Después de tres años con un mercado a la baja en los países emergentes, las tasas en mínimos e incluso negativas, así como una expansión continua en los balances agregados de los bancos centrales más grandes -Fed, BCE, Banco de Japón, Banco de Inglaterra y el Chino PBo-, junto a una mejora de los fundamentales de los países en desarrollo, están creando una gran migración hacia la deuda de los mercados emergentes.
Con el aumento «sustancial» de la incertidumbre económica, política e institucional tras la votación del Brexit, el FMI ha recortado su pronóstico global para 2017 en 0,1 puntos porcentuales, hasta el 3,4%. Las consecuencias de la votación permanecen contenidas localmente, por lo que el FMI espera que el crecimiento en los mercados emergentes acelere hasta el 4,6% en 2017, desde el 4,1% este año y el 4% en 2015. De hecho, en el caso de que el voto ganador hubiera sido permanecer, el FMI esperaba elevar las perspectivas globales para 2017, «apoyados por un mejor desempeño en algunos mercados emergentes grandes, en particular, Brasil y Rusia».
Mientras que los principales tres vientos en contra del crecimiento de los mercados emergentes -la fortaleza del dólar alimentados por la divergencia de la política monetaria en los mercados desarrollados, la incertidumbre alrededor del crecimiento de China y la política de divisas, y una fuerte caída de los precios de los commodities-, están perdiendo fuerza, después de casi tres años de crecimiento mediocre, algunos «brotes verdes» han aparecido en las economías de los mercados emergentes, especialmente en China, Brasil y Rusia, que fueron más golpeados durante la reciente recesión.
La mejora en los precios de los commodities han proporcionado un respiro a los productores de productos básicos; lo que refuerza la recuperación de los precios de los activos. Y a pesar de que la divergencia en políticas monetarias globales está todavía sobre la mesa -con, por ejemplo la posibilidad de un alza de tipos por parte de la Fed y Japón con su modesto estímulo monetario-, la escasez de rendimientos ha sido acentuada con el voto Brexit.
Mientras tanto, todavía hay otras fuertes incertidumbres políticas en el mundo desarrollado que preocupan a los inversores. Además de las elecciones de Estados Unidos el 8 de noviembre, y la incapacidad de España para definir su gobierno, Italia realizará un referéndum de reforma constitucional a finales de este año y Alemania tiene programadas las elecciones federales a finales del verano de 2017.
Teniendo en cuenta el riesgo político actual en las naciones desarrolladas, así como rendimientos bajos o negativos, los inversores de todo el mundo están mirando una vez más a los mercados emergentes, por lo que es por lo que los flujos de cartera pueden convertirse en un factor clave de la deuda emergente este año.
Mientras que la deuda en divisa local ofrece un mayor potencial de generación de alfa, dado que la volatilidad de la moneda aumenta en períodos de incertidumbre, es probable que deuda emergente en hard currencies proporcione un flujo de ingresos más estable. Sin embargo, para aquellos que buscan maximizar el retorno de su inversión, una opción sería invertir en el fondo de bonos en moneda local BGF EM. El cual invierte al menos el 70% de sus activos totales en valores de renta fija denominados en monedas locales de los países de mercados en desarrollo, incluidos los bonos e instrumentos del mercado monetario.