La responsable de descubrir lo que el C02 podría provocar en la tierra, el calentamiento global, fue Eunice Foote, una científica estadounidense que gracias a sus experimentos realizados en 1856 pudo llegar a esta conclusión. Sin embargo, era un mal momento para que una mujer científica hiciese un descubrimiento y no fue hasta hace 10 años, en 2010, cuando se recuperó el trabajo de la investigadora y se reconoció su protagonismo en este campo. Hace 132 años, un 30 de septiembre de 1888, Eunice Foote falleció prácticamente en el anonimato.
Para llegar a estas conclusiones tan reveladoras, la científica de educación progresista realizó los experimentos en un laboratorio casero. Usando cuatro termómetros, dos cilindros de vidrio y una bomba de vacío para aislar los gases atmosféricos y exponerlos a los rayos del sol. Esto le permitió observar cómo el C02 y el vapor de agua absorbían calor suficiente como para afectar al clima.
La ciencia, un mundo de hombres
Foote plasmó sus hallazgos en un informe titulado “Circunstancias que afectan el impacto de los rayos del sol”, dicho documento se presentó en una conferencia realizada en Nueva York, en la Academia Americana de Ciencias y Artes, en la que se reunían científicos para poner en común sus avances y descubrimientos, sin embargo, debido a que las mujeres no eran aceptadas en la comunidad científica, fue un colega de la investigadora quien lo presentó, Jospeh Henry.
Henry inició la presentación con un discurso en el que incluyó las siguientes palabras: “La ciencia no pertenece a ningún país ni sexo. La esfera de la mujer abarca no solo lo bello y lo útil, sino lo verdadero”. Aunque llegó a presentarse, no se incluyó en las actas y, a pesar de su relevancia, quedó olvidado. Tres años después, en 1859, el físico irlandés John Tyndall, probablemente desconociendo el trabajo de la científica americana, descubrió qué moléculas de gases como el dióxido de carbono, el metano y el vapor de agua (gases de efecto invernadero) bloquean la radiación infrarroja, un hallazgo que le permitió quedarse con el título del descubridor del cambio climático. Como consecuencia, fue el físico el que se llevó el mérito y la fama de descubrir el efecto invernadero olvidando la contribución de Foote.
Feminista pionera
Además de su trabajo científico, Foote dedicó gran parte de su vida a reivindicar los derechos de las mujeres. Fue una de las fundadoras de la Seneca Falls Convention, el primer congreso en el que se debatió, en 1848, sobre los derechos de la mujer. Allí se presentó un documento que exigía la igualdad con los hombres en el estatus social y los derechos legales, incluido el derecho a voto.