La decisión que Donald Trump tomó la semana pasada sobre Irán se tradujo en un aumento del precio del petróleo, que alcanzó su máximo en tres años y medio. Ante este aumento, los analistas se plantean si estamos ante un nuevo rally del precio del petróleo y cuál será su efecto sobre los valores del sector energético.
Sobre la primera cuestión, Schroders destaca que se ha desatada una tormenta perfecta. “Lo que hemos visto ha sido una fuerte demandan y un suministro restringido, lo que se ha combinado para impulsar el precio del petróleo. En particular, la demandan ha sido impulsada por China e India, en la medida que sus economías han ido creciendo. Y por el lado del suministro, hay que destacar que los inventarios de petróleo han caído por debajo de su promedio de cinco años. Lo que queda una ecuación muy ajustada”, destaca sus expertos.
Sin duda, el aumento del precio del petróleo afectará a la economía global. En primer lugar a los hogares, dejando menos ingresos disponibles para consumir otros bienes y servicios. Aunque parte de esto se verá compensado por un mayor gasto de los productores de petróleo y de las empresas vinculadas a esta industria. Ahora bien, ¿qué pasa con los valores energéticos?
Según Emmanuel Painchault, responsable de Materias Primas en Edmond de Rothschild Asset Management, “con precios por encima de 70 dólares, estamos comenzando a ver un descenso en el crecimiento de la demanda; por lo que se alentará a las compañías petroleras a invertir más, pero su prioridad sigue siendo aumentar la generación de flujo de caja”.
En opinión de M&G, el punto de partida de las principales compañías energéticas no es el principal elemento que les resta capacidad para aprovechar esta subida. “El sector energético ha venido ofreciendo un rendimiento menor de lo esperado desde mediados de 2016, a pesar de que el contexto es favorable: momento del ciclo, aumento de los precios del petróleo y un sólido crecimiento de las ganancias. La clave está en que, en los últimos años, estas compañías han estado involucradas en grandes proyectos que han elevado mucho sus costes y reducido sus márgenes. Esto les impidió, por ejemplo, aprovechar al máximo las subidas de los precios del petróleo”, explica Ritu Vohora, directora de inversión del equipo de renta variable de M&G.
Para la gestora, todo dependerá de si el crecimiento mundial logra mantener su ritmo porque con ello, respaldará el crecimiento de la demandan de petróleo. “Las valoraciones parecen relativamente atractivas: las empresas han cotizado con un descuento por un tiempo y al mismo tiempo muestran el potencial de crecimiento. Los inversores, sin embargo, todavía tienen cierto grado de escepticismo y esta aversión limita ser capaces de capturar esta oportunidad. Las compañías petroleras tienen fuertes ganancias y ahora también están viendo un importante flujo de caja libre que ha eliminado muchos costes. De hecho, el flujo de efectivo para las principales petroleras en 2018 probablemente sea el más alto en 12 años. Esto garantiza que los dividendos estén cubiertos y que los futuros dividendos sean más seguros. Sin embargo, la disciplina de capital sigue siendo clave”, concluye la gestora en su análisis.