La transición de una economía basada en combustibles fósiles a otra impulsada por las energías renovables promete ser tan transformadora como las revoluciones agrícola e industrial. Pero, tal como están las cosas, las esperanzas de frenar el cambio climático parecen ambiciosas.
Los nuevos compromisos de EE.UU., China y Europa sobre la reducción de las emisiones netas de carbono a cero son insuficientes. Siguen dejando al mundo muy lejos del objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global por debajo de 2 ºC con respecto a los niveles preindustriales. Por eso es esencial la fijación de precios del carbono.
Según los miembros del Comité Consultivo de Pictet-Clean Energy, un mecanismo de fijación de precios del carbono plenamente funcional podría marcar la diferencia entre detener el cambio climático y permitir que se descontrole. Según argumentan, las fuerzas del mercado pueden ser un poderoso aliado que contribuya a modificar el comportamiento de las empresas y los consumidores. El problema reside en encontrar la manera de aprovecharlas eficazmente.
Es evidente que el mercado del carbono, cuya media mundial en la actualidad asciende a tan solo 2 dólares por tonelada de CO2, no está cumpliendo la función para la que fue creado. La Agencia Internacional de Energía afirma que los precios del carbono deben aumentar hasta llegar a los 140 dólares en 2040 para cumplir los objetivos de París.
Evitar la tragedia
Conseguirlo no será sencillo. Como advirtió el exgobernador del Banco de Inglaterra, Mark Carney, la lucha contra el cambio climático se ve obstaculizada por la “tragedia en el horizonte”. En otras palabras, la generación actual no tiene incentivos directos para solucionar el problema cuando los efectos catastróficos del cambio climático no se sentirán hasta dentro de unas décadas. Sin embargo, si se encarecen hoy las emisiones de carbono, existe la posibilidad de evitar esa tragedia.
Los modelos del Banco Mundial han mostrado que la fijación de precios del carbono podría reducir a la mitad el coste de cumplir los objetivos de París, lo que supondría un ahorro de unos 250.000 millones de dólares de aquí a 2030. Uno de los problemas es que los sistemas de fijación de precios del carbono no cubren la suficiente cantidad de emisiones del mundo.
A nivel mundial, el mercado de fijación de precios del carbono representa el equivalente a aproximadamente 12 gigatoneladas de CO2 –lo que se traduce en poco menos de la cuarta parte de todas las emisiones anuales globales de gases de efecto invernadero (1)-.
EE.UU., el país que más contamina del mundo, ni siquiera participa en el comercio de emisiones de carbono a nivel federal, mientras que en el Acuerdo de París sobre el clima no se incluyó ninguna estipulación para la fijación de precios del carbono (2). Los grupos de presión de los sectores del carbón, el petróleo y el gas también se han opuesto radicalmente. Además, existe una gran divergencia entre los precios de los distintos países.
Los países europeos dan ejemplo.
Suecia aplica el impuesto sobre el carbono más alto del mundo, de 1.190 coronas suecas (117 euros)/tonelada de CO2, que cubre aproximadamente el 40% de sus emisiones de gases de efecto invernadero. En Europa, el mercado más grande y antiguo del mundo, los precios del carbono se han incrementado en más del quíntuple desde 2018 hasta alcanzar un máximo histórico en mayo (véase la fig. 1).
No obstante, en otros países, el precio del carbono sigue siendo demasiado bajo. Según la AIE, para cumplir los objetivos del Acuerdo de París los precios medios del carbono tendrían que multiplicarse casi por 50 hasta alcanzar los 75-100 dólares/tonelada en 2030 y, posteriormente, los 125-140 dólares en 2040.
Los investigadores de la Universidad de California en San Diego creen que, incluso así, no será suficiente. Su estudio sitúa el coste social del carbono – que tiene en cuenta las estimaciones empíricas de los daños económicos causados por el clima y las proyecciones socioeconómicas– en unos asombrosos 417 dólares/tonelada (3).
La falta de un mercado armonizado y de un precio global unificado del carbono son quizás los problemas más importantes.
Las empresas, sobre todo las de las industrias con más consumo energético, podrían trasladarse desde los países con elevados costes de carbono hacia otros con unos límites de emisiones menos estrictos –un fenómeno conocido como “fuga de carbono”.
Los miembros de nuestro Comité Consultivo afirman que los renovados esfuerzos internacionales para luchar contra el calentamiento global podrían animar a más países y regiones a empezar a adoptar sistemas de fijación de precios del carbono. Eso debería hacer subir los precios a largo plazo y evitar la fuga de carbono.
Las señales son alentadoras. En China, que puso en marcha su mercado nacional de carbono en febrero, los participantes del mercado esperan un precio medio de 66 reminbi/tonelada (10 dólares en 2025, para posteriormente subir a 77 reminbi a finales de la década (4). Tiene potencial para convertirse en el mayor mercado de carbono del mundo.
Por otra parte, el American Petroleum Institute, el poderoso grupo de presión de los combustibles fósiles, apoya ahora la introducción de los precios del carbono en un cambio de política trascendental que pone de manifiesto la importancia de la lucha contra el cambio climático.
Además, Bruselas tiene previsto presentar propuestas para revisar, y posiblemente ampliar, su sistema de comercio de derechos de emisión en consonancia con el Pacto Verde Europeo y su nuevo objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en al menos un 55% de aquí a 2030.
Una forma de mejorar el sistema de fijación de precios de las emisiones es ampliar el uso de los créditos de carbono. Los gobiernos pueden conceder créditos a aquellas empresas que reduzcan su huella de carbono con tecnologías de captura y almacenamiento de carbono (CAC), actividades de reforestación o soluciones de eficiencia energética.
De este modo, las empresas pueden ganar flexibilidad a la hora de cumplir con las normas de fijación de precios del carbono.
Es probable que el debate sobre la fijación de precios y los créditos del carbono ocupe un lugar destacado en las importantes conversaciones de la ONU sobre el clima que se celebrarán en Glasgow este mismo año, como posibles piezas clave para ayudar al logro de los objetivos climáticos.
Acelerar la innovación
Una fijación de precios del carbono eficaz tiene además otra ventaja que se ha pasado por alto: también puede acelerar el ritmo de la innovación tecnológica en las energías limpias y promover una adopción más rápida y generalizada de unos productos y servicios que todavía no son viables comercialmente.
Por ejemplo, según los miembros de nuestro Comité Consultivo, los costes de determinados tipos de generación de energía a partir del hidrógeno que se combinan con el almacenamiento de carbono podrían llegar a ser competitivos si los precios del carbono se fijaran en torno a los 60-70 EUR por tonelada de CO2.
Otras tecnologías que podrían devenir viables con una subida de los precios del carbono son los mecanismos de transmisión de energía avanzada y las baterías de nueva generación.
Esto conllevaría importantes ventajas. La AIE estima que estas tecnologías, por sí solas, tienen potencial para reducir las emisiones globales de CO2 del sector energético en casi 35 gigatoneladas de CO2 de aquí a 2070, es decir, el 100% de lo que se considera sostenible en el mismo periodo.
La transición hacia una economía descarbonizada será uno de los cambios socioeconómicos más radicales que jamás haya experimentado el ser humano. Sin embargo, a pesar de que la supervivencia del planeta está en juego, la resistencia al cambio está resultando difícil de superar. La subida del precio del carbono puede allanar el camino.
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Anotaciones:
(1) Panel de Fijación del Precio del Carbono, Banco Mundial
(2) El artículo 6 del Acuerdo de París ofrece alternativas de cooperación voluntaria entre los países para alcanzar sus objetivos de CDN (contribuciones determinadas a nivel nacional) a fin de permitir unas mayores aspiraciones climáticas, fomentar el desarrollo sostenible y salvaguardar la integridad medioambiental
(3) Ricke, K., Drouet, L., Caldeira, K. et al. Country-level social cost of carbon. Nature Clim Change 8, 895–900 (2018). https://doi.org/10.1038/s41558-018-0282-y
(4) Estudio sobre la fijación de precios del carbono en China, 2020
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