Aunque en los últimos años las socimis han concentrado sus inversiones en el segmento comercial, recientemente se ha observado un aumento del peso del negocio residencial, especialmente en las grandes áreas metropolitanas. Según los datos del último Boletín Económico del Banco de España, elaborado por Víctor García-Vaquero e Irene Roibás, en caso de consolidarse esta tendencia, podría favorecer un aumento de la oferta de vivienda en alquiler, reduciendo así los precios.
Entre 2013 y 2019, el número de sociedades cotizadas de inversión en el mercado inmobiliario (socimi) aumentó de dos firmas a 90, y su capitalización bursátil ha crecido hasta los 27.000 millones de euros.
Las socimis se regularon por primera vez en España en 2009, sin embargo, no sería hasta 2012 cuando estos vehículos de inversión comenzaron a desarrollarse en nuestro país. Para ello, fue necesaria una profunda revisión de su régimen jurídico y fiscal, que estableció una legislación societaria más flexible y una fiscalidad más favorable, con el objetivo de generar un mayor atractivo entre los inversores.
Como resultado, el número de socimis ha ido creciendo a lo largo de los años impulsado por la mejora gradual del entorno macrofinanciero e inmobiliario de la economía española. “Desde entonces, estos vehículos han experimentado un crecimiento muy significativo, tanto en número como en volumen de activos y en capitalización bursátil”, explica el informe.
El estudio destaca asimismo el elevado peso del segmento no residencial en el balance de las socimis. A finales de 2019, un 82% de la cartera de las socimis españolas estaba invertido en hoteles, oficinas, locales, centros comerciales y centros logísticos. Su inversión en viviendas solo representaba el 11,2% de sus activos, unos 5.800 millones de euros.
Fuente: Banco de España
Por otro lado, el informe asegura que el desarrollo de las socimis ha contribuido a ampliar la oferta de instrumentos de inversión disponibles para los ahorradores. Estos vehículos ofrecen algunas ventajas para los inversores minoristas frente a la inversión directa en inmuebles, en términos de diversificación de riesgos (por la posibilidad de invertir en carteras con distintos inmuebles), profesionalización de la gestión y escalabilidad.
“La información disponible apunta a que los riesgos para la estabilidad financiera asociados a la actividad de las socimis serían, en principio, limitados”, afirma el regulador. Si bien existe exposición directa de los bancos españoles a las socimis, es reducida, tanto en valores absolutos como en términos de su peso en los balances bancarios.
Por otro lado, el informe subraya que la estructura de estos vehículos es, en principio, más sólida frente a episodios de crisis bursátiles e inmobiliarias, ya que no están obligados a reembolsar a sus partícipes sus aportaciones cuando estos las reclaman, reduciendo el riesgo de episodios de ventas aceleradas de carteras de activos poco líquidos en períodos de crisis.