El Mundial de fútbol de Qatar no solo es uno de los eventos deportivos más atractivos del año, también es un claro foco de inversión. Según reconoce Laura Messchendorp, directora de contenidos digitales de Preqin, los inversores de private equity llevan tiempo queriendo ser parte del glamoroso y rentable mundo del fútbol.
Para demostrar este interés, Messchendorp cita un claro ejemplo: “El mes pasado, Qatar Sports Investment, un fondo respaldado por el Estado que posee el club francés París Saint-German, adquirió una participación del 22% en el SC Braga, un equipo portugués”.
En su opinión, pese a tener una amplia cultura de aficionados detrás de los clubes, anteponer el beneficio a los seguidores puede ser arriesgado. “El intento fallido de crear una superliga europea en abril de 2021 fue un ejemplo de las posibles dificultades. El acuerdo de miles de millones de euros, suscrito por JPMorgan Chase, se vino abajo cuando seis clubes ingleses se retiraron tras la reacción de los aficionados y otras partes interesadas”, recuerda Messchendorp haciendo referencia a la última polémica que ha sacudido a este deporte.
Sin embargo, advierte de que los deportes profesionales y electrónicos son un gran atractivo para algunos inversores. “Solo este año se han anunciado o completado 82 operaciones de capital riesgo y 35 compras. Esto incluye una ronda de recaudación de fondos de serie D de 300 millones de dólares para Onefootball GmbH, una plataforma en línea que proporciona actualizaciones y estadísticas”, indica.
Además, según el Annual Review of Football Finance de Deloitte UK, se prevé que las «cinco grandes» ligas de fútbol europeas (Inglaterra, Alemania, España, Italia y Francia) generen unos ingresos totales récord de 18.600 millones de euros en la temporada 2022-23. Con cifras así, los inversores querrán formar parte del deporte rey.