temporal, que da más tranquilidad: “Es difícil perder dinero a 10 años: buscas más rentabilidad a más plazo”.
Los riesgos y la clave de la selección
Pero también conllevan riesgos, que se analizaron en el panel: Puy destacó la iliquidez (ya comentada) y añadió el riesgo de complejidad, lo que da valor a la selección y al trabajo de los profesionales, que deben saber cómo invertir en estos mercados, y salir de ellos. Gisela añadía el factor de la dispersión de resultados: “Las inversiones alternativas son variopintas y heterogéneas y por eso la implementación de la historia, el cómo, es lo realmente importante. La distribución de los retornos de las inversiones alternativas no son normales, no tienen forma de campana de Gaus, sino leptocúrticos: tienen asimetría negativa y curtosis positiva, presentando mayores riesgos de cola. Si seleccionas mal e inviertes mal, te puedes equivocar mucho y de hecho ha habido grandes fiascos. En resumen, el riesgo si lo haces mal es que pierdes más que en el resto de la industria y por eso, en estos viajes largos en alternativos, los compañeros de viaje son absolutamente cruciales”.
Para Francisco, también hay que añadir el riesgo de volatilidad y, además de complejidad, opacidad: “Hay que buscar buenos fondos y estrategias porque la dispersión es muy alta, pero a veces es difícil encontrar peer groups homogéneos para poder comparar”, señalaba.
Y es que todos coincidieron en la necesidad de realizar una buena categorización y de buscar productos que cumplan su función, sean consistentes y apropiados en cada momento, y destacaron la mayor importancia de la selección, que ofrece dificultades extra con respecto a los mercados cotizados. “En activos ilíquidos es más difícil la homogeneización y categorización de fondos; además tiene que coincidir que cuando el momento es adecuado para la estrategia, el fondo esté abierto; los mínimos de inversión son más altos… es más complicado encontrar una solución apta para todo el mundo”, destacaba Francisco. Además, los criterios de selección son diferentes entre fondos líquidos e ilíquidos, pues en los mercados privados la obtención de información es más complicada: «Conseguir transparencia en los mercados privados es más complicado, por lo que tu due diligence al seleccionar fondos tiene que ser muy, muy exhaustiva y holística, tanto la de la estrategia de inversión, como la operacional”, añadía Gisela.
Como retos adicionales, Ismael destacaba los altos mínimos de inversión o las dificultades de encontrar un fondo abierto cuando quieres invertir, o restricciones por tamaño: “A veces quieres comprar un fondo pero encuentras un soft o hard close y no puedes dar acceso”.
También es complejo de entender para el inversor: a veces en varios meses no pasa nada, y además se piden comisiones más caras, de gestión y costes operativos, y es algo que hay que transmitir, destacaron los expertos.
El encaje en las carteras
Los beneficios en las carteras son claros, pese a los riesgos y los retos que presenta la selección, pero ¿cómo incorporarlos? Los expertos coincidieron en que, aunque los activos alternativos aportan diversificación y mejoran la relación rentabilidad-riesgo a largo plazo, hay que ajustar la inversión al perfil del cliente, y “no hay una receta mágica para todos”. “El porcentaje de inversión dependerá del apetito de riesgo y horizonte temporal de las carteras”, decía Ismael.
“Mirando un poco el mundo institucional, que acaba siendo el reflejo del retail, en las decisiones de asignación de activos empezamos a ver que todo se difumina y que se está mezclando el budget de inversión en empresas cotizadas con no cotizadas, también en parte porque mientras el número de las primeras se mantiene, el de las segundas ha subido mucho y eso se va trasladando a las carteras”, destacaba Puy.
Tendencias y oportunidades
Además del crecimiento en tamaño y diversificación, y la importancia de la selección de estos activos alternativos, otras tendencias que presentan son un mayor apetito por el negocio pero también una mayor polarización dentro de las gestoras, mayores tiempos de captación de capital, una mayor sofisticación de los clientes o la importancia de la formación y el asesoramiento, resumieron los expertos.
“Por la parte de las gestoras, por un lado las tradicionales están mirando al mundo alternativo -quieren aumentar y diversificar sus áreas de negocio y están llegando a este universo-, mientras las alternativas especialistas en un único activo se están diversificando. Veo muchos nuevos actores pero una polarización: los ganadores ganan más, mientras hay gestoras a las que les cuesta captar capital. Un fund raising que cada vez dura más: si antes el periodo era de 12-15 meses, ahora es de 18-24”, relataba Gisela.
Francisco coincidía en destacar esa mayor dificultad para captar capital, así como una tendencia a extender el periodo de desinversión para evitar malos momentos, algo que a veces desencanta al cliente. Como idea, propuso crear vehículos de continuación para evitar esas desinversiones poco convenientes. Otras tendencias que subrayó fueron la democratización, el acceso del minorista a los mercados privados y la creación de vehículos semilíquidos, una idea con ventajas pero que también hay que tomar con cautela, pues hay que analizar bien la forma en que las gestoras buscan mecanismos para dar esa liquidez. La democratización es una tendencia también para Puy, que se consigue con más liquidez y facilidad de acceso.
Otra tendencia que destacaba la experta de Deutsche Bank es una mayor sofisticación de los clientes: “Antes tenían muchos inmuebles y ahora montan una socimi; antes compraban acciones del Ibex y ahora están en private equity. Están evolucionando en paralelo a la industria”. A nivel fiscal y de operativa, Ismael añadía que éstos cada vez piden que las llamadas de capital sean lo más pronto posible -sobre todo a vehículos SCR para una optimización fiscal-, poder recuperar cuanto antes la inversión y también una mayor democratización, con menores mínimos de inversión e incluso un único capital call para facilitar la operativa.
Todo, en un segmento de mercado complejo en el que el asesoramiento y la formación cobran relevancia: “Estar formado y saber trasladar la información al cliente es clave: el mundo alternativo hace más importante aún el tema del asesoramiento”, decía Puy. “Las inversiones son muy diferentes y sofisticadas: es importante la educación financiera, saber qué compramos, para que las expectativas sean adecuadas. La mejor forma de tener una buena experiencia es invertir de forma ordenada y adecuada a los horizontes temporales”, añadía Gisela, siempre con programas a largo plazo.
Los alternativos con más potencial
Para cerrar el debate, los expertos indicaron los segmentos de estos mercados donde ven más oportunidades y potencial: mientras Gisela hablaba de un catálogo amplio dentro de BBVA para que cada unidad inversora cree su programa de alternativos en función de su madurez, objetivos y perfil de cliente, Francisco destacaba la importancia de que el presupuesto destinado a alternativos tenga una estructura lógica, más que apostar por ideas sueltas.
Para Puy, las infraestructuras y la transición limpia son dos temáticas que necesitan de mucha inversión, y que tienen potencial, mientras que a nivel de vehículos, destacaba la carcasa ELTIF 2.0, que servirá para dar más acceso y flexibilidad y que podrá comercializarse a nivel global.
Según Ismael, estrategias con sentido ahora son los fondos de secundarios, en un momento complejo para salir de las compañías, y destacaba como formas de invertir los fondos de fondos, con venture capital y mayoría de peso en private equity, sobre todo de empresas más familiares sin mucho apalancamiento.