La interrupción económica y las restricciones de viaje han llevado a los inversores a retrasar sus decisiones de inversión. Además, los gestores se han enfrentado a importantes desafíos a la hora de conseguir financiación y cerrar acuerdos, así como gestionar sus carteras. Estas son las principales conclusiones de la última encuesta de Preqin, que recoge la visión de los gestores e inversores de fondos alternativos, ante el impacto del COVID-19.
«Considerando lo que queda de 2020, podríamos ver todavía interrupciones inevitables. Casi la mitad de los inversores temen el impacto de este evento de mercado en sus carteras y, a una cuarta parte, lo comprometido que puede estar la liquidez si quieren deshacer las posiciones de sus carteras», aseguran desde la consultora.
No obstante, las perspectivas a largo plazo son más positivas. Gran parte de los gestores y de los inversores esperan que el COVID-19 tengan un ligero efecto negativo a largo plazo en los rendimientos de sus inversiones y en los beneficios de las empresas. Sin embargo, la mayoría de los inversores asegura que la pandemia no tendrá impacto en su exposición a activos alternativos. De hecho, un 29% pretende aumentar su inversión en este tipo de activos. Mientras, más de un 60% de los gestores subrayan que el coronavirus no ha tenido impacto en los retornos específicos de sus fondos y un 75% afirma que no ajustará su estrategia de inversión debido al virus.
Por otro lado, la encuesta refleja que, como consecuencia del COVID-19, el 58% de los inversores han reducido su número de nuevos compromisos previstos para 2020 y el 59% ha rebajado su tamaño de las inversiones que está planificando. Esto ha aumentado la presión en los gestores de fondos: un 55% asegura haber ralentizado su proceso de financiación y un 1% lo ha abandonado por completo.
En este sentido, los inversores están preocupados por sus balances. Según la encuesta, el 46% asegura estar preocupado por el impacto del efecto del entorno en sus carteras alternativas y a un 27% les preocupa su liquidez frente a peticiones de aporte de capital durante 2020. Asimismo, la mayoría de los gestores destacan que la pandemia ha afectado de forma negativa a la captación de potenciales inversores (69%), a las operaciones de cartera (61%) y al cierre de acuerdos (59%). Sin embargo, un 34% cree que su negocio volverá a la normalidad en un periodo de tres a seis meses. Otro 34% considera que esta normalidad no volvería hasta dentro de seis a 12 meses.
En consecuencia, un 59% de los inversores espera que el coronavirus afecte a los rendimientos de sus carteras alternativas en el largo plazo. Pese a ello, los enfoques de inversión no parecen verse afectados. Casi dos tercios de los inversores (63%) aseguran que el COVID-19 no tendrá impacto en sus estrategias de alternativos futuras. Del mismo modo, un 47% no está evitando ningún sector debido a la crisis y el 41% asegura no estar centrado en ningún sector. Asimismo, el 62% de los gestores con vehículos abiertos a la inversión subrayan que no están ajustando su objetivo de rendimiento y el 75% tampoco planea cambiar su estrategia de inversión.