Si analizamos la situación actual de los mercados de inversión de renta variable, observamos que ningún otro gran mercado bursátil se acerca al nivel actual de valoración de Estados Unidos. Se espera que este primer trimestre del año 2025 siga siendo favorable para los mercados de renta variable estadounidenses de gran capitalización, mientras que el comportamiento de su homólogo europeo parece quedar en un segundo plano en medio del entusiasmo por la renta variable estadounidense. Es más, los flujos de capital hacia fondos de renta variable estadounidense han ascendido a más de 140.000 millones de dólares.
“Es muy probable que el primer trimestre de 2025 siga siendo favorable para los mercados de renta variable estadounidenses, especialmente para las large caps, dado el flujo ininterrumpido hacia estos valores. Sin embargo, la segunda mitad del año podría ser testigo de una vuelta a la realidad y a los fundamentales tras la hora de la verdad para la nueva administración estadounidense”, explica Nicolas Bickel, responsable de inversión en Edmond de Rothschild Banca Privada.
Bickel reconoce que la atracción de los inversores por la renta variable estadounidense se ha visto reforzada por los largos años de bajos tipos de interés, durante los cuales los inversores en busca de rentabilidad favorecieron estos activos, que se beneficiaron de un entusiasmo masivo, ligado entre otras cosas al dinamismo del sector tecnológico.
“Los gestores de fondos activos han aumentado progresivamente sus posiciones en renta variable estadounidense para seguir el ritmo de los índices mundiales. Incluso los hedge funds han sucumbido a esta moda, como en el periodo posterior a la crisis de 2008, cuando los mercados de renta variable subían un 15% al año, e incluso los fondos long-short adoptaron rápidamente una estrategia long-only para evitar quedarse rezagados”, afirma el responsable de inversión en Edmond de Rothschild Banca Privada.
Sebastian Paris Horvitz, director de análisis de LBP AM, cree que la temporada de resultados debería dar un cierto impulso al mercado estadounidense con algunos buenos resultados financieros. Además, considera que «las medidas de desregulación prometidas por Trump, el mercado debería encontrar apoyo en la promesa de una reducción del impuesto de sociedades hasta el 15 % (frente al 21 % actual). Estos factores nos llevan a mantener la sobreponderación en el mercado estadounidense, aunque la hayamos moderado como consecuencia de la subida de los tipos de interés y unas valoraciones exigentes».
Niveles de valoración
Sin embargo, advierte de que la consigna del “Make America Great Again” de la administración Trump podría chocar con la realidad, mientras que algunas economías como la europea y la china podrían ver resurgir las medidas favorables promulgadas por sus gobiernos en 2025. “Esta tendencia parece haberse estabilizado en los mercados estadounidenses que vienen obteniendo mejores resultados desde el último trimestre de 2024. El S&P 500 ha subido un 5,8% desde el 1 de noviembre y se acerca a los 60 máximos históricos en un año, algo que sólo ha ocurrido cuatro veces desde 1928. Al mismo tiempo, el Stoxx Europe 600 subió sólo un 1,4% en euros y fue negativo en dólares”, destaca Bickel.
“Estamos saliendo de un periodo muy inusual en el que un mercado estadounidense y un sector (el tecnológico) han dominado la generación de rentabilidad y, dentro de dicho sector, un reducido grupo de firmas excepcionales han impulsado la mayor parte de dicha rentabilidad. Este dominio ha sesgado el posicionamiento de los inversores y las valoraciones: las carteras de muchos inversores están muy expuestas a la renta variable estadounidense, mientras que prácticamente todos los sectores de renta variable no estadounidense son actualmente más baratos que sus equivalentes estadounidenses”, argumenta Justin Thomson, responsable de Renta Variable Internacional de T. Rowe Price.
Según reconoce Chris Iggo, CIO Core en AXA Investment Managers y presidente del AXA IM Investment Institute, este nivel de valoración ha sido una preocupación recurrente para los inversores en los últimos meses. Según algunas estimaciones, el S&P 500 cotiza a 22 veces el beneficio previsto a 12 meses; y en la misma medida, el Nasdaq 100 cotiza a 26 veces. “Se trata de valoraciones elevadas”, apunta Iggo.
Cuando se calcula los ratios precio/beneficios sobre una base ajustada a la inflación y cíclicamente, el S&P 500 se sitúa en el percentil 90 de su trayectoria 1995-2024. Una medida más amplia sitúa a Estados Unidos en su puesto de valoración del percentil 93 desde 1983. Ningún otro gran mercado bursátil se acerca al nivel actual de valoración de Estados Unidos.
“No obstante, la valoración no es garantía de rentabilidades futuras. Los inversores mantienen una visión positiva sobre la renta variable estadounidense, ya que se espera que el crecimiento de los beneficios sea del 14% durante el próximo año y la agenda política del presidente electo Donald Trump parece favorable. Sin embargo, un ajuste de valoración es un riesgo si los fundamentales o la confianza se deterioran rápidamente”, advierte el CIO de AXA IM.
Igualmente destaca que otros activos son más baratos que las acciones estadounidenses, incluida la renta variable europea y asiática y, lo que es más importante, los bonos del Tesoro estadounidense. “Al igual que otros títulos de deuda pública, los bonos del Tesoro se han abaratado en términos de valor relativo frente a los swaps y los bonos corporativos. Una rápida rotación de las acciones a los bonos podría ser una de las grandes sorpresas de 2025”, concluye el experto.
El equipo de analistas de J. Safra Sarasin Sustainable AM considera poco probable que las valoraciones aumenten en 2025, pero sí creen deberían normalizarse gradualmente. “Hasta finales de año, esperamos que el PER descienda a 20 veces el BPA a 12 meses vista. Combinado con una cifra de BPA de 314 USD, esto arroja nuestro objetivo para finales de año 2025 de 6300 para el S&P 500”, señalan sobre sus previsiones.
Por último, consideran que, aunque menos probable, un claro riesgo de cola sería un arancel general del 10% sobre todas las importaciones estadounidenses. “Esto provocaría probablemente medidas de represalia por parte de los socios comerciales, lo que podría avivar un conflicto comercial global. Este escenario tendría efectos mucho más graves sobre la economía mundial y podría ir mucho más allá del impacto negativo directo de los aranceles sobre los beneficios”, concluyen.