La posición dominante de los cuatro gigantes de la tecnología sigue aumentando, ya que parece que van a controlar también la próxima generación de negocios digitales, según Jack Neele, gestor de tendencias de Robeco.
Facebook, Amazon, Netflix y Alphabet -Google– (FANG) cuentan ya con cuasi monopolios en sus respectivos mercados de redes sociales, compras virtuales, vídeo digital y búsquedas en Internet. Pero es que además se encuentran a la vanguardia de las nuevas tendencias tales como los vehículos autónomos, la realidad virtual o la computación en nube, afirma. Han proporcionado grandes beneficios a los inversores, incluido el fondo del propio Neele, Robeco Global Consumer Trends Equities, pero estas empresas “están comenzando a sufrir el azote de los reguladores y a ser blanco de inquietudes sobre su aportación a la sociedad”, advierte.
“La mayoría de los inversores siguen centrándose en el grupo FANG”, afirma Neele. “Las grandes empresas de hoy ya no se corresponden con el antiguo modelo de contratación de empleados en masa, como sucedía con General Electric, Wal-Mart o Exxon. Facebook cuenta con unos 20.000 empleados, mientras que Wal-Mart tiene más de dos millones».
Estas nuevas empresas son extremadamente eficientes, disfrutan de márgenes muy elevados, y sus empleados de Silicon Valley cobran muy buenos salarios
El experto destaca que estas empresas también están haciéndose con posiciones de dominio en nuevos campos.»Basta con fijarse en lo que está haciendo Google con los vehículos autónomos Waymo, o en las gafas de realidad virtual de Facebook (Oculus) o su amplio dominio del segmento de mensajería instantánea, con WhatsApp. Además de dominar el mercado de la venta minorista a través de Internet, Amazon es también la mayor empresa del mundo de computación en nube. Así pues, estas empresas están utilizando su actual dominio para procurarse posiciones ventajosas en otros ámbitos. Todos estos nuevos frentes de desarrollo provienen siempre de las mismas empresas.”
La monetización de los videojuegos
Según Neele, están surgiendo dos nuevas áreas de crecimiento que escapan en gran medida de las garras de FANG: los videojuegos y los servicios de pago digital abreviado («one touch»). “En el pasado, los videojuegos eran un ‘todo o nada’: si producías un juego y tenía éxito, cerrabas un buen trimestre, pero si el videojuego era un fracaso, el trimestre también”, explica.
Ahora,sin embargo, los productores de videojuegos están invirtiendo enormemente en sus franquicias, para lograr la recurrencia del cliente: Activision está haciéndolo con Call of Duty, Electronic Arts tiene FIFA y Nintendo, Super Mario. Y, puesto que cada vez más gente utiliza la descarga directa a su dispositivo, estos fabricantes disfrutan de márgenes más elevados, ya que no tienen que pagar un 20% del precio al distribuidor.
“Además, existen enormes posibilidades de mejorar la monetización dentro de los juegos, vendiendo al jugador objetos virtuales, como lingotes de oro o espadas, para que pueda utilizarlos en el juego, con un margen del 100%. Por otro lado, actualmente se inserta mucha publicidad en los juegos, sobretodo en las versiones para móviles, también con un margen muy elevado”, explica Neele.
Y luego está la oportunidad potencial que representan los llamados ‘e-sports’ o competiciones de videojuegos, en los que la gente ve jugar a profesionales. «Es como ver la Fórmula 1, pero en lugar de pilotar un vehículo, el profesional juega a Call of Duty, por ejemplo; la última final de League of Legends fue retransmitida 36 millones de veces a través de Internet», añade. «Existe un nuevo canal de televisión de pago llamado Twitch –que es propiedad de Amazon, por lo que de nuevo volvemos a las empresas dominantes– que cuenta con más televidentes diarios que la CNN. Se trata de una tendencia paralela increíble».
Pagar con la huella dactilar
La segunda nueva área de crecimiento es la de los sistemas de pago. Cada vez resulta más sencillo pagar una factura a través de un dispositivo móvil o tableta. “Seguimos apostando por Visa y MasterCard: estas empresas se benefician de la proliferación de los pagos por móvil, gracias a los sistemas que permiten abonar costes con un clic, o incluso con la huella dactilar”, afirma Neele.
Se han eliminado muchas de las fricciones que existían en los procesos de compra, lo que ha propiciado que la adopción de estos servicios se acelere
En el comercio electrónico, eliminar puntos de fricción es muy importante. Si uno tiene que realizar un pequeño paso adicional en el proceso, probablemente no le guste usar el sistema. “Introducir una contraseña tarda demasiado, pero poner la huella es muy fácil, por eso el empleo de esta tecnología está aumentando”, explica.
“Hoy en día todo va muy rápido; buscamos gratificación instantánea. Si intentamos entrar en una página de Internet y tarda más de dos segundos en cargar, la abandonamos. Aparentemente, sólo queremos lo que es inmediato, cosa que en cierto modo resulta extraña… se supone que, si realmente te interesa algo, no te debería importar esperar cinco segundos, pero no es así. ¡Si no está disponible al momento, ya no nos resulta bueno!”, añade.
Burbuja no, pero sí reacción negativa
El estelar ascenso de los valores tecnológicos —que, en general, han impulsado a las bolsas hasta máximos históricos en 2017— ha hecho que algunos analistas teman que vuelva a producirse una burbuja como la del año 2000.
“No creo que estemos ante una posible burbuja, ya que estas empresas tienen una rentabilidad de locura, y eso es lo que impulsa sus cotizaciones y resultados”, expone Neele. “Pero hay que reconocer que el número de empresas ‘ganadoras’ que dominan el mercado es cada vez menor, por lo que la gente empieza a preocuparse por la capacidad de éstas de seguir obteniendo resultados tan impresionantes.”
“En mi opinión, el obstáculo más importante procede del frente regulador, como hemos visto en el caso de Google, multada por la Unión Europea por prácticas contrarias a la libre competencia relacionadas con Google Shopping. Cabe esperar nuevos problemas asociados con la regulación. El dominio de estas empresas está empezando a suscitar reacciones negativas, basadas en la idea de que podrían estar ahogando a la competencia, lo cual podría dar lugar a una mayor desigualdad social», afirma.
La inquietud fundamental es si todo esto beneficia finalmente a la sociedad, o si la cantidad de multimillonarios que hay en Silicon Valley está aumentando mucho más rápido que nunca
Llaman la atención especialmente los impuestos que estas empresas pagan en el extranjero —actualmente, casi cero—, por lo que muchos claman por una subida de su tributación, o por buscar algún modo de que devuelvan a la sociedad parte de lo que toman.