Pese al menor crecimiento que Preqin vaticina para los hedge funds, y pese a la particular historia que han tenido en España, siguen existiendo grandes oportunidades de inversión mediante la diversificación en hedge funds, tanto a nivel de estrategias como en gestores concretos. Pero la dispersión es enorme, por lo que se hace necesario ser muy selectivos a la hora de elegir un fondo.
No cabe duda de que los fondos alternativos de activos privados están de moda y sus expectativas de crecimiento siguen siendo halagüeñas. Según las estimaciones de Preqin1, el private equity duplicará su volumen de activos desde 2023 hasta 2029, y ello a pesar de que la captación de nuevos compromisos de inversión (o fundraising) no vaya a marcar nuevos máximos hasta el año 2027. Algo parecido cabe esperar del private debt que, según la misma fuente, multiplicará sus activos por 1,8 veces durante el mismo período.
Sin embargo, las estimaciones son mucho más moderadas para otros alternativos como sería el caso de los hedge funds que, lejos de alcanzar tasas de crecimiento de doble dígito, crecerán a una tasa anual de tan sólo el 4%, la más baja entre todos ellos.
En el contexto internacional y tras el período de la “crisis global financiera”, los hedge funds volvieron a atraer activos, especialmente de fondos de pensiones e inversores institucionales, aunque el entorno regulatorio y de inversión ya no era tan proclive hacia ellos. Durante la década de 2010 los activos gestionados continuaron creciendo hasta alcanzar los 3 billones de dólares, y ello a pesar de los grandes desafíos derivados de su baja rentabilidad (en comparación con índices como el S&P 500) o de las críticas vertidas por su alto comisionado (según el modelo tradicional del 2% de comisión de gestión y del 20% por resultados).
Tras el impacto inicial de la pandemia, los hedge funds experimentaron un cierto repunte en sus activos, alcanzando niveles récord de 4 billones de dólares en 2021. Los inversores institucionales buscaron el refugio en estos fondos ante la expectativa de que fueran capaces de gestionar los riesgos en un entorno de altísima volatilidad.
Sin embargo, las salidas de activos siguen siendo persistentes desde hace años, y ello a pesar de un performance histórico, en general, positivo. Parece que el crecimiento de los hedge funds seguirá dependiendo en buena medida de su rentabilidad, y no tanto de los flujos de inversores, ya que estos los ven más como una vía para mitigar los riesgos en sus carteras que como una fuente de retornos.
La historia en España
En el caso de España, conviene recordar que no fue hasta el inicio de las instituciones de inversión colectiva de “inversión libre” en 2006 cuando se dio carta de naturaleza en nuestra normativa a esta especialidad de inversión. Lamentablemente, había transcurrido muy poco tiempo cuando estalló el escándalo que llevó a la implosión por fraude de los fondos asesorados por Bernard Madoff en 2008, y esto supuso que el “concepto” de hedge fund haya desaparecido prácticamente como tal de nuestra escena.
Si bien es cierto que la proliferación de los llamados fondos de “retorno absoluto” vino a cubrir, en parte, este espacio mediante la asignación a estrategias propias del mundo hedge con formatos líquidos y vehículos homologables a los tradicionales fondos UCITS, en realidad no estaríamos hablando de la misma cosa.
Y mientras tanto, la “inversión libre” aspira, tanto por la vía de fondos (FIL) como de sociedades (SIL), a vehiculizar nuevas estrategias y clases de activos mucho más amplias y diversas. Es todavía muy reciente el gran impulso normativo que se dio a esta figura en diciembre de 2023 al equiparar las IICs de inversión libre con los fondos de capital riesgo en cuanto a la posibilidad de reducir la inversión mínima para clientes “no profesionales” desde 100.000 hasta los 10.000 euros, sujeto a ciertas condiciones.
“A la inversión libre, con un peso aproximado del 2% sobre el total de IICs, le queda todavía un enorme camino por recorrer”
De esta forma, la inversión libre, que venía inicialmente a ser el vehículo español para los hedge funds, acabará satisfaciendo una demanda creciente de vehículos “flexibles” y en muchos casos con subyacentes propios de los mercados privados. En todo caso, pensamos que, a la inversión libre, con un peso aproximado del 2% sobre el total de IICs, le queda todavía un enorme camino por recorrer.
En nuestra amplia experiencia haciendo due diligence sobre fondos y activos alternativos, también hemos venido constatado cómo las peticiones de análisis o de selección para mandatos relativas a hedge funds han quedado claramente rezagadas y vienen casi siempre de fuera de España, principalmente de inversores de origen latinoamericano o europeo.
La importancia de la selección
Nos gustaría concluir este artículo con un par de reflexiones finales. Con independencia del contexto concreto en que nos hallemos, una nota característica que sin duda nos parece común a todos los alternativos sería la elevada dispersión de retornos entre los gestores pertenecientes a una misma categoría. En efecto, también en el caso de los hedge funds, la diferencia de rentabilidad entre un gestor del primer cuartil y otro mediano puede llegar a ser muy relevante (entre el 5% y 10% en media), y en cualquier caso muy superior a la de los gestores tradicionales.
Por otra parte, ante un nuevo régimen de inversión caracterizado por tasas más elevadas de inflación y un menor crecimiento económico nos parece que siguen existiendo grandes oportunidades de inversión mediante la diversificación en hedge Funds, tanto a nivel de estrategias, como en gestores concretos. Por todo ello, se hace necesario ser muy selectivos a la hora de elegir un fondo y resulta vital hacer un análisis muy detallado (due diligence), en primer lugar, de su entidad gestora, y a continuación del propio vehículo del que se trate.
El artículo se sacó de la revista Funds Society de diciembre 2024.