Después de más de dos décadas de fiebre constructora sin igual en las principales ciudades chinas, las cosas están cambiando. Cada vez son más los promotores e inversores del país asiático que buscan nuevos parajes en los que construir y son muchas las miradas que se están posando sobre Nueva York.
El año pasado y según Business Insider, los inversores chinos inyectaron más de 3.000 millones de dólares al mercado de real estate neoyorquino, superando en casi un 43% la cifra de 2013, en lo que parece una tendencia. La desaceleración de la economía china parece apremiar a los inversores chinos a lanzarse a la búsqueda de buenas operaciones en Nueva York. Y no se trata sólo de particulares en busca de apartamentos en grandes bloques (condominios), sino que los operadores institucionales, inversores y promotores -que ya se hicieron con algunos de los edificios más representativos de la ciudad en los dos últimos años- están acelerando el ritmo de sus adquisiciones y empezando a promover condominios, mientras buscan solares edificables.
Algunas de las grandes operaciones llevadas a cabo por inversores chinos en los últimos años son:
- La adquisición del Waldorf Astoria por la cifra récord de 1.950 millones de dólares que pagó la aseguradora Anbang;
- La compra del hotel Baccarat, de 114 habitaciones, por 230 millones de dólares por parte de la también aseguradora china Sunshine Insurance Group;
- Bank of China acordó comprar 7 Bryant Park por 600 millones;
- One Chase Manhattan Plaza, ahora conocido como 28 Liberty, hizo que Fosun International desembolsara 725 millones, en diciembre de 2013;
- Greenland Holdings pagó 547 millones en octubre de 2013 por el 70% de una promoción en Brooklin (Forest City Ratner’s Atlantic Yards), rebautizada como Pacific Park.
- Soho China se gastó 1.900 millones, incluyendo los 700 millones que destinó a hacerse con una parte del edificio de GM y los 600 dedicados a otra participación en Park Avenue Plaza.
Éstas son sólo algunas de las adquisiciones realizadas por inversores chinos en Nueva York, pero hay muchos más esperando su oportunidad. En 2014 los inversores chinos ya invirtieron más que los rusos en activos de real estate en esta ciudad y sólo por detrás de los canadienses, que invirtieron 3.400 millones.
La explicación hay que buscarla en la coincidencia de la rápida apreciación del renmimbi, la ralentización de su economía, los altos precios de las propiedades en China, las limitaciones legales para la adquisición de propiedades, el hecho de que la creciente clase media china esté dejando en manos de inversores institucionales -como pudieran ser compañías de seguros- la gestión e inversión de su recién adquirido patrimonio y los cambios regulatorios que facilitan la inversión en el extranjero. Razones hay muchas y su apetito es enorme.