El complejo entorno macroeconómico de 2022 no impactó por igual en todas las clases de activos alternativos ni mermó el interés de los inversores en ellos. Las firmas españolas consideran que no estamos ante una moda y que estos activos permanecerán en las carteras gracias a sus beneficios en términos de diversificación, descorrelación y protección frente a la inflación. Según sus perspectivas, la deuda privada, los activos reales y los líquidos constituyen las oportunidades más interesantes del mercado ante el contexto actual.
Los activos alternativos no son una moda. Según Christoph Knaack, CEO de Preqin, en una época de incertidumbre económica e inquietud geopolítica, “la industria de los activos alternativos sigue resistiendo”. Unas palabras que se traducen en una demanda sostenida por parte de los inversores y en unas perspectivas muy halagüeñas de crecimiento. En concreto, se espera que los activos bajo gestión pasen de los 13,7 billones de dólares de finales de 2021 a 23,3 billones de dólares en 2027, registrando un crecimiento anual compuesto del 9,3%.
En opinión de José Luis del Río, CEO de Arcano Asset Management, las últimas décadas han presentado un entorno de mercado excepcional para el sector de la gestión de activos alternativos, caracterizado por un importante crecimiento sostenido, que ha llevado a que estos activos representen cerca de un 15% de los activos globales totales. Además, han dado la talla en los últimos tiempos, más complejos: “En los últimos años, hemos podido comprobar que la realidad ha superado con creces la complejidad esperada en el entorno de inversión y hemos experimentado una caída generalizada en prácticamente todos los activos, con la excepción de buena parte de las inversiones alternativas que han aportado rentabilidades positivas a las carteras con una menor volatilidad y, en ciertos casos, con protección frente a la inflación”, recuerda el experto.
Es cierto, tal y como reconoce Jaume Puig, CEO y CIO de GVC Gaesco Gestión, que en 2020 y 2021 “los alternativos se pusieron de moda entre muchos inversores, de forma que se dirigió a estos productos un exceso de flujos, rompiéndose el desequilibrio entre oferta y demanda, y pagando en consecuencia muchos sobreprecios”. Pero aun así, la apuesta por los alternativos durante 2022 frente a un entorno en el que los activos tradicionales no arrojaban rentabilidades atractivas ha supuesto su consolidación, en particular para el inversor institucional.
De forma global, los inversores institucionales han continuado incrementando sus posiciones en mercados privados debido principalmente a los resultados que han generado, en comparación con los mercados cotizados. Según un análisis de CEM Benchmarking, proveedor de estadísticas y análisis en fondos, la exposición media a mercados privados ha subido un 5% de 2012-2020 hasta situarse en el 18,5%. Sin embargo, sigue estando por debajo de sus objetivos. En Europa, la exposición de los inversores institucionales a los mercados privados a finales de 2021 era del 9% y se espera que continúe creciendo hasta el 12,5% en el 2025 y hasta el 17,5% en el 2030.
“Los inversores institucionales ya compraron el valor de estos activos hace muchos años, y cada vez representan un porcentaje más importante de sus carteras. De hecho, se espera que el inversor medio aumente su asignación, motivado no solo por las buenas perspectivas de crecimiento, sino por la descorrelación que ofrecen frente a otras inversiones y las rentabilidades atractivas generadas incluso en periodos complicados”, añade Del Río.
La misma sensación tiene Borja de Roda, Senior Director de Beka Asset Management, quien considera que tras casi una década con tipos de interés muy bajos o incluso negativos, los activos alternativos han sido grandes caladeros para los inversores institucionales. “Creemos que la gran mayoría de institucionales ha incrementado su exposición a alternativos durante dicho periodo, si bien es cierto que, con el incremento de los tipos de interés, la renta fija ha empezado a recuperar terreno”, matiza.
Según afirma Antonio Pérez-Labarta, responsable de activos alternativos de atl Capital, 2022 fue una llamada de atención para los inversores institucionales, que ya vienen diversificando desde hace años en activos alternativos ilíquidos, y para los minoristas o menos sofisticados. “Una de las características de esta tipología de activos es precisamente la descorrelación con los mercados tradicionales, que ya se hacía patente durante otros ejercicios, pero en el 2022, con todos los activos en negativo, se ha hecho todavía más clara. Se ha hablado mucho durante los últimos años de la burbuja en alternativos, y aunque la corrección quizás se ha visto de forma más relevante en los secundarios, la realidad es que la diversificación de los vehículos, tanto por industria como por geografía como por el periodo en el que invierten, hace que todos estos riesgos se presenten de una forma mucho más normalizada”, explica.
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