Según el estudio RepCore Banca 2024, realizado por Reputation Lab, el 53% de los españoles está de acuerdo con que el Gobierno imponga impuestos adicionales a la actividad de los bancos para gravar sus beneficios, frente a un 14% que no lo está. Asimismo, un 65% apoya que el Parlamento introduzca nuevas regulaciones a la actividad de los bancos para proteger a los consumidores, frente a solo un 7% en desacuerdo.
Estos nuevos datos se alinean con la principal conclusión del informe que sitúa a la banca española con el indicador de reputación más bajo de los 15 países iberoamericanos analizados por la consultora Reputation Lab. En concreto, las entidades españolas quedan 9 puntos por debajo de la media, obteniendo sus peores valoraciones en algunas variables de gran importancia para los consumidores como “acceso al crédito”, “cuidado al cliente”, “educación financiera”, “apoyo al emprendimiento”, “transparencia”, “comportamiento ético” o “cuidado del medioambiente”.
El indicador de reputación medio del sector bancario iberoamericano se queda en un aprobado raso, se sitúa en 46,1 puntos, que en la escala normativa de RepCore (entre 0 y 100) lo que corresponde a un nivel moderado, pero en su rango bajo. Los resultados desprenden que es en los países con niveles más bajos de bancarización donde el sector consigue su índice de reputación medio más elevado, es el caso por ejemplo de Honduras, que, con una media de 56,3 puntos, es el único país cuyo sector bancario tiene una reputación considerada como “fuerte”.
Para Fernando Prado, socio de Reputation Lab: “Lo que vemos claramente en el estudio RepCore® Banca 2024 es la fuerte correlación que existe entre la reputación de los bancos y las actitudes de apoyo rechazo de los consumidores. Una reputación débil del sector bancario posiciona a una gran mayoría de los entrevistados a favor de una mayor regulación sobre los bancos para proteger a los consumidores o la introducción de impuestos especiales para las entidades de crédito”.
Según los entrevistados, el principal rol de la banca en la sociedad es el de ofrecer financiación a las personas y organizaciones, apoyar el emprendimiento y ayudar a las familias y a los jóvenes en sus proyectos de vida. Asimismo, también destaca, junto al mencionado impacto social positivo, su contribución a la educación financiera. Por último, se reconoce su importancia para el engranaje económico del país y su posición como pilar necesario para sustentar el desarrollo y el crecimiento. Sin embargo, la valoración de los consumidores sobre el grado de cumplimiento de este rol es, en términos generales, baja, aunque con importantes diferencias entre países. En aquellos países donde la percepción de este cumplimiento es mayor, el sector goza de una reputación más fuerte.