El mercado financiero estadounidense se ve vulnerable frente la reducción de activos en balance comenzada por la Reserva Federal, que debería tener un efecto equivalente a una retirada del estímulo monetario. En Lyxor Asset Management (Lyxor AM) han evaluado cómo ha sido el suministro de liquidez realizado hasta ahora y la magnitud de su retirada para tratar de estimar cuál puede ser la reacción de los activos estadounidenses.
Hasta 2018, la liquidez del mercado podía estimarse a través de los grandes agregados económicos, pero según la opinión de Lyxor AM, desde el comienzo de la crisis es más apropiado utilizar la base monetaria o la posición en bonos del Tesoro de la Fed.
Cuando se compara el crecimiento de liquidez combinado con el crecimiento nominal del PIB, se puede derivar un estimado del exceso de liquidez, un probable impulsor de la inflación en los precios de los activos. La influencia de este exceso de liquidez, igual de significativa que durante la década de los años 60 y los años 70, ha regresado desde que los bancos centrarles implementaron sus políticas de relajamiento cuantitativo. También se ha considerado el anuncio de cambio de política por parte del programa de compras de la Fed y la señal resultante es negativa para los activos financieros.
De forma similar, el barómetro acomodaticio, que en la actualidad se encuentra en territorio negativo, debería empeorar una vez que la Reserva Federal altere su política. Los niveles actuales se asocian típicamente a un mercado de renta variable relativamente plano en los siguientes meses. Más allá de la amenazante normalización de la política monetaria, la incertidumbre en el entorno político de Estados Unidos podría ser desafiante.
Los cambios que se esperan que tengan lugar a partir del próximo año en la junta directiva de la Reserva Federal han entrado ya en juego, con el mandato de Janet Yellen terminando el próximo mes de febrero y tres nuevas sillas pendientes de designar por el presidente de Estados Unidos.
La reforma fiscal se retrasa
En el lado fiscal, se ha especulado mucho sobre la dificultad de Trump para cumplir con sus promesas electorales. Su ratio de aprobación sigue cayendo y la falta de predictibilidad del presidente se ha visto como un potencial lastre por alguno de los miembros del partido republicano. Asimismo, las tensiones entre Trump y los miembros republicanos del Congreso han aumentado, mientras que destacados líderes empresariales han distanciado su apoyo a la presidencia. Los republicanos no han tenido éxito a la hora de reemplazar el “Obamacare” y los programas de infraestructura parecen haber sido pospuestos de forma indefinida. Sin embargo, los recientes desarrollos sugieren que las probabilidades de que la presidencia se trunque han disminuido.
“Sin tener en cuenta la perspectiva del partido republicano, Trump se posicionó del lado de los demócratas y acordó las ayudas necesarias para la población afectada por el huracán Harvey, elevando el techo de la deuda y financiando al gobierno hasta diciembre. Si bien estos parecen logros modestos en comparación con la ambiciosa agenda de reformas del candidato presidencial, ofrecen un respiro de unos dos a tres meses para avanzar decisivamente hacia una reforma tributaria”, señalan desde Lyxor AM.
Los próximos pasos a seguir incluyen la aprobación de una resolución presupuestaria conjunta por ambas cámaras antes del mes de octubre, seguida en noviembre por la aprobación de la legislación fiscal por parte de la cámara correspondiente.
La evidencia sugiere que la escasa o nula probabilidad de que se consiga una rebaja fiscal para las empresas antes de final de año se encuentra ya descontada en el mercado. De hecho, la ventana de oportunidad abierta por el último acuerdo de Trump ha revivido las esperanzas de una reforma fiscal. Como consecuencia las acciones con impuestos elevados (que se beneficiarían aún más de una reforma fiscal) han repuntado con respecto a las acciones con menor tasa fiscal.
Además de una retirada del estímulo monetario y de la incertidumbre en materia de política fiscal, los mercados financieros se enfrentan al impacto económico que la llegada de los huracanes Harvey e Irma tuvieron sobre Estados Unidos. Mientras la totalidad de las consecuencias no se conocerá hasta pasado el tiempo, las primeras estimaciones con relación al daño total suman cerca del 0,7% del total del PIB. La disrupción podría recortar en más de un 1% el crecimiento del tercer trimestre, pero a partir de ahí, el esfuerzo de reconstrucción estimularía la actividad en los siguientes 9 a 12 meses. Otros efectos transitorios podrían impulsar la inflación en medio de un aumento de los precios de la energía. En Lyxor AM no descartan unos efectos positivos a largo plazo en la inflación subyacente, dependiendo de la extensión en la demanda agregada para la reparación y reconstrucción.
No hay recesión a la vista en Estados Unidos, tampoco hay señales de aceleración
A excepción de los efectos transitorios de los huracanes Harvey e Irma, las expectativas de crecimiento en Estados Unidos han cambiado poco. Un modelo simplista basado en los componentes del índice ISM Manufacturero refleja que el crecimiento nominal del PIB ha permanecido entorno al 4%. La actividad real ha sido revisada hasta el 3% para el segundo trimestre y los estimados anteriores al paso de los huracanes se han situado en un rango comprendido entre el 2% y el 3%. Los consumidores, con confianza y beneficiándose de un crecimiento sostenido en los ingresos, se espera que incrementen su gasto real, acercándose al 3%.
“En nuestra opinión, una aceleración es poco probable ya que los excesos del pasado en el sector del automóvil se están resolviendo, lo que debería seguir siendo un lastre en los próximos meses. La inversión no-residencial debería contribuir positivamente a la expansión, aunque algo de moderación es probable pues la recuperación en el sector de la energía parece muy avanzada. Dudamos que la inversión residencial pudiera convertirse en un factor significativo de crecimiento: el precio de las casas permanece alto, la financiación sigue siendo selectiva y ya no hay escasez de nuevas casas para la venta. Las importaciones y las exportaciones probablemente crecerán junto con el comercio global, aunque las exportaciones puedan tomar ventaja de la depreciación del dólar, algo que se traduciría en una contribución positiva neta al crecimiento”, concluyen desde Lyxor AM.