La coinversión consiste en ir de la mano de un socio financiero en proyectos de economía real que al inversor puedan aportarle, por un lado, diversificación, descorrelación con el mercado y, por otro, una elevada rentabilidad a largo plazo. Un gran patrimonio puede destinar una parte de su cartera, entre el 5% y el 10%, a este tipo de inversión que abarca desde el sector inmobiliario a las infraestructuras o al capital riesgo internacional.
Es, desde luego, una apuesta a largo plazo que adolece de un inconveniente fundamental: la iliquidez. Por eso, José Cloquell, director de coinversión de Banca March, explica que «a quienes ya desde un principio este tipo de inversiones les genere un estrés, es mejor que no entren». Con todo, desde 2008, más de 520 clientes han invertido en proyectos y más de 160 han repetido en varios proyectos. «Normalmente la coinversión se la proponemos a nuestros clientes históricos y, aunque el horizonte es de media de ocho años, si por el camino hay necesidad de liquidez se trata de buscar a otro inversor que les reemplace», explica Cloquell.
Hasta el momento se han invertido más de 1.200 millones de euros y desinvertido 450 millones con un multiplicador medio de 2,3 veces. «Vemos oportunidad en esta inversión por la prima que genera debido a su iliquidez y su horizonte de medio-largo plazo que alcanza de media los ocho años», afirma Cloquell.
Del sector inmobiliario al capital riesgo
Para Banca March la coinversión es una marca de la casa ya que supone más del 44% de la inversión del Grupo y una forma de «dar acceso a nuestros clientes a productos que de otra forma son muy innacesibles». El proceso consiste en la selección de los proyectos, los gestores y la estrategia. Desde el momento en el que se decide invertir, Banca March puede implicarse en mayor o menor medida en la gestión.
Por ejemplo, el lanzamiento en 2012 de la sociedad March Campus para la adquisición y desarrollo de residencias de estudiantes de calidad en España es un ejemplo de esa mayor implicación. Con más de 9.300 plazas gestionadas en 19 ciudades españolas, la desinversión se produjo a finales de 2017 obteniendo, desde 2012, un TIR del 20% anual.
Pero en la cronología de los proyectos de coinversión de Banca March figura también el capital riesgo con la creación de Artá Capital y sus dos vehículos de inversión, Deyá Capital lanzado en 2008 y Artá II lanzado en 2016. En el primer caso, el objetivo es invertir en compañías de mediana capitalización como socio minoritario o mayoritario, financiando un plan de crecimiento o consolidación. El vehículo entró en ocho compañías de las que cinco ya han sido desinvertidas como Pepe Jens o Flex. Actualmente, se mantiene en el capital de Mecalux e InStore Media. El segundo fondo, Artá II, entra en el capital de Gascan, uno de los líderes de la distribución de gas natural en Portugal y en Alvinesa, empresa española líder a nivel mundial en la gestión de subproductos y residuos derivados de la uva.
Como ejemplos de la inversión en infraestructuras en junio de 2017 financiaron la compra de dos buques de transporte de GNL con los que Gas Natural tiene contratos de alquiler de obligado cumplimiento a largo plazo. Y respecto a la inversión inmobiliaria, su inversión más relevante fue la adquisición en 2017 del 100% del capital de la sociedad Serrano 61 Desarrollo, propietaria del centro comercial ABC Serrano en plena Milla de oro madrileña.
De cara a 2018, siguen analizando oportunidades tanto en el sector inmobiliario como en infraestructuras y deuda privada. «Hemos alcanzado cierto grado de madurez y en un entorno de inversión complejo como el actual cobra interés este tipo de estrategias alternativas», concluyen.