El 89% de los inversores asegura tener un interés alto o muy alto por invertir en el mercado inmobiliario español, según se extrae de la segunda edición de la encuesta realizada por la firma de servicios profesionales inmobiliarios JLL junto al IESE, tras entrevistar a más de 100 inversores inmobiliarios de referencia, tanto nacionales como internacionales, entre noviembre de 2015 y febrero de 2016.
En este sentido, más de la mitad de los encuestados (53,5%) asegura que sus planes para España pasan por llevar a cabo inversiones de hasta 100 millones de euros, frente a un 46,6% que buscan inversiones superiores a los 100 millones de euros.
En cuanto al tipo de activos, el 53% de los inversores escoge las oficinas de Madrid y Barcelona como el producto más deseado, seguido por los activos logísticos, que despiertan el interés del 46% de los participantes y los centros comerciales, que se sitúan en tercera posición (44%), si bien se trata de un tipo de activos no aptos para todos los perfiles de inversores debido a la intensa gestión que requieren, según precisa el informe. Por detrás de este top 3, un 41% de los inversores escoge los locales comerciales y los hoteles como productos más interesantes. Es destacable que un 38% asegura tener previsto invertir en activos residenciales y un 31% en suelo, lo que convierte otra vez los desarrollos y la compra de suelos finalistas como uno de los objetivos apetecibles para los inversores.
Cabe destacar también el papel que juega la rehabilitación, reformas y reposicionamientos entre los planes a corto y medio plazo de los inversores. El 79% de los encuestados asegura que va a llevar a cabo algún tipo de obra para revalorizar sus inmuebles, ya que la mayor parte considera que una parte muy pequeña de su cartera podría considerarse de Grado A.
Este 79% se divide entre los que tienen previsto hacer una rehabilitación integral de aquello activos que no sean Grado A para mantenerlos en su cartera (43%) y los que lo hacen con el objetivo de vender después (36%). Entre los motivos de este interés, los inversores apuntan a que los activos, a igualdad de ubicación, sufren un castigo en las rentas frente a inmuebles de mayor calidad.
Principales retos a corto plazo
Los inversores señalan como principales condicionantes a su inversión la incertidumbre política, la fuerte competencia, la escasez de producto y los elevados precios que derivan de esta situación, y piden un marco regulatorio claro, transparencia en los procesos y reglas fáciles de entender con el fin de agilizar las gestiones.
Compra directa de activos y rentabilidades entre el 5% y el 7%
La mayoría de los inversores se decanta por la compra directa de activos (41% de los encuestados), bien en rentabilidad o para promover, frente a la inversión indirecta (14%), y dos de cada tres inversores considera un plazo de inversión de 7 años.
La operación típica de inversión más apetecible, es de un volumen de entre 30 y 100 millones de euros. La compra simultánea con financiación es cada vez más frecuente.
Es destacable que el 26% de los inversores en producto core aceptaría rentabilidades inferiores de entre un 3% y un 5%.
Nivel de riesgo y desinversión
En cuanto al nivel de riesgo, un 54% de los inversores asegura buscar activos a los que poder añadir valor, optando por activos con desocupación o para reestructurar, frente a un 33%, con perfil core, que busca un producto sin riesgo de construcción ni de alquiler. Asimismo, comienza a verse apetito inversor por el desarrollo de promoción inmobiliaria, tanto a nivel residencial como terciario.
Por otro lado, el informe señala que a corto plazo no hay una voluntad claramente desinversora, sino que la mayoría está buscando aprovechar la subida de las rentas prevista antes de vender, lo que no se estima que ocurra antes de unos 18 meses hacia delante; y aquellos que contemplan desinvertir lo harían preferiblemente en centros comerciales y residencial, un 15% y un 14% de ellos, respectivamente.