En opinión de Tomás Cortés, CEO de BUËCOR, plataforma de financiación participativa que opera en España y Portugal, especializada en crowdlending, la deuda privada tiene un gran potencial para alcanzar rentabilidades atractivas en la economía real. Ahora que este tipo de inversión alternativa se ha democratizado, “los inversores más retail la conciben como una opción de rendimientos estables y diversificación para su cartera”, apunta.
Según argumenta Cortés, “economía real significa el desarrollo de proyectos que se pueden “tocar”: en la agricultura, la construcción, la atención a mayores, la logística, el transporte… La deuda privada en forma de préstamos directos, hace posibles estos proyectos porque, no solamente aporta liquidez al promotor, y cupones periódicos y devolución del capital a vencimiento al inversor, sino que también facilita canalizar el ahorro de los inversores hacia las inversiones productivas”.
En opinión del CEO de esta plataforma, la cantidad de empresas que prefieren financiarse en los mercados privados y no en los cotizados ha aumentado de forma exponencial desde la crisis financiera. “La deuda privada ha crecido mucho desde entonces gracias a sus indudables ventajas. Dentro de esta clase de activo, los préstamos directos representan una solución idónea para canalizar el ahorro hacia la inversión productiva”, señala.
Según su visión, nos encontramos en un momento dulce para la financiación alternativa de proyectos sostenibles en la economía real. Uno de los activos que mejor ha aprovechado el proceso de desintermediación bancaria tras la crisis financiera en 2008, ha sido la deuda privada. El vacío de liquidez provocado por los bancos llevó a las empresas a acudir a los mercados privados como alternativa a un grifo que estaba cerrado. Una tendencia fue que in crescendo, hasta alcanzar 1,5 billones de dólares en volumen gestionado en 2022, y con perspectivas de llegar a 2,3 billones en el corto plazo, según el proveedor de datos de inversión alternativa Preqin.
“Pensemos que en el mundo hay 210 millones de empresas que no se financian en mercados cotizados, lo que da una idea del potencial para mercados alternativos. Y que, el 30% de las empresas ha dejado de cotizar en bolsa en los últimos 40 años, como se afirma en un informe del gigante del capital riesgo KKR”, indica.
Según KKR, el 50% de la riqueza global se encuentra en manos de inversores particulares, pero sólo el 16% de los activos alternativos está en manos de dichos inversores. Y la superación de barreras estructurales, especialmente las regulatorias, convierte a un activo que estaba reservado a los grandes patrimonios en una oportunidad para inversores minoristas. Si esta tendencia se va confirmando, la cuota actual del 3% de los mercados privados sobre el total de los globales, podría llegar al 10% en el medio plazo, siempre según KKR.
Financiación alternativa e inversor particular
Para Cortés, este factor podría provocar el ensanchamiento de la base de inversores es decir, la “democratización” de la inversión en mercados privados. De hecho, sostiene que la deuda privada será probablemente un activo que atraiga gran parte del “dry powder”, los enormes flujos de liquidez en tesorería, inversiones financieras, etc, que están disponibles y buscando oportunidades de inversión en todos los mercados.
Grandes gestoras internacionales de fondos como Blackrock, la mayor gestora global, afirman que los cambios en la economía y los mercados financieros, favorecen las expectativas de la deuda privada en 2024, un año con incertidumbres en la economía que harán más complicada la financiación tradicional. Por ejemplo, según Schroders, el encarecimiento de la financiación bancaria pondrá de manifiesto las ventajas de la deuda privada, por su mayor flexibilidad y rapidez. Y “las ingentes inversiones requeridas para la descarbonización que los gobiernos no pueden asumir, y que obligará a buscar otras vías de financiación alternativa”, impulsará la inversión en proyectos sostenibles de la economía real.