Históricamente, por cada 100 puntos básicos (pb) que las tasas de interés suben en Estados Unidos, aumentan de 40 a 70 en las economías avanzadas y de 100 a 150 en resto del mundo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé tasas a corto plazo en Estados Unidos, actualmente a cero, del 4% en 201, mientras que las tasas a largo plazo, ahora en el 2,8% alcanzarán ese año el equilibrio cerca del 5%. Por lo tanto, los mercados emergentes deben prepararse para un endurecimiento significativo de las condiciones financieras.
Esta es la opinión del consejero financiero y director de Asuntos Monetarios y Mercados de Capitales del FMI, José Viñals, quien habló la semana pasada en Miami en el marco del Programa de Pensiones Globales organizado por el London School of Economics (LSE), Santander Asset Management y Novaster.
Viñals no ocultó su preocupación por la expansión del crédito en China y otros mercados emergentes. El ex “número dos” del Banco Central de España dijo que “la fragilidad del sector empresarial en Asia y América Latina preocupa al FMI”. Eso agravado con la falta de reformas en algunos grandes mercados emergentes, como Brasil.
Mientras la salida de la extremadamente acomodaticia política monetaria de Estados Unidos va de acuerdo al “escenario central” del FMI, graves tensiones deben evitarse. Viñals recordó a la audiencia –compuesta por un centenar de gestores de fondos de pensiones y reguladores gubernamentales, la mayoría de ellos latinoamericanos- que de hecho, los mercados emergentes lograron evitar una crisis el pasado verano, cuando las malas comunicaciones de Ben Bernanke sobre el “tapering” hicieron que “todo el mundo” se sintiera confundido y el mercado sufriera varias semanas de alta volatilidad. Así que la capacidad de los mercados emergentes de escapar a la crisis y solucionar sus problemas no debe subestimarse.
Esta vez los riesgos son mayores que en 2013, en parte porque los bancos centrales han tenido que elegir entre provocar inflación o dejar las economías caer en depresión y deflación. Las opciones eran tan marcadas que hay muy poco que argumentar en contra de lo que los bancos centrales han hecho.
Sin embargo, las consecuencias de esas políticas son claras. Con sus inyecciones de liquidez, “los bancos centrales han comprimido la volatilidad (en los mercados financieros) de una manera extraordinaria”. El ex vicegobernador del Banco de España explicó que “cuando las tasas de interés y la volatilidad son bajas, los inversores asumen riesgos extraordinarios”.
Viñals destacó que “todos los que han hecho inversiones” en lo que llamó “activos heterogéneos” han “ganado dinero” este año, a pesar del hecho de que “las noticias económicas, las ‘sorpresas’ han sido relativamente malas”. Para Viñals esto es un enigma: “¿Cómo es posible que los mercados financieros sean tan optimistas, mientras que las noticias económicas que hemos tenido últimamente no son tan buenas?” Como consecuencia, la volatilidad se ha reducido en todo el mundo – con los modelos del FMI- a niveles no vistos desde 2007, justó antes de que golpeará la crisis financiera.
Salir de esa situación no es imposible, pero requerirá una buena dirección y algo de suerte. Los países que dependen del capital extranjero, tienen poco margen de maniobra fiscal, o tienen sistemas financieros débiles que pueden sentir el peso del cambio de las condiciones monetarias.