Las cotizaciones del oro y la plata brillan este año, pero el resto del ejercicio puede que acusen mal de altura, según las opiniones de gestores y estrategas.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, recuerda que los metales preciosos se han visto impulsados por la debilidad del dólar, que ha abaratado las materias primas para los compradores extranjeros, así como por las perspectivas de que el fin de la subida de los tipos en Estados Unidos está próxima a su fin. Pero hay otros factores, como la demanda impulsada por la tecnología, que ha beneficiado a la plata,la menor producción minera de los productores latinoamericanos: la extracción se ha reducido un 50%, “lo que prepara al mercado para un déficit cada vez mayor”. En definitiva, una menor oferta para una fuerte demanda desde la industria tecnológica.
Nitesh Shah, Head of Commodities and Macroeconomic Research de WisdomTree, plantea que en un escenario económico de consenso, en el que la inflación seguirá bajando -aunque aún por encima del objetivo de los bancos centrales, el dólar estadounidense se deprecia y los rendimientos de la renta fija caen, el oro alcanzaría los 2.225 dólares estadounidenses/onza en el segundo trimestre de 2024, superando así los máximos nominales históricos, en los 2.061 dólares por onza de agosto de 2020, en el cuarto trimestre de este año. Eso sí, el experto matiza que, “en términos reales no alcanza el máximo histórico, que se alcanzó en enero de 1980: de hecho, estaría un 34% por debajo de ese nivel y en términos reales, sigue estando un 10% por debajo del máximo de 2020”.
James Luke, gestor de fondos de metales de Schroders, cree que los precios podrían mantenerse altos durante el resto de 2023 y que es muy posible “que el oro alcance nuevos máximos históricos”. Luke justifica su opinión por que los tipos reales bajarán, “lo que debería ser positivo para el oro”, aunque considera que el argumento más potente para que se prolongue la fortaleza del oro reside en la «normalización» general de la política monetaria que a una relación muy específica del precio del oro con los tipos de interés o el dólar estadounidense. Luke entiende por normalización monetaria a “una vuelta a un mundo en el que los ciclos económicos normales sólo estén regulados por la política monetaria, sin necesidad de que los bancos centrales recurran a la relajación cuantitativa o de que los gobiernos empleen una política fiscal agresiva para apoyar el crecimiento”. El experto no ve factible este escenario a medio plazo, pero entiende que el contexto favorece la cotización de los metales preciosos.
Pero hay estrategas que ven motivos para pensar que esta racha podría perder fuerza. Carsten Menke, Head Next Generation Research de Julius Baer, no comparte del todo el relativo optimismo del mercado hacia el oro y la plata. En primer lugar, porque la resistencia de la economía estadounidense no favorece la demanda de activos refugio, como los metales preciosos. Tampoco es un aliciente para este tipo de inversiones el elevado nivel de los tipos de interés en Estados Unidos, según el experto. “Hemos dejado atrás el debate sobre el techo de la deuda, y las turbulencias bancarias se alejan cada vez más de nuestra vista. Aun así, creemos que los precios del oro y la plata siguen reflejando algún tipo de prima de riesgo relacionada con las turbulencias, que esperamos que siga desvaneciéndose”, explica Menke. Aunque Menke espera un debilitamiento del dólar estadounidense en el futuro, “esto no debería ser suficiente para impulsar los precios de nuevo a sus máximos anteriores o incluso más allá”, por lo que espera que los precios de la plata empiezan a parecer caros, “tanto en términos absolutos como en relación con el oro”.