Liz Truss, hasta ahora ministra de Exteriores, sustituirá a Boris Johnson como primera ministra de Reino Unido. Según los analistas, se espera que tome en las próximas semanas algunas decisiones fiscales y de gasto que tendrán un “efecto de riesgo en los préstamos”. Además, el país se enfrenta a los mismos desafíos que el resto de Europa: una fuerte crisis energética y una mayor debilidad económica.
A estos dos retos, Jean Roche, gestora de fondos del equipo paneuropeo de pequeña y mediana capitalización de Schroders, añade algunos más con los que Truss tendrá que lidiar; como, por ejemplo, la crisis por el aumento del coste de vida, el malestar industrial, los temores sobre el suministro de energía y los continuos problemas derivados del Brexit. En definitiva, tendrá que tomar el testigo de Boris Johnson y dar al mercado la estabilidad política que espera.
“Los hogares británicos se enfrentan a una crisis de ingresos en múltiples frentes en los próximos meses. Se espera una inflación de dos dígitos para finales de 2022, junto con caídas de dos dígitos en el gasto discrecional, ya que la casi duplicación de los precios del gas al por mayor desde mayo de 2022 se traslada a los precios de la energía al por menor que pagan los hogares británicos. La renta media (después de impuestos) es de 31.400 libras, por lo que un aumento de 1.500 libras en las facturas de energía para el hogar típico equivale a alrededor del 5% de los ingresos anuales. Además, el aumento de los costes hipotecarios parece que será de una magnitud similar. En lo que va de 2022, la renta disponible de los hogares británicos ha crecido gracias al dinamismo del mercado laboral y a la utilización de los ahorros acumulados durante los confinamientos por el COVID-19”, explica Roche.
De hecho, el Banco de Inglaterra prevé que el Reino Unido experimentará una recesión que durará 15 meses, debido al impacto de la subida de los tipos de interés y el aumento de los costes de la energía. Este contexto ha provocado que la confianza de los consumidores británicos haya caído a mínimos de 50 años. Además, un reto concreto del Reino Unido con el que el Gobierno de Truss tendrá que lidiar es la elevada proporción de deuda vinculada a la inflación. El Tesoro ha sido un gran emisor de bonos ligados a la inflación, que representan alrededor del 25% de la deuda pública en circulación, más que otras grandes economías europeas como Alemania (4%) y Francia (11%).
“Otra de las grandes cuestiones que deberá abordar la nueva primera ministra es qué medidas, si es que las hay, se pueden tomar para ayudar a las empresas. Una serie de sectores también deberían ofrecer refugio a los inversores. Entre ellos, la banca, que se benefician de la subida de los tipos de interés, el sector farmacéutico y el aeroespacial”, añade Roche.
A lo largo de 2022, los mercados bursátiles han empezado a descontar estas malas noticias. Según Roche, las caídas de los precios de las acciones han provocado una contracción de las valoraciones, sobre todo en los sectores expuestos al consumo interno y al ciclo. “Normalmente, los mercados tocan fondo antes de que llegue el peor momento de las recesiones. Como inversores, miramos a través de la penumbra de hoy para identificar las mejores oportunidades para el futuro”, aclara.
En opinión de Georgina Cooper, gestora de carteras de Newton (parte de BNY Mellon IM), “sigue habiendo mucha incertidumbre en el Reino Unido, sobre todo en torno a la crisis del coste de la vida, la crisis energética y los consiguientes esfuerzos para financiarla, lo que a su vez está pesando sobre el mercado británico y la libra esterlina. Por ello, cualquier claridad que la nueva Primera Ministra, Liz Truss, pueda dar en torno a estos temas y, a su vez, demostrar cierto grado de control de su agenda política, será probablemente un catalizador positivo”.
Para lograr todo esto, Cooper señala que el mercado prevé que se determine algún tipo de presupuesto de emergencia tan pronto como se elija al nuevo Primer Ministro. “Dado que se estima que sólo el rescate energético costará unos 50.000 millones de libras esterlinas, el mercado busca claramente respuestas sobre cómo se financiará de forma sostenible una suma tan elevada. Un plan sensato en este sentido probablemente apoyará a la libra esterlina”, matiza la gestora.
Propuestas económicas
En este sentido, según recuerda Roche, Truss ha propuesto una reducción de impuestos de más de 30.000 millones de libras en un intento de estimular la economía y evitar una posible recesión. “Otro apoyo político podría venir de la mano de la reversión de la subida de las cotizaciones a la Seguridad Social introducida por el actual Gobierno para impulsar la financiación de la asistencia social a los adultos. Y otros 30.000 millones de libras podrían obtenerse a través del Crédito Universal (pagos de la seguridad social), elevando los umbrales del impuesto sobre la renta (el nivel en el que la gente empieza a pagar impuestos) o mediante reducciones en el nivel del IVA”, explica la experta de Schroders.
Para Eiko Sievert, director de calificaciones del sector público y soberano de Scope Ratings, el principal reto al que se enfrenta la nueva inquilina de Down Street tiene que ver con la fiscalidad. “Los planes de recorte de impuestos y aumento de gasto público de la nueva primera ministra del Reino Unido, Liz Truss, corren el riesgo de poner en peligro las finanzas públicas y la confianza de los inversores si las reformas no mejoran también la credibilidad fiscal y preservan la independencia de los reguladores financieros y del Banco de Inglaterra”, advierte.
Durante el verano, Truss prometió una serie de cambios políticos, entre los que se incluyen importantes compromisos de gasto público, una reforma fiscal y una reevaluación del marco regulatorio y fiscal del país. En opinión de Sievert, una de estas propuestas consiste en amortizar la deuda pública relacionada con el COVID-19 en un plazo más largo, lo que aumentará la carga de la deuda del Reino Unido y es una muestra de las deficiencias del marco fiscal británico.
“A diferencia de los marcos más rígidos de Alemania o de varios países nórdicos, el marco del Reino Unido se ha adaptado con frecuencia en los últimos años en respuesta a las perspectivas económicas. Las reformas fiscales propuestas tendrían como objetivo, al menos, contener la presión fiscal del país. Los cambios para reducir la presión fiscal incluirán probablemente la anulación de la subida de las cotizaciones a la seguridad social de abril, la supresión de las subidas previstas del impuesto de sociedades y la revisión de los impuestos a las empresas, los autónomos y a las herencias”, añade el experto de Scope Ratings.