La escasez de agua y los riesgos sociales que esto supone son uno de los principales desafíos a los que se enfrenta el mundo hoy en día. Más de 2.000 millones de personas aún viven en países que sufren un alto estrés hídrico, mientras que 4.000 millones de personas padecen escasez de agua severa al menos durante un mes al año. Así lo refleja el último informe del Credit Suisse Research Institute (CSRI) sobre la escasez de agua y los desafíos clave que esto presenta.
“Está claro que la escasez de agua es y seguirá siendo un importante problema en los próximos años. Los números son claros y es necesario un esfuerzo global concentrado. El estrés hídrico y el cambio climático están intrínsecamente conectados, dada la disrupción en los patrones de lluvia que vemos», subraya Urs Rohner, director del Grupo Credit Suisse y del CSRI. Además, la mala calidad de este recurso empeora la situación, con el 80% de los residuos de agua devueltos al medioambiente sin ser debidamente tratados, mientras 4.500 millones de personas todavía carecen de acceso seguro a servicios gestionados de saneamiento.
Demanda de agua: un desafío secular
Con un volumen total de consumo de agua que se espera alcance crecimiento estructural en los próximos años, el estudio señala tres factores que impulsarán la demanda de agua:
- Crecimiento de población: se espera que, para 2050, la población global alcance los 10 millones de personas. Mientras, los datos del CSRI apuntan a un consumo de agua de 5,3 billones de metros cúbicos para el mismo año, frente a los 3,7 billones actuales.
- Urbanización: la tendencia a largo plazo de un mundo más urbano mejorará, probablemente, la calidad de las estructuras acuíferas. Además, los datos del informe señalan que, de toda el agua suministrada en áreas urbanas cada año, la mayoría se usa en el hogar. Así, el uso de agua residencial asciende a un 64% del total urbana.
- El impacto del crecimiento de la clase media emergente: la generación de riqueza en economías emergentes podría llevar a un mayor consumo de alimentos per cápita, seguido de un mayor gasto en alimentos propiciado por más ingresos, así como el aumento del consumo de productos no alimenticios cuya producción usa intensivamente agua.
Suministro de agua: un problema estático
El suministro de agua, producido mediante fuentes de agua dulce renovables internas y excluyendo las externas es, normalmente, muy estático. La consideración de que la escasez de agua es un problema local, desligado del cambio climático es parte del porqué no ha recibido la atención desde de la comunidad global, según el CSRI. Si bien es cierto que la escasez de agua difiere en función del país, un enfoque global es necesario.
“La escasez de agua es un área clave en la que centrarnos como parte de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU (ODS) y abordar las consecuencias de este problema es clave en seis de estos objetivos. Los beneficios económicos y sociales están claros, pero alcanzar los objetivos de los ODS viene con un precio. Tanto el sector privado como el público jugarán un papel fundamental a en el desarrollo de la infraestructura y nuevas tecnologías necesarias”, remarca Eugène Klerk, director de Investigación temática y ESG Global en Credit Suisse.
Dada la naturaleza regional de este problema, no es sorprendente encontrar diferentes países que se enfrentan a altos niveles de estrés en toda la zona norte del Ecuador, ya que las fuentes renovables son limitadas en estas áreas debido a la geografía y el cambio climático. Principalmente el Norte de África y los países de Oriente Medio, junto con algunas naciones asiáticas como La India se enfrentan a grandes niveles de estrés hídrico.
Cambio climático y estrés hídrico
Puesto que la disrupción en los patrones de lluvia es un efecto directo e indiscutible del cambio climático, no se puede negar que el estrés hídrico y el cambio climático están intrínsecamente ligados. Las implicaciones son dobles. Por un lado, se produce un cambio inmediato: aumento de las sequías, inundaciones y temperaturas. Por otro, tiene lugar un efecto más permanente y sistémico que aumenta el volumen de vapor de agua en la atmósfera lo que provoca fuertes aguaceros y, como consecuencia, la erosión del suelo.
Esto produce un impacto en los mercados emergentes y en aquellos países de la OECD de bajos ingresos ya que, al verse más expuestos a estos eventos climáticos extremos, los sufren de forma desproporcionada.
Es importante señalar que la viabilidad actual del agua se ve afectada por estos fenómenos, ambos previstos a aumentar en el futuro. El aumento en las inundaciones pondrá en peligro a 1.600 millones de personas en 2050. No obstante, comparado con los impactos esporádicos de las inundaciones, los aguaceros son, según el informe, un problema crónico, a largo plazo y, probablemente ,el resultado más pernicioso del cambio climático.
Escasez de agua y tensiones geopolíticas
A medida que el agua escasee y su demanda aumente, cómo se repartan los recursos hídricos entre los países será un tema más controvertido. Mientras que hasta ahora muy pocos conflictos han surgido por disputas sobre el agua, debido al desequilibrio entre la oferta y la demanda de este recurso, las tensiones entre países y dentro de los mismo por la seguridad del agua aumentarán.
Requisitos de inversión y desafíos
«El agua enfrenta un desajuste entre los enormes requisitos de inversión en infraestructura y los costos de capital que implica, debido a que la habilidad para fijar el precio del agua esté tan regulada y restringida», destacan desde el CSRI. En 2030, las estimaciones sobre la inversión requerida para infraestructuras de saneamiento de agua globales varían enormemente desde los 7,5 billones de dólares (McKinsey 2016) hasta los 23,1 billones de dólares (New Climate Economy Report, 2014). De acuerdo con el OECD, el requerimiento de inversión acumulada para 2030 ascenderá a los 13,6 billones de dólares.