A menos que el precio del crudo se mantenga por debajo de los 50 dólares por barril, el mundo se enfrenta a un problema de inflación, advierte David Roberts, responsable de renta fija en Kames Capital.
Roberts, que supervisa activos de renta fija por un valor superior a los 32.000 millones de libras (unos 39.640 millones de euros), considera que las políticas que mantienen actualmente los bancos centrales, sobre todo en Estados Unidos y en la eurozona, podrían acabar provocando un serio problema de inflación en un momento en el que los bonos gubernamentales de mayor calidad (core) han alcanzado valoraciones «completamente irracionales».
«Los mercados de tipos de interés están lanzando una señal muy negativa, pero lo cierto es que el mundo no está tan mal como pudiese parecer», explica. «De hecho, me gustaría que la presidenta de la Reserva Federal estadounidense, Janet Yellen, volviese a subir los tipos de interés, empujando el dólar un poco más al alza. Sin embargo, como ya ocurrió en 2014, cuando la Fed tuvo la oportunidad de empezar a subir sus tipos pero no lo hizo, creo que volverán a decepcionarnos; los bancos centrales no se atreverán a dar el salto».
Roberts destaca que el PIB estadounidense creció un 1,4% en el cuarto trimestre de 2015, por encima del 1% previsto, mientras que la inflación básica alcanzó el 2,3% y la inflación general se quedó en el 1%.
A medio plazo, el experto opina que la inacción de la Fed y las nuevas medidas de estímulo del BCE «no son lo ideal» pero cree que respaldarán los activos de riesgo durante algo más de tiempo, aunque con un coste. «A menos que el petróleo se mantenga por debajo de los 50 dólares por barril, nos encontraremos con un problema de inflación. Por supuesto, los mercados del G7 llevan casi una década ignorando este hecho, lo que ha llevado a muchos a comprar deuda gubernamental core a precios completamente irracionales. Me alegra no ser uno de ellos».
El Kames Strategic Global Bond Fund, fondo cogestionado por Roberts que acumula un patrimonio cercano a los 605 millones de libras (unos 750 millones de euros), se mantuvo en febrero moderadamente corto en duración con respecto a sus comparables. No obstante, Roberts afirma que podría recortar la duración «al mínimo» si las tires de los bonos de países del G7 continúan avanzando en terreno negativo. «A los niveles de valoración actuales, no me gustan nada los mercados de bonos del G7, sobre todo los mercados de deuda soberana europea core y británica. Sin embargo, los dos últimos años me han enseñado que enfrentarse al presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, y a la locura de las rentabilidades negativas es una batalla que normalmente se acaba perdiendo».