Ahora es el momento de que las comisiones de control revisen sus carteras de inversión, para comenzar a construir carteras más robustas que incorporen activos de renta fija de crecimiento, investment grade y high yield. Ésta ha sido una de las conclusiones del desayuno de trabajo virtual ¿Cómo liderar el mercado financiero en tiempos de COVID-19?, donde los expertos de Mercer Investments compartieron su visión del estado actual de los mercados.
“La ventana de oportunidad puede ser breve por lo que el segundo trimestre se presenta como el momento más adecuado para adoptar una decisión e implementar los reajustes que permitan capturar los rendimientos”, aseguran desde la entidad. El evento reunió a algunos de los principales fondos de pensiones de empleo para compartir su visión de en la gestión de la creciente complejidad y volatilidad que está provocando esta crisis sanitaria.
Los mercados financieros están experimentando correcciones importantes y las medidas de mitigación de bancos centrales y gobiernos no consiguen estabilizarlos. En este contexto, desde Mercer apuntan a la necesidad de diseñar una cartera bien diversificada que incluya activos refugio y sobrepondere activos de mayor riesgo, a través de la renta fija en lugar de la renta variable, para poder aprovechar la ventana de oportunidad ahora que ofrecen unos tipos de interés más atractivos.
En su revisión anual a finales del año pasado, Mercer Investments advertía de la necesidad de adoptar un planteamiento defensivo para un entorno de fin de ciclo. Ahora los especialistas ven una oportunidad para aumentar, con precaución, las asignaciones a algunos activos de mayor riesgo. “La actual relación entre riesgo y rentabilidad en la renta fija de crédito, tanto investment grade como high yield, es mejor que en la renta variable”, apuntan los expertos. En consecuencia, desde Mercer recomiendan un reajuste de cartera con sobreponderación de estos activos. Esto se debe a que los diferenciales de crédito de grado de inversión se han ampliado desde los 90 puntos básicos a principios de año hasta los 330 puntos básicos; lo mismo ha sucedido con los diferenciales de global high yield que han subido de 400 a más de 1.000 puntos básicos.
“Si bien existe el riesgo de una mayor volatilidad y posibles nuevas caídas en el corto plazo, creemos que, en ese horizonte temporal, presentan una oportunidad para asegurar rendimientos atractivos”, argumenta Xavier Bellavista, director en Mercer Investments.
El principal riesgo de los activos investment grade y high yield es la probabilidad de quiebra de las empresas. Sin duda, los expertos de Mercer advierten de que se producirán impagos que pueden alcanzar niveles máximos como en 2008 y 2009. Además, cabe tener en cuenta que actualmente el 50% del mercado de renta fija de crédito tiene la mínima calificación de riesgo, BBB, cuando en la crisis de 2008 esté porcentaje era del 26%. Sin embargo, las medidas adoptadas por los bancos centrales y los gobiernos dotarán de mayor liquidez a las empresas, lo que servirá de soporte a este tipo de activo.
Activos defensivos
No obstante, desde Mercer recuerdan que sobreponderar estos activos de renta fija «de crecimiento» no implica renunciar a mantener activos de defensivos. Para poder atajar la inminente recesión, es necesario echar la mirada atrás para entender el comportamiento de los activos defensivos en situaciones similares como la crisis financiera de 2008 o la burbuja tecnológica del 2000.
Durante estos períodos, los activos de renta fija, como los bonos de deuda EE.UU. y bonos de deuda alemana, materias primas como el oro y las divisas del dólar y el yen, sirvieron amortiguar las caídas en bolsa y evitar mayores pérdidas. A pesar de sus costes implícitos (carry negativo), Mercer recomienda incorporarlos a las carteras de inversión en una proporción adecuada a los costes que las gestoras estén dispuestas a asumir según sus expectativas de mercado.
“Los activos refugio no son una alternativa a los derivados de cobertura, sino que ambos deben estar presentes en una cartera de inversión bien diversificada para poder hacer frente a la volatilidad que genere esta crisis sanitaria en los mercados”, afirma Jorge Bernaldo de Quirós, director de inversiones en Mercados Cotizados.
Atractivo a largo plazo
Mientras las caídas de la renta variable ya alcanzan en Europa un 30% de media, los activos de riesgo de renta fija se presentan con mayor atractivo a largo plazo. Según un estudio de Oliver Wyman, aquellas empresas que intentaron transformar sus negocios de una forma más agresiva durante la recesión del 2007 a 2009 consiguieron un crecimiento de sus ganancias del 4%, mayor que el de otras empresas que adoptaron un enfoque más pasivo.
“Los tipos de interés de la zona euro son la gran incógnita en esta crisis. A día de hoy, construyendo una cartera diversificada de renta fija defensiva y activos de crédito se puede mejorar la rentabilidad esperada a medio plazo de las carteras, sin incrementar el nivel de riesgo”, concluye Aleix Olegario, director en Mercer Investments.
Por este motivo, desde Mercer recomiendan adoptar una visión largoplacista y un plan de contingencia que permita rebalancear los factores para aumentar la prima de crédito y disminuir la prima de plazo.