Mientras un nuevo cambio político pone el foco en EE.UU., en Europa el protagonismo se lo lleva la inestabilidad desatada en Alemania tras la ruptura del gobierno de coalición por discrepancias en la forma de abordar el debilitamiento económico, con posibles elecciones anticipadas.
Según los analistas de Banca March, han aflorado las divisiones entre los tres partidos que componen el Ejecutivo: el Partido Socialdemócrata (SPD), Los Verdes y el Partido Liberal (FDP). “Las dos primeras fuerzas políticas abogan por la suspensión de las normas fiscales estrictas que limitan el incremento de deuda, para poder aumentar el gasto público e impulsar así una industria en apuros. En este sentido, el canciller Scholz (SPD) ha cesado al ministro de Finanzas (FDP) por oponerse a relajar la política fiscal, junto a los demás ministros liberales –de Justicia, Educación y Transporte–”, explican.
Para estos expertos, el canciller no tiene la potestad de convocar elecciones anticipadas, pero existe un mecanismo conocido como “moción de confianza”. “De este modo, el parlamento votaría el 15 de enero si mantiene su apoyo al canciller. En caso afirmativo, el Gobierno continuaría con la dupla del SPD junto a Los Verdes. Sin embargo, Scholz no cuenta con alcanzar la mayoría en la votación, lo que implicaría solicitar al presidente de Alemania que disuelva el parlamento. Desde entonces, las elecciones anticipadas tendrían que celebrarse en los 60 días siguientes hasta mediados de marzo”, añaden.
Tras la cuestión política
Si despejamos este ruido político, Stefan Hofrichter, director de Economía y Estrategia Global de Allianz GI, considera que Alemania necesita una reorientación estructural. “Durante años, este país y sus empresas han dependido de los bajos costes energéticos, de China como mercado de exportación y de EE.UU. como garante de seguridad. Sin embargo, la situación actual ha cambiado: Rusia ya no es una fuente segura de energía, China enfrenta dificultades económicas y se ha convertido en competidor en varios sectores industriales, especialmente en el automovilístico, y el gasto en defensa requiere un incremento considerable. Todo esto afecta las perspectivas de crecimiento”, explica Hofrichter.
El economista de Allianz GI va un paso más allá y apunta que el país necesita una transformación clara de su economía. “Hace poco más de 20 años, el país logró una reestructuración exitosa con la «Agenda 2010». Entonces conocida como el ‘enfermo de Europa’, Alemania se transformó en líder exportador mundial. Hoy, además, contamos con una ventaja significativa: la deuda pública es baja, lo que permite margen para financiar estímulos al sector privado”, añade.
En el frente fiscal, los expertos ven probable que Alemania se enfrente a nuevas demandas estadounidenses de un mayor gasto militar en los próximos años, incluso con un gasto en defensa por encima del objetivo de la OTAN del 2% del PIB, respaldado por el fondo especial de 100.000 millones de euros creado en 2022.
“Sin embargo, el gasto adicional en defensa será difícil de acomodar a pesar del espacio fiscal de Alemania, con déficits fiscales previstos de una media del 1,2% del PIB en los próximos años y una ratio de deuda que se espera que caiga por debajo del 60% en 2029. Esto refleja la falta de flexibilidad presupuestaria de Alemania debido a las disposiciones sobre el freno de la deuda. La necesidad de mayores inversiones públicas, para defensa, pero también para la transición ecológica, podría dar lugar a nuevos debates sobre reformas del freno de la deuda, el posible uso de fondos extrapresupuestarios o el traslado de al menos parte del gasto al ámbito europeo”, señala Eiko Sievert, analista del sector público y soberano de Scope Ratings.
El impacto de Trump 2.0
En su opinión, “el país necesita un Gobierno estable y orientado a las reformas para responder al impacto de los posibles cambios políticos del nuevo presidente electo en EE.UU., Donald Trump, que afectarán a las políticas comerciales, fiscales y de defensa de Alemania. En este sentido, Sievert explica que se prevé que Estados Unidos, el segundo socio comercial de Alemania después de China (A/Estable) y el mayor destino individual de sus exportaciones, imponga aranceles de importación más elevados, lo que supondría un revés significativo para la economía alemana, dependiente de las exportaciones.
“Casi el 10% de las exportaciones alemanas se destinó a EE.UU. en 2023, la cuota más alta en más de 20 años. Al mismo tiempo, la cuota de exportaciones a China cayó de un máximo histórico del 8% en 2020 al 6% en 2023, lo que refleja en parte el aumento de la competitividad del sector manufacturero chino, en particular del sector de la automoción”, comenta Sievert.
El experto advierte de que Alemania también sigue dependiendo en gran medida de las importaciones procedentes de China, que representaron el 11,5% de las importaciones totales en 2023. “El aumento del proteccionismo mundial y el creciente riesgo de una guerra comercial entre Estados Unidos y China pondrán a prueba la resistencia de las cadenas de suministro alemanas en los próximos años”, afirma el experto de Scope Ratings.
Impacto en los activos
Desde DWS esperan que la reacción del mercado sea limitada, aunque podría suponer cierto viento de cola para la renta variable y un ligero viento en contra para la renta fija. Según el experto de Allianz, la situación de la renta variable alemana refleja algunos de los desafíos estructurales de la economía del país, tales como: alta presión fiscal (en comparación con los estándares internacionales); burocracia (aunque, aparte de EE.UU., esto afecta también a muchos países del G7); elevados costes energéticos (especialmente en comparación con EE.UU. y China, aunque los precios en Alemania han vuelto a niveles previos a la guerra de Ucrania y se alinean con la media europea); escasez de mano de obra cualificada (también vinculada a barreras burocráticas); e insuficiencia en la inversión, tanto pública como privada.
En este sentido considera que la renta variable alemana, al igual que la europea, no presenta un nivel elevado de valoración. “En un horizonte de diez años, esperamos rendimientos alineados con la media a largo plazo, a pesar del crecimiento moderado de los beneficios. Por su parte, la deuda pública alemana sigue siendo el pilar central de la deuda pública en euros”, comenta Hofrichter.
Sobre los rendimientos del Bund alemán, desde DWS señalan que han seguido una tendencia a la baja desde principios de verano, influidos por la caída de las cifras de inflación y la debilidad de los datos económicos. Sin embargo, desde principios de octubre, no han podido escapar a la subida de los rendimientos del Tesoro estadounidense.
“Es probable que los principales impulsores de los rendimientos de los bonos alemanes sigan siendo las perspectivas económicas, la evolución de la inflación y, a corto plazo, el ritmo de los recortes de los tipos de interés por parte del Banco Central Europeo (BCE). Creemos que es poco probable que la perspectiva de un cambio de gobierno impulse al alza los rendimientos, ya que podría esperarse un gasto adicional. En los próximos 12 meses, seguimos esperando que los rendimientos de la deuda pública alemana disminuyan y que la curva de rendimientos se incline ligeramente”, concluyen desde DWS.