A fines de agosto, el gobierno chileno dio a conocer una serie de indicaciones para impulsar el proyecto de reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales, que actualmente se encuentra en el en su segundo trámite legislativo en el Senado y al cual se le dio suma urgencia. En este contexto, la consultora KPMG delineó los desafíos operacionales que la medida generará en el mundo empresarial.
La iniciativa contempla una disminución gradual, de aquí a cinco años, de 45 a 40 horas laborales para todo tipo de empresas, incluyendo a las pequeñas y medianas empresas.
Si bien el proyecto ha sido bien recibido a nivel transversal por diversos actores, destacando el impacto que implicaría a nivel de productividad y su alineamiento con estándares internacionales, aún existen algunas dudas entre los parlamentarios sobre cómo las organizaciones podrán implementar la medida sin desequilibrar sus operaciones, según indicó la compañía internacional a través de un comunicado.
Según explica María Cristina Fernández, Managing Director del área legal de KPMG en Chile, será fundamental la implementación gradual, especialmente en el escenario económico tanto a nivel local como global.
“A nuestro juicio la disminución gradual de la jornada iría en línea con mantener o eventualmente mejorar la productividad”, sugiere Fernández. Sin embargo, sostiene que “probablemente se vean impactadas todas aquellas industrias que requieren continuidad operacional, como las de producción, por ejemplo, ya que muchas de ellas funcionan con turnos de ocho horas por trabajador para cubrir las 24”.
Una de las formas a través de las cuales se podría solucionar esta disyuntiva, indica la abogada en la nota de prensa, es mediante la aplicación de sistemas de turnos y de jornadas excepcionales, a modo de compensar las necesidades productivas de la organización con el debido descanso de los colaboradores.
En esta línea, el proyecto plantea el derecho a horario de ingreso y salida diferido para madres y padres trabajadores y personas que tengan el cuidado personal de menores de hasta 12 años. Al mismo tiempo, en materia de jornada extraordinaria, se permite a los padres y madres compensar horas trabajadas en exceso, recargadas en un 50% del tiempo, por hasta cinco días de feriado adicional.
“A nuestro entender, estas medidas deberían ir acompañadas de flexibilidad. Tomando el ejemplo de otros países, podrían establecerse mínimos y máximos dentro de los cuales operar, incorporando, por ejemplo, una bolsa de horas extras para ciertos periodos de mayor actividad”, sugiere.
Otro de los ejes del proyecto propone un reconocimiento a las pymes que reduzcan de forma anticipada sus jornadas de trabajo, traducido en un puntaje adicional para la postulación a instrumentos y programas ofrecidos por las agencias estatales Corfo, Sercotec y Sence. “Esta medida exigiría a la pyme ser más eficiente y por tanto más productiva. En esta materia igualmente será relevante considerar el impacto o cambio en el liderazgo de la empresa, ya que se requerirá la adaptación del equipo”, advierte.