Tarek Saber acumula 32 años de experiencia en los mercados y está a punto de cumplir un lustro en NN Investment Partners (NN IP). Allí, es el gestor principal del fondo NN (L) Global Convertible Opportunities, que actualmente gestiona alrededor de 1.600 millones de dólares en activos y abarca a 45 entidades. “Los bonos convertibles siempre tienen algo que ofrecer en cualquier ciclo económico”, afirma en una entrevista con Funds Society, en la que destaca el poder de este activo para mejorar la eficiencia de las carteras, generando exposición a renta variable, pero con la seguridad de la renta fija.
Esta capacidad se debe, en gran parte, a lo que Saber denomina el “efecto de correlación”: Mientras que la correlación entre los convertibles y la renta variable y el high yield es muy alta (84% y 72%, respectivamente), en el caso de los bonos gubernamentales, esta es negativa (-11%).
Saber hace hincapié en la elevada complejidad de este producto, que te permite tener la seguridad del bono y la participación de las acciones. “Es un instrumento con el que puedes acercarte lo máximo posible al punto óptimo, independientemente de lo que ocurra, esa es la belleza de este tipo de activo”, señala antes de insistir en que se trata de un vehículo seguro para expresar las “convicciones” de NN IP en renta variable.
En ese sentido, recuerda que, hasta 2008, el análisis de los números permitía a un inversor pronosticar –más o menos- qué podía pasar en el mercado para tomar sus decisiones. Sin embargo, tras la crisis financiera, el contexto cambió radicalmente y, ahora, la mayor influencia en los mercados es la coyuntura política global. “El problema es que no puedes basarte solo en la geopolítica porque la inversión se convierte en especulación”, apunta al defender el valor de los convertibles en esta situación.
Por ese motivo, asegura que la mayoría de quienes apuestan por el fondo de NN IP son inversores que disfrutan de la seguridad de la renta fija y que “no pueden soportar” la volatilidad de la renta variable. Entre ellos, se encuentran fondos de pensiones, compañías de seguros y family offices que, en su mayoría, proceden de Finlandia, Francia, Alemania, el Reino Unido, Italia y algunos países de Suramérica, como Argentina o Colombia.
Su estrategia se basa en apostar por la “convexidad”, es decir, por bonos convertibles equilibrados con fuertes fundamentales de crédito, por un lado, y potencial de apreciación de las acciones subyacente, por el otro. Para la gestora, es importante que cuenten con las ventajas de la renta variable o que tengan una rentabilidad atractiva (o ambas cosas). Los sectores en los que más invierte son computación en la nube (12,7% de la cartera), salud (12%), electrificación y baterías (9,4%) y componentes electrónicos (8,1%).
La gestora mantiene una postura de cautela crediticia, un enfoque selectivo y una duración más defensiva que el resto del mercado, con una ligera sobreexposición a la renta variable, sobre todo en Estados Unidos y Europa. Según datos recientes, esto ha permitido que, a 31 de enero de 2019, el NN (L) Global Convertible Opportunities ofrezca un retorno bruto mensual, antes de comisiones, del 3,68%, solo un 0,20 menos que su sector. A tres años, esta cifra asciende al 6,60% anual, superando, ahí sí, el 4,19% de su sector.
Sus perspectivas a medio plazo para los mercados financieros son “cautelosamente positivas”, en un entorno de ralentización del crecimiento. En este contexto, NN IP considera que los inversores en convertibles se encuentran bien posicionados, ya que este tipo de producto, como destaca Saber, se ha comportado bien históricamente en entornos de inflación y crecimiento moderados gracias a su carácter de bono “balanceado”. Además, esa naturaleza convexa del producto les permitirá transitar esta etapa de volatilidad e incertidumbre.