En opinión de Tim Crawmer, estratega de crédito global de Payden & Rygel, 2024 se sigue perfilando como un año excelente para el mercado de renta fija, cuyas perspectivas son aún más halagüeñas que las de la renta variable. Según su visión, el aumento de los rendimientos de la renta fija en todo el mundo sigue atrayendo el interés y la demanda de los inversores, incluidos los grandes fondos de inversión que, tras el extraordinario repunte de la renta variable en 2023, están reasignando parte de sus activos a la renta fija.
“Los rendimientos de la deuda pública son un indicador clave de la rentabilidad de los bonos en su conjunto, pero su impacto es mayor en los instrumentos de larga duración, mientras que los instrumentos de menor duración, como los bonos de alto rendimiento, están más relacionados con factores como la calidad crediticia o la fortaleza de la economía”, explica Crawmer.
Según su análisis, en 2023, la deuda de alto rendimiento tuvo un comportamiento muy bueno, con rendimientos cercanos al 13%, que será difícil de replicar en 2024, en un contexto de incertidumbre sobre la evolución de los tipos, dado que los diferenciales han alcanzado los 300 puntos en el índice global de alto rendimiento, un nivel históricamente difícil de superar. Por tanto, considera que la revalorización del capital será limitada, mientras que el principal motor de los rendimientos será el componente de carry y cupón. “Dicho esto, seguimos esperando una rentabilidad del 7%-8% para el high yield mundial, lo que está muy bien, aunque no tanto como el año pasado. Las rentabilidades no deberían verse afectadas significativamente por los impagos, que deberían rondar el 2% en Europa y el 3% en EE.UU.”, afirma este experto de Payden & Rygel.
A nivel sectorial, señala que la parte del índice de alto rendimiento con la calificación de diferencial más alta está cerca de mínimos históricos en casi todas partes. “Se puede encontrar valor en el sector de comunicaciones y en el sector energético y sanitario, pero para nosotros en Payden sigue siendo crucial fijarse en el emisor individual, más que en el sector en su conjunto. El principal objetivo de la estrategia sigue siendo la deuda corporativa High Yield, aunque en algunos casos también encontramos valor en otros mercados de alto rendimiento, como la deuda soberana de mercados emergentes high yield o las CLO BBB, que siempre seleccionamos analizando el emisor individual”, apunta como las principales oportunidades.
Otro aspecto que destaca es que “las necesidades de refinanciación antes de los vencimientos en 2025 significan que es probable que el número de nuevas emisiones sea mayor en 2024 que en 2022 y 2023”, cuando hubo menos de 50.000 millones de dólares de nuevas emisiones en Europa y menos de 200.000 millones de dólares en Estados Unidos. En opinión de Crawmer, mercado de alto rendimiento le gusta refinanciarse con al menos un año de antelación, una tendencia que es particularmente apreciado por los inversores, que aprecian cuando los emisores liquidan los vencimientos antes que otros mercados, de modo que tienen más oportunidades de inversión entre las que elegir.
“No obstante, habrá que prestar atención a la evolución de los tipos de interés y al calendario de los recortes: si la lucha contra la inflación se prolonga más de lo previsto, la volatilidad de los tipos pesará sobre las empresas de alto rendimiento. Además, en un año electoral como 2024, el mercado prestará especial atención a la variable de la política fiscal, que podría provocar movimientos inesperados en las curvas de la deuda pública, con las consiguientes consecuencias negativas para el mercado. En cualquier caso, la volatilidad de los tipos de interés es un factor que tiende a pesar más en los rendimientos de grado de inversión que en los de alto rendimiento”, argumenta.
En general, en materia de crecimiento, en Payden & Rygel esperan que 2024 sea otro buen año, especialmente para Estados Unidos, cuya recuperación se verá impulsada por la solidez del mercado laboral y las perspectivas de relajación de la política monetaria por parte de la Reserva Federal.
“Fuera de Estados Unidos, la situación es más incierta, sobre todo por la ralentización de la economía china, que repercute en la economía mundial y, sobre todo, en la europea, dado que Europa es uno de los principales exportadores a China y al mercado asiático en general. Sin embargo, incluso fuera de Estados Unidos, el panorama sigue siendo, si no abrumador, ciertamente positivo”, matiza el estratega de crédito global de la firma.
En cuanto a la política monetaria, cree que, en algún momento de 2024, la Fed deberá proceder a la tan esperada bajada de tipos, no sin antes, sin embargo, haber constatado la trayectoria descendente de la inflación. “El riesgo es que una inflación superior a la prevista, como observamos a principios de año, lleve a la Fed a aplazar el recorte de tipos, dejando éstos en niveles restrictivos que acabarían lastrando la economía. En Europa, tanto el BCE como el Banco de Inglaterra prevén actualmente el mismo número de recortes que la Fed de aquí a diciembre, pero en nuestra opinión es más probable que el primer recorte de tipos tenga lugar en Europa, donde el crecimiento es más modesto que en EE.UU. y donde las hipotecas de menos de cinco años implican que unos tipos de interés más altos afectarán más rápidamente a la economía. En particular, creemos que es sólo cuestión de tiempo que el endurecimiento monetario se refleje en los consumidores británicos: el Banco de Inglaterra es consciente de ello y, por tanto, puede ser el favorito para una bajada de tipos en 2024”, concluye Crawmer.