Los private asset managers recaudaron más de 750.000 millones (US$750 bn) de dólares a nivel mundial en 2017, un récord y una extensión del ciclo que comenzó hace 8 años.Dada su larga duración y las rentabilidades que han excedido la renta fija, los Limited Partners (LPs) consideran que el sector inmobiliario es particularmente atractivo para sus necesidades.
Esta es una de las principales conclusiones del informe anual de McKinsey & Company que revisa el estado de estos mercados y que lleva por título ‘The rise and rise of private markets’.
“Con la entrada de capital en el private equity, no es sorprendente que el real estate haya crecido, a pesar de la captación de fondos closed-end (que utilizamos a lo largo de este informe para dar coherencia en todas las clases de activos) revela retrocesos en 2016 y 2017. Dado el papel que el inmobiliario puede desempeñar en la cartera, el capital se ha movido de los fondos closed-end haciaotras estructuras”, dice el estudio de McKinsey.
El informe pone de relieve que la gran historia en el real estate es un cambio en el riesgo. Aunque históricamente los inversores han visto al inmobiliario como una fuente de alfa, cada vez más lo ven como una fuente de ingresos, y han ajustado sus carteras en consecuencia. Muchos están cambiando hacia propiedades core, que crecieron un 10% anual entre 2012 y 2016, un ratio mucho mayor que el que arrojaron otras estrategias.
Un segundo tema importante es la creciente importancia de la liquidez y la colocación discrecional. Dentro del core de real estate, por ejemplo, hasta el 90 por ciento del AUM se mantiene ahora en cuentas administradas por separado (SMA) y en fondos open-end.
Estos vehículos, que proporcionan más liquidez y más opciones, explica la consultora internacional en su informe, han impulsado el crecimiento más rápido de las estrategias de real estate tradicionales. Los fondos de deuda y los REIT, ya sean gestionados de forma activa o pasiva, también han crecido, a expensas de los tradicionales fondos closed-end.