Para Nannette Hechler-Fayd’herbe, directora de estrategia de inversión, sostenibilidad e investigación, CIO EMEA de Lombard Odier, y sus compañeros Paul Besanger, gestor de fondos multiactivos, y Christian Abuide, jefe de asignación de activos, este ciclo económico está generando nuevas oportunidades para la creación de valor en el ámbito del capital privado.
Según explican en uno de sus últimos informes, consideran que un entorno de tipos de interés a largo plazo favorecerá a los gestores de fondos más sólidos, aquellos que trabajan activamente en transformar sus activos. “Creemos que un enfoque disciplinado, selectivo y gradual para invertir en activos privados es fundamental, al igual que una diversificación adecuada en todas las subclases de activos, para beneficiarse de sus diferentes características a lo largo del ciclo económico”, defienden.
Está claro que las inversiones en activos privados conllevan riesgos: pérdida de liquidez (el capital puede estar «bloqueado» hasta por 10 años, requiriendo un horizonte de inversión a largo plazo) y el riesgo de pérdida de capital potencial. Sin embargo, estos expertos de Lombard Odier consideran que la selección diligente de gestores y el acceso a los fondos de mejor rendimiento son importantes, sobre todo ante el nuevo entorno de mercado marcado por la inflación, por un mundo más fragmentado, la tecnología y los cambios en la globalización.
“Estamos observando cómo todos estos factores adquieren un papel más destacado en las carteras de activos alternativos. Para aquellos inversores capaces de comprometer capital a largo plazo y tolerar la falta de liquidez, una exposición diversificada a diversos activos privados puede ampliar el conjunto de oportunidades de inversión y mejorar los rendimientos generales de la cartera”, destacan.
Aspectos clave
Desde la experiencia de Lombard Odier, hay varios aspectos clave a la hora de comprender los activos privados. En primer lugar, apuntan que la incorporación de activos privados puede contribuir a mejorar la calidad y solidez de las carteras, pero ven necesario la “adopción de un enfoque de patrimonio total”. Según explican, su modelización muestra que la inclusión de capital privado habría mejorado el perfil de rentabilidad de las carteras diversificadas a lo largo del tiempo en comparación con las que no incluyen capital privado. Sin embargo, ello se produce a costa de una menor liquidez de la cartera global.
“Los activos privados constituyen una parte esencial de nuestra estrategia de asignación de activos para inversores con el horizonte temporal y la tolerancia al riesgo adecuados. Pueden desempeñar un papel crucial en la diversificación de las carteras frente a los activos cotizados en bolsa a lo largo de todo el ciclo económico. Aunque el capital privado representa dos tercios de todos los activos privados, las diversas motivaciones y dinámicas resultantes de la deuda privada, la infraestructura y el sector inmobiliario brindan oportunidades adicionales”, afirman.
En segundo lugar señalan que el capital privado puede ampliar el conjunto de oportunidades de inversión para los inversores cualificados. En este sentido argumentan: “En comparación con hace veinte años, ahora las empresas permanecen privadas durante más tiempo. Amazon y Google solo tardaron tres y seis años en cotizar en bolsa, respectivamente, mientras que Uber lo hizo después de 10 años y con una capitalización bursátil mucho mayor. Gran parte del valor de los unicornios de reciente creación, o empresas de nueva creación valoradas en más de 1.000 millones de dólares, en las primeras fases de sus innovaciones, sólo puede captarse antes de que coticen en bolsa. La observación inversa es que el conjunto de oportunidades en los mercados cotizados se ha reducido desde la década de 1970. El número total de empresas cotizadas en EE.UU. descendió de 8.000 a 4.600 entre 1996 y 2022”.
Rendimiento superior del capital privado
Según Lombard Odier, el capital privado ha superado a la renta variable. De hecho, los datos de Cambridge Associates muestran que los fondos de capital privado han alcanzado una tasa de retorno interno (IRR, por sus siglas en inglés) promedio de alrededor del 16% desde 1985. “Por supuesto, las IRR solo cuentan parte de la historia. Cuantas más dificultades tengan los gestores para desplegar el capital que han recaudado, menos significativa es la IRR, ya que solo muestra el rendimiento del capital invertido. Para resolver el problema, la evaluación del rendimiento del capital privado, en comparación con los mercados públicos, a menudo se realiza utilizando la metodología de benchmarking del equivalente de mercado público (PME)”. Matizan desde la firma.
La brecha de rendimiento entre los mercados privados y públicos varía a lo largo del tiempo. Según explican, en 2020, se observó un sólido rendimiento superior en el ámbito del capital privado, ya que algunas empresas de tecnología sanitaria se beneficiaron considerablemente de la crisis del COVID-19. Por el contrario, con valoraciones a la baja y poco capital distribuido en 2023, algunas áreas del capital privado tuvieron un rendimiento inferior a los mercados públicos. “Aquí observamos algunas señales tentativas de recuperación. El valor de las transacciones a nivel global aumentó un 58% en el cuarto trimestre de 2023 en comparación con los tres meses anteriores, según el proveedor de datos Preqin. Mientras tanto, los gestores de capital privado informan de un flujo de transacciones más alentador y un conjunto de oportunidades relativamente fuerte”, añaden.
Y concluyen que con el notable aumento en el costo de la deuda, los inversores a menudo cuestionan la capacidad del capital privado para generar valor. “Sin embargo, hemos presenciado un cambio desde la ingeniería financiera hacia la mejora operativa en el ámbito del capital privado, especialmente después de la crisis financiera global. Este cambio representa una evolución significativa en el enfoque de la industria para lograr rendimientos”, matizan.
Durante los años de la pandemia, de 2020 a 2022, los activos privados atrajeron un total de 4 billones de dólares en todas las subclases de activos, según la consultora Bain & Company. Respectivamente, 2021 y 2022 representaron las sumas más altas y segundas más altas jamás recaudadas. En contraste, en los primeros tres meses de 2023, el mercado de fusiones y adquisiciones registró su trimestre inicial más lento de la última década, según datos de Refinitiv. Factores como el aumento de los costos de endeudamiento, la incertidumbre sobre el desempeño económico y las interrupciones en los bancos regionales de los Estados Unidos contribuyeron a este fenómeno.
“Esta desaceleración en la actividad de transacciones ha moderado las valoraciones, especialmente para los fondos de capital de riesgo y growth, creando oportunidades para aquellos con capital para invertir y aquellos con enfoque en activos en dificultades. Según datos de Cambridge Associates, los fondos de capital privado que se lanzaron en mercados difíciles han tenido un buen desempeño. La valoración relativa de las transacciones de capital privado frente a las acciones públicas ha vuelto a los promedios históricos de largo plazo, y es una de las razones por las que creemos que el capital privado puede mantener su ventaja. Esto se refleja en nuestras propias expectativas de rendimiento a 10 años, con foco en el futuro”, concluyen los expertos de Lombard Odier.