Las firmas de capital privado en España apuestan, cada vez más, por la inversión responsable. El 84% ya incluye criterios ambientales, sociales y de buena gobernanza (ESG) tanto en su gestión como en sus decisiones de inversión. Así lo recoge la “Guía de inversión responsable para el sector del private equity y venture capital”, elaborada por PwC y la Asociación Española de Capital, Crecimiento e Inversión (Ascri), con la colaboración de la Fundación PwC.
“La inversión responsable es esencial en el capital privado y, como muestra el estudio que presentamos, el nivel de implantación de estas políticas en nuestra actividad es muy alto. Como inversores a largo plazo es indispensable construir compañías sostenibles en todos los sentidos. En la medida en que los inversores y la sociedad en su conjunto exigen un comportamiento ético a las empresas, solo estando a la vanguardia de la inversión responsable podremos conseguir nuestros objetivos”, asegura Miguel Zurita, presidente de Ascri.
El informe, que incluye una encuesta realizada a las principales compañías de capital riesgo y venture capital que operan en España acerca de sus prácticas de sostenibilidad, refleja que estas perciben la inversión responsable como un elemento claro de creación de valor. Por ejemplo, el 75% de las encuestadas asegura contar con una Política de Inversión Responsable en la actualidad y el 50% han adoptado un compromiso público en esta materia. Además, en el ámbito de internacional, estas cifras corresponden al 91% y 79% de las empresas, respectivamente.
Asimismo, la encuesta refleja que las nuevas tendencias globales como los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), los riesgos climáticos y los Derechos Humanos tienen un impacto significativo en la inversión en España. El 56% de los entrevistados ya tienen en cuenta los ODS en su enfoque o estrategia de inversión y el 63% asegura estar preocupado por el cambio climático.
Ignacio de Garnica, socio responsable de private equity en PwC, destaca que “las implicaciones económicas de los retos ambientales y sociales son cada vez más evidentes y los inversores son conscientes de su importancia para evolución de sus inversiones en el largo plazo”. En este sentido, subraya que el sector de private equity “está naturalmente adaptado a la integración de las cuestiones medioambientales, sociales y de gobierno tanto en su gestión como en sus inversiones”.
No obstante, a pesar de estos datos “aún queda camino por recorrer”, subraya el informe. En aspectos más prácticos, como la monitorización de los indicadores de desempeño ESG o los medios humanos dedicados a esta materia, solo el 28% de las firmas encuestadas cuentan con este tipo de indicadores y solo el 14% cuenta con un equipo o una persona dedicada en exclusiva a estas cuestiones, respectivamente.
Esta guía destaca, además, distintos retos a los que “deben hacer frente las organizaciones en general y el sector financiero en particular y que hacen fundamental la integración de los aspectos no financieros en la gestión y en el desarrollo de sus actividades”: la apuesta por la transparencia, la implicación de los accionistas, la gestión de la crisis climática, la necesidad de entender sus actividades como parte de una cadena de valor global, la necesidad de evolucionar hacia una economía circular o el papel del sector privado en la consecución de los ODS.
“La integración de criterios extrafinancieros en el proceso de toma de decisión de forma sistemática cada vez se percibe más como un elemento capaz de generar valor en el largo plazo tanto interna como externamente. Esta guía pretende ser una herramienta útil con la que sistematizar este proceso y además hacerlo de forma que de respuesta a las demandas de los inversores”, afirma Pablo Bascones, socio responsable de Sostenibilidad en PwC.
El documento nace como como una “herramienta que permita articular, de forma estructurada y sistemática, la respuesta a estos retos por parte del sector del private equity y venture capital tanto a nivel interno como a lo largo de las fases que integran su actividad”, subraya el informe. Para ello se contempla todo el proceso, desde el levantamiento de fondos hasta la desinversión, a través de instrumentos como el desarrollo de políticas, los informes periódicos o la creación de cuadros de mando de indicadores no financieros para medir el desempeño de las entidades y sus portfolios.