Bolsa Social, nacida en 2015 como la primera plataforma española de inversión participativa autorizada por la CNMV, ha decidido dar un paso adelante en su estrategia de negocio. La compañía seguirá focalizándose en impulsar proyectos de impacto social y ambiental, desde un ecosistema de inversión, creando nuevos instrumentos y oportunidades a disposición de diferentes perfiles de inversores que, además de un retorno económico, buscan generar un impacto positivo en la sociedad y en el planeta.
2024 representa un punto de inflexión en la trayectoria de la compañía, que ya comenzó a finales del pasado año con el nombramiento de Fernando Summers como nuevo CEO y con una ronda de inversión de 700.000 euros para expandirse al mercado portugués e iniciar así su internacionalización. Con la creación de este ecosistema de inversión de impacto, que tiene su reflejo en su nueva web corporativa, Bolsa Social prevé cerrar este ejercicio con un volumen invertido de 8 millones de euros, lo que supone un aumento del 300% respecto a los 2 millones de 2023. De esta forma, el impacto generado en este primer año será equivalente al conseguido en cinco años en la etapa anterior.
“La idea es crecer tanto en número como en el tamaño de las rondas canalizadas a través de nuestro ecosistema de inversión, llegando a importes de entre 1 y 2 millones de euros, tanto para equity como para lending. Esto supone aumentar el capital levantado para la financiación de los proyectos, para lo que dispondremos de distintos instrumentos de inversión. Bolsa Social nació con la misión de democratizar la inversión de impacto, y ahora queremos seguir haciéndolo a través de más canales, y aumentar el conocimiento sobre la inversión de impacto en la sociedad española”, explica Fernando Summers, CEO de Bolsa Social.
Cuatro instrumentos de inversión
En la actualidad, la compañía cuenta con cuatro instrumentos de inversión. Por un lado, la tradicional plataforma de crowdfunding, que permite invertir desde una cantidad mínima de 50 euros. Comenzó orientada a la inversión en capital (equity), pero en 2021 se añadió la alternativa de los préstamos sostenibles (lending) para ayudar a empresas en fase más avanzada que las de equity a seguir impulsando su proyecto. Este instrumento tiene un menor riesgo que la inversión en capital y permite obtener retornos de un hasta un 8%.
La categoría de lending se complementa ahora con un club privado de inversión de deuda de impacto que, con una cantidad mínima de 5.000 euros, permite acceder de forma preferente al flujo de operaciones (dealflow) de Bolsa Social.
La tercera herramienta de su ecosistema es Impact Network, una red privada para inversores más experimentados. Disponen de acceso prioritario a las oportunidades de inversión en capital, acceso a informes y reporte detallado en términos financieros y de impacto de sus participadas, además de una participación activa en la selección de los proyectos a financiar. Estos inversores se involucran en las empresas financiadas, aportando su conocimiento para ayudarlas a crecer y generar mayor impacto. En cada operación en la que deciden invertir, el ticket mínimo ha de ser de 3.000 euros.
Por último, un paso más allá está el Club Impact Angels (CIA), del que forman parte profesionales del mundo del venture capital e inversores que apuestan por la innovación para avanzar hacia una economía más sostenible y más justa. Su misión es universalizar la inversión de impacto entre los business angels, proporcionándoles un dealflow potente y un análisis de proyectos de calidad. Este vehículo está actualmente cerrado (no admite más socios). Para pertenecer al club es necesario realizar una aportación de 25.000 euros.
“Estamos trabajando también para ofrecer a inversores institucionales la posibilidad de canalizar fondos hacia nuestros proyectos de impacto o hacer convocatorias ad hoc para aquellas tipologías de proyectos que más les interesen, algo que no hace ninguna otra plataforma en nuestro país. Ya tenemos acuerdos con algunos partners en este sentido. Contar con distintos actores nos permitirá aumentar el tamaño del ticket medio para ayudar en financiaciones de mayor importe y aportar diferentes ventajas a los proyectos que financiemos: el crowdfunding aporta notoriedad y visibilidad, los business angels, smart money con mecenazgo y consejos de emprendedores de éxito, y las inversiones institucionales, el acceso a un mercado B2B potencial”, explica Fernando Summers.
Y todo esto, sin dejar de lado el crowdfunding pues, fiel a su esencia, Bolsa Social quiere seguir ofreciendo a cualquier persona, sin necesidad de que sea un inversor profesional, la oportunidad de invertir, explicando los riesgos y facilitando la comprensión de las oportunidades, tanto a nivel financiero como de impacto. De hecho, su planteamiento es que en todos los proyectos financiados exista un mínimo de componente de crowdfunding, aunque los miembros de Impact Network o del CIA tengan acceso prioritario a la ronda.
Balance e impacto 2023
Desde su nacimiento en 2015, Bolsa Social ha cerrado 46 rondas de crowdfunding con un capital total invertido de 13,1 millones de euros, con un ticket medio de entre 3.000 y 4.000 euros, y ha construido una comunidad de inversores formada por 11.550 miembros.
En cuanto al impacto social y ambiental generado por los proyectos financiados, las empresas de su cartera han creado más de 150 puestos de trabajo, han evitado el consumo de 81.000 toneladas de agua y las emisiones de 55.000 toneladas de CO2, y han mejorado la vida de más de 140.000 personas a través de acciones de inclusión y cooperación internacional.