La inversión en infraestructuras no cotizadas ha ganado popularidad entre los inversores. ¿El motivo? Según explicaron los expertos de Mercer durante una sesión virtual titulada Inversión en infraestructura no cotizada: características, proceso y vehículos, es una clase de activo que ofrece baja volatilidad y correlación.
Además, desde Mercer consideran que la búsqueda de rendimientos atractivos ha sido otro de los motivos que ha llevado a los inversores a fijarse en las infraestructuras no cotizadas, ya que los activos más tradicionales, como pueden ser los bonos gubernamentales, ofrecen rentabilidades muy bajas abocando al inversor a tomar más riesgo.
En opinión de los expertos de Mercer, ese riesgo debe estar debidamente remunerado y tener la menor correlación posible con el resto de la cartera. Dos características muy presentes en los mercados no cotizados, según su opinión. “Dentro de los mercados no cotizados hay una variedad de activos, entre ellos las infraestructuras, que o bien se financian a través de capital íntegramente privado o a través de colaboraciones público/privadas. Todos estos activos aportan predictibilidad, altas barreras de entrada, una demanda poco influenciada por el precio, baja volatilidad, baja correlación con otros activos y una protección parcial frente a la inflación”, explican desde la firma.
Según la valoración que hacen de esta clase de activos destacan que las infraestructuras están expuestas a una serie de “mega tendencias” que están impulsando su crecimiento: el paso de las políticas monetarias a políticas fiscales que impulsan la inversión privada; el crecimiento demográfico de la población que obliga a incrementar los niveles de urbanización; el impulso de las telecomunicaciones y la digitalización creciente que ha detonado la irrupción del COVId-19; y, las crecientes exigencias de sostenibilidad global que impulsan a los gobiernos al desarrollo energético renovable, entre otros. Según sostienen, todos estos factores están provocando que repunte la demanda de inversión en infraestructuras. De 2017 a 2035 será necesaria una inversión de 3,7 billones de dólares anuales, según diversas fuentes.
En este sentido, argumenta que para un fondo de pensiones, los activos no cotizados representan una buena oportunidad para diversificar la cartera, ofrecen una relación rentabilidad riesgo muy superior a la de otros activos y unas primas de liquidez muy atractivas para compensar el largo plazo de la inversión. De hecho, según el estudio de Mercer European Asset Allocation 2020, el 10% de los fondos de pensiones europeos ya incorpora inversión en infraestructuras con una exposición del 3%. Por lo que considera que existe una demanda de capital no cubierta, por lo que la inversión ofrecerá una prima de rentabilidad para atraer inversores. Esta situación está propiciando un crecimiento gradual y constante del número de fondos de inversión, un mayor levantamiento de capital y un incremento de operaciones.
“Las empresas que tienen un modelo de ingresos más expuestas al ciclo económico están siendo las más afectadas por el coronavirus. Sin embargo, esperamos que esta volatilidad afecte sólo a corto plazo. Además, esperamos que algunas perturbaciones del mercado resulten en oportunidades de inversión potencialmente atractivas en el futuro”, argumenta Benjamin Baumann, director de inversiones de mercados no cotizados en Mercer.
Hasta ahora, las carteras de inversores institucionales internacionales están expuestas a mercados no cotizados principalmente a través de capital privado e inmobiliario, con un 11% y un 9% de inversión media. No obstante, la demanda de activos de infraestructuras está creciendo progresivamente y ya alcanza el 4,5%. A consecuencia de la pandemia, ciertos segmentos como transporte, hostelería y turismo se han visto perjudicados, afectando negativamente a las infraestructuras que lo rodean.
Por otro lado, se han visto beneficiadas las empresas del sector tecnológico, por lo que las infraestructuras de telecomunicaciones han experimentado un crecimiento exponencial. Para lograr una asignación estable a infraestructuras es indispensable comprometerse de forma regular y revisar periódicamente la planificación, según destaca Milagros Méndez, directora en Mercer Investments. Para ello, Mercer Investments, pone a disposición de sus clientes cada 18 o 24 meses un único vehículo de inversión.
“Tal y como anunciamos en nuestro último estudio, Europe Asset Allocation Survey 2020, la sostenibilidad es un foco relevante en nuestras carteras, por ello aplicamos un filtro ASG a todos nuestros productos. Además, gracias a Mercer PIP VI (Private Investment Partners), los clientes de la firma pueden obtener acceso exclusivo a activos estratégicos en infraestructura de difícil acceso y con descuentos gracias al volumen de inversiones manejado por la consultora fruto de su trayectoria en este tipo de gestión desde el año 2005”, explican desde Mercer Investments.
Además, añaden que se trata de un vehículo de inversión conservador con altas rentabilidades y riesgo moderado. “Así, las infraestructuras nos ofrecen múltiples ventajas como una mayor rentabilidad que la deuda gubernamental, por encima de la que podamos obtener mediante la renta variable y superior a la obtenida mediante fondos líquidos en infraestructura. En términos de riesgo, estos activos muestran un mejor comportamiento frente a caídas de los mercados como la ocurrida en 2008, en la que la renta variable cayó más del doble de lo que lo hicieron las infraestructuras no cotizadas”, concluyen.