“En una época de incertidumbre económica e inquietud geopolítica, la industria de los activos alternativos sigue resistiendo”. Con estas palabras, Christoph Knaack, CEO de Preqin, comienza el resumen de las conclusiones del informe anual sobre la industria de activos alternativos que la firma realiza todos los años.
Según reconoce, aunque el efecto denominador está frenando el apetito de los LP para los nuevos compromisos de capital y los GP están encontrando más dificultades para recaudar fondos, los activos alternativos bajo gestión siguen en crecimiento. En concreto, se espera que los activos bajo gestión crezcan de 13,7 billones de dólares – a finales de 2021 – a 23,3 billones de dólares en 2027, un crecimiento anual compuesto de 9,3 %.
Haciendo balance, el impacto del complejo entorno macroeconómico de 2022 no impactó por igual en todas las clases de activos de capital privado. Según explica el informe de Preqin, en el caso del private equity y el venture capital se ha calmado el “frenesí” de estímulo del mercado de 2021, lo que ha provocado una fuerte caída de las valoraciones, la captación de fondos y la actividad de acuerdos en 2022.
“El rendimiento del private equity es susceptible de verse impactado por tasas de interés más elevadas, que afectará directamente al rendimiento de las compras apalancadas. Y el venture capital se verá sometido a presiones sobre los rendimientos a corto plazo, ya que las valoraciones más bajas dificultan la salida rentable de las inversiones, pero aún existen oportunidades para desplegar el medio billón de dólares de dry powder disponible”, explican.
A medida que ha aumentado la cautela de los inversores, reconocen que han observado un desplazamiento de las preferencias desde clases de activos comparativamente de mayor riesgo, como los capitales privados, hacia la seguridad relativa percibida de los activos reales y de la deuda privada. En consecuencia, esperan un crecimiento continuado de la deuda privada y que los elevados precios de las materias primas y de la energía permitan a los gestores de recursos naturales y de infraestructura generar buenos rendimientos para los inversores, aunque “estas clases de activos no son inmunes al encarecimiento de los costes debido a la subida de los tipos de interés”, matizan.
Otra de las reflexione que lanza el informe es que el rendimiento y los cambios de valoración en activos alternativos van a la zaga de los mercados públicos, “por lo que, dado el dolor que siente la renta variable y los activos de renta fija, es probable que se experimente una mayor presión a la baja en los mercados privado”, reconocen desde Preqin.
En su opinión, los próximos años serán, sin duda, más difíciles que el entorno benigno de la mayor parte de la última década, pero vale la pena observar las cifras de crecimiento y de rendimiento en términos absolutos. Preqin prevé que el capital privado, la mayor clase de activos alternativos, ofrecerá una media neta del TIR del 13,5% y verá un crecimiento de los activos bajo gestión a una tasa anualizada del 10,2% en cinco años hasta 2027.
Los más perjudicados
Si analizamos las diferentes clases de activos, Preqin destaca en su informe que la industria de private equity pudo verse sacudida por un entorno más difícil para la captación de fondos a nivel mundial. A medida que la perspectiva económica mundial sigue turbándose, las empresas de capital privado tendrán más dificultades para obtener beneficios. Por lo tanto, Preqin prevé que la rentabilidad anualizada mundial de los beneficios de capital privado desciendan al 13,5 % entre 2021 y 2027, en comparación con el 15,4% anual alcanzado en el período entre 2021 y 2015. “Entre mercados regionales, se espera que los fondos de capital privado en APAC obtengan peores resultados, con una rentabilidad del 11,6% en los seis años comprendidos entre 2021 y 2017, por debajo del 12,8% entre 2015 y 2021. Los riesgos idiosincrásicos del mercado chino, incluidos los derivados de una economía más débil de lo previsto y de una incertidumbre normativa, están impulsando este descenso”, explica en su informe.
Además, aclaran que aunque el capital riesgo ha superado al capital privado en los periodos comprendidos entre 2009 y 2019, con una oferta de una atractiva rentabilidad ajustada al riesgo, sigue siendo la clase de activo más vulnerable de cara al futuro.
“Las perspectivas a corto plazo para el capital riesgo son inciertas, en especial para los fondos que obtuvieron un capital significativo en 2020 y en 2021. Dicho hecho, 2023 puede ser un punto de inflexión, ya que las valoraciones han disminuido y la competencia por las operaciones se ha rebajado, creando más oportunidades para que los gestores de capital riesgo desplieguen su dry powder en busca de objetivos prometedores a precios atractivos”, suscriben. Así pues, Preqin prevé que la cantidad de dry powder aumentará a 659.100 millones de dólares a finales de 2027, frente a los 530.800 millones de dólares de septiembre de 2022.
Los activos punteros
En el otro lado de la moneda están la deuda privada, el real estate, las infraestructuras y los recursos naturales. Por ejemplo, según el informe de Preqin, la deuda privada se ha convertido en una clase de activos de rápido crecimiento en los últimos años, con unos activos bajo gestión que alcanzaron los 1,3 billones de dólares en marzo de 2022. De 2015 a 2021, la CAGR de la deuda privada fue del 15,7%, la tercera más alta entre los activos alternativos, después del capital riesgo y de la infraestructura.
“Aunque prevemos que el crecimiento de los activos bajo gestión de la deuda privada se modere en cierta medida, se espera que en los próximos años siga superando a los activos en general, y en concreto al capital privado y a los bienes inmobiliarios. Se espera alcanzar los 2,3 billones de dólares en activos bajo gestión a finales de 2027, con una tasa CAGR de aumento del 10,8% entre diciembre de 2021 y diciembre de 2027”, matizan.
Los activos bajo gestión del real estate también seguirán creciendo, según prevé, a una tasa CAGR del 8,4% en seis años de hasta diciembre de 2027, llegando a los 2,1 billones de dólares. Según explica, esto supone una ralentización del 9,4% anual de tasa de crecimiento respecto a la experimentada entre 2015 y 2021, lo que refleja los retos de las condiciones del mercado. Según indican, aunque es probable que los activos bajo gestión inmobiliarios sigan creciendo, “los inversores ven la clase de activo como una de las más sobrevaloradas, que afectará tanto a la captación de fondos como a la actividad de negociación. Los costes de los préstamos están subiendo y la desigual demanda de los ocupantes podría empeorar si varios países entran en recesión. Además, los hogares tienen menos renta disponible para gastar en compras o en línea, lo cual afecta potencialmente al comercio minorista y a la actividad industrial”.
Por último, el informe reconoce que las infraestructuras y los recursos naturales han sido puntos fuertes entre los activos alternativos de 2022. “Cada vez, los inversores se sienten más atraídos por ellos por su capacidad de cobertura frente a la inflación, mientras que los elevados precios de la energía han beneficiado a muchos promotores de infraestructuras en el sector energético”, afirman.
Destacan en particular las materias primas, que en su mayoría ya se encontraban en un superciclo cuando Rusia invadió Ucrania, impulsando los precios globales de la energía a menudo a máximos históricos. 2022 nos dejó con los recursos naturales encabezando la tabla de rendimiento a corto plazo de los alternativos, con una TIR móvil a un año del 34,6% a través de marzo de 2022, por delante de los bienes inmuebles al 33,0% y del capital privado al 29,3%; el nivel más elevado desde que Preqin comenzó a publicar este índice para los recursos naturales en 2009.