Frente al contexto de bajos tipos de interés, los inversores se han fijado en el segmento de private equity como alternativa. Según un informe elaborado por Bain&Co sobre este sector, a nivel mundial, los fondos de private equity han superado anualmente las contribuciones desde 2011.
A pesar del buen comportamiento que han tenido este tipo de inversión, desde MJ Hudson advierten de que parte de la industria está preocupada y debate si el private equity ha llegado a su pico en este ciclo. Este tipo de inversión ha pasado de un entorno de décadas de política monetaria flexible y tasas bajas, a un marco de normalización que aún no está claro cómo será o qué impacto tendrá.
Por ahora cuenta con bastante popularidad entre los inversores. Según una encuesta de Preqin, el 63% de los inversores dijeron que tenían una percepción positiva del private equity y el 53% planeó aumentar su asignación a largo plazo en esta clase de activos.
Según MJ Hudson, este interés creciente ha provocado una intensa competencia en las transacciones y ha impulsado al alza los precios de venta de manera constante. Bain informa que los múltiplos del precio de adquisición de LBO (compras apalancadas) alcanzaron un récord de ebitda promedio de 11.2x en 2017. “Este es un buen momento para vender activos, pero es difícil encontrar gangas”, señalan desde MJ Hudson.
Ahora bien, señalan que este no es un problema inminente ya que el horizonte de inversión en private equity es a largo plazo y el impacto de la salida de los inversores que han entrado durante este periodo aún está por ver.
Concentración de la industria
La industria está cada vez más dominada por un círculo de élite de grandes gestoras. De los 453.000 millones de dólares recaudados por fondos de private equity en 2017, el 42% correspondió a los 20 fondos más grandes que se cerraron en ese año. El número total de fondos cerrados en 2017 cayó un poco en comparación con 2016, incluso aumentó el número de megafondos.
“Vemos esto reflejado en el tamaño promedio de un fondo de capital privado, que creció de 384 millones en 2016 a 535 millones en 2017”, puntualizan desde la firma. Según su opinión, la concentración de efectivo en el segmento de private equity ha sucedido, en parte, debido a que muchos inversores institucionales, en los últimos años, se están preparando activamente para reducir y profundizar sus relaciones con sus proveedores de soluciones de inversión.
“Se cree que la concentración de inversión en los mayores fondos está contribuyendo a una brecha de financiamiento para las pequeñas y medias empresas, un objetivo tradicional para la inversión de private equity. Pero, al mismo tiempo, abre oportunidades de trato marginal para gestoras de pequeña capitalización o especialistas que sí tienen una recaudación de fondos exitosa. Pese a la concentración de jugadores en este segmento de inversión y el cambio de entorno, el apetito de los inversores por esta clase de activos sigue siendo fuerte”, concluyen desde MJ Hudson.