El ciclo de recorte de tipos de interés de los principales bancos centrales continúa con firmeza, pero con matices. Según el análisis que hacen las gestoras internacionales, cada institución monetaria marca su propio ritmo y defiende su independencia, generando cierta divergencia que, por ahora, no inquieta ni a los mercados ni a los inversores.
Ayer el Banco Central Europeo (BCE) cumplió con las expectativas y anunció una nueva bajada de 25 puntos básicos, mientras que esta semana el Banco de Inglaterra (BoE) decidió mantener sin cambios los tipos -dejándolos al 5%-, al igual que hizo el Banco de Japón (BoJ) en septiembre. El otro gran protagonista, la Reserva Federal de EE.UU. (Fed) bajó los tipos en 50 puntos básicos en su reunión de septiembre, mostrando su firmeza y creando dudas sobre el éxito de su aterrizaje suave.
“El BCE y el Banco Nacional Suizo (BNS) ya han bajado los tipos por tercera vez a medida que la preocupación por la inflación pasa a un segundo plano. Este ciclo de relajación está preparado para apoyar un renovado crecimiento económico mundial. Además, las autoridades chinas han presionado a China, uno de los principales motores del crecimiento del producto interior bruto (PIB) mundial, para que cumpla su objetivo de crecimiento del 5% anual. Así, han adoptado medidas de estímulo que incluyen recortes de los tipos de interés, bajadas de los tipos hipotecarios, ayudas a los bancos y flexibilización de las normas para los compradores de vivienda en algunas grandes ciudades”, añade Dan Scott, jefe de Vontobel Multi Asset.
En la mente de los bancos centrales
Según la valoración que hace John Butler, experto macroeconómico en Wellington Management, los bancos centrales están dejando atrás la lucha contra la inflación para centrarse en el crecimiento cíclico y el empleo. Para Butler, la cuestión que plantea actualmente el mercado es cuántos recortes provocará este cambio de enfoque, aunque, en su opinión, las implicaciones son mucho más amplias.
“Los bancos centrales están relajando su política monetaria a pesar de que la inflación subyacente continúa muy por encima de los objetivos en la mayoría de los países, mientras que las tasas de desempleo se mantienen cerca de mínimos históricos. Esta aparente reticencia a poner en práctica el remedio que acerque la inflación de nuevo al objetivo, me hace estar más seguro de que la economía global se encuentra en las primeras etapas de una tendencia inflacionaria al alza a largo plazo. Hay varias razones estructurales que explican este aumento, pero la principal es que el régimen de política monetaria vigente desde mediados de los noventa se está desmoronando”, argumenta.
Butler va un paso más allá y reconoce algo que se escucha habitualmente en este sector: “Los bancos centrales están, de hecho, atrapados en una trampa que ellos mismos han creado”. Según su visión, hoy somos testigos de las consecuencias políticas derivadas de estas acciones en gran parte del mundo desarrollado. “Según los bancos centrales, no tenían elección, ya que la alternativa era mucho peor. Si bien hay mucha verdad en esta afirmación, pasa por alto el hecho de que las instituciones no electas no pueden sobrepasar el umbral fiscal sin que haya consecuencias. Estas acciones cambian la percepción”, afirma.
Como bien dice el refrán “de aquellos barros estos lodos”, y el lodo es ahora el debate sobre el crecimiento de las economías y si se producirá una recesión o no. Muestra de ello es que durante la rueda de prensa de ayer de Christine Lagarde, presidenta del BCE, el tono fue cauto y ella misma dejó claro que la preocupación principal de la máxima autoridad monetaria está girando de la inflación al crecimiento. “La presidenta del BCE señaló que con la información actual no esperan una recesión y su escenario central seguía siendo el de un aterrizaje suave de la economía. Sin embargo, aludió a los malos datos macroeconómicos de las últimas semanas como puntos para justificar el ajuste de la política monetaria. Cabe recordar que, a diferencia de la Fed, el BCE no tiene como objetivo la estabilidad del empleo o el crecimiento, no obstante, Largade señaló la influencia del crecimiento en la inflación como base para esta decisión. Finalmente, Lagarde señaló que no garantiza una nueva bajada en la reunión de diciembre y será una decisión que dependerá de los datos. Por su parte, el mercado espera al menos una nueva bajada en diciembre, algo que también encaja en nuestro escenario de tipos”, destacan los analistas de Banca March.
En opinión de Karsten Junius, economista jefe en J. Safra Sarasin Sustainable AM, el BCE se está quedando algo rezagado al recortar de manera tímida su tipo de interés oficial. “La inflación de septiembre se revisó a la baja, del 1,8% al 1,7% interanual. Aunque las tasas de inflación subyacente y del sector servicios se mantienen en el 2,7% y el 3,9% interanual, respectivamente, estos indicadores evolucionan lentamente, ya que las negociaciones salariales suelen ser retrospectivas y aún reflejan en parte el impacto de la inflación de 2022. Los precios de producción, que se ajustan más rápidamente, han vuelto a los niveles anteriores a la pandemia y el banco central podría considerar que la inflación del sector servicios está evolucionando con cierto retraso”, argumenta Junius.
Comprendiendo al BCE
En lo que atañe a la zona euro, las gestoras consideran que el recorte de 25 puntos básicos es una protección adicional frente a los riesgos a la baja, dado que el contexto macroeconómico es algo más débil de lo previsto. Celia Soares, gestora de carteras de clientes del equipo de renta fija de Janus Henderson, coincide en que los bancos centrales de todo el mundo están recortando tasas a diferentes ritmos. Y explica que la decisión del Banco Central Europeo (BCE) fue realizar un recorte consecutivo debido a los riesgos a la baja para el crecimiento económico, lo que, en su opinión, refleja otros riesgos en el horizonte, como la debilidad del mercado laboral y las tensiones comerciales. Ahora bien, advierte de que “en ciclos de recortes anteriores, el BCE buscaba estabilizar los diferenciales de los bonos periféricos; sin embargo, en este ciclo actual, el enfoque se ha desplazado hacia el apoyo a las economías centrales”.
“El lenguaje utilizado en el comunicado fue más equilibrado de lo que esperaban los mercados. Aunque el BCE habla de un crecimiento más débil, al mismo tiempo reconoce que la inflación nacional sigue siendo alta y que el crecimiento salarial es elevado. Tampoco hay orientaciones sobre futuras bajadas de tipos y el BCE insiste en tomar decisiones reunión por reunión. Este lenguaje equilibrado es una señal de que el BCE quiere mantener todas las opciones sobre la mesa. También es una señal de que los acontecimientos políticos y los datos determinarán la reacción del BCE en diciembre”, añade Tomasz Wieladek, economista jefe para Europa en T. Rowe Price.
Hugo Le Damany & François Cabau, economistas de AXA IM, destacan que durante la conferencia de prensa, la presidenta Lagarde reiteró ligeros cambios en la declaración de política monetaria: “‘Las perspectivas de inflación también se ven afectadas por las recientes sorpresas a la baja en los indicadores de actividad económica’, lo que supone un ligero aumento de la atención prestada a las (persistentes) decepciones en materia de crecimiento. A pesar de varias preguntas al respecto, reiteró el escenario de base de aterrizaje suave del BCE, desestimando los temores de una inminente recesión en toda la zona euro. Aunque estamos de acuerdo con esto último, destacamos nuestra previsión de crecimiento del PIB para 2025, mucho más débil, que prevé sólo un 0,9% (consenso de Bloomberg: 1,2% y BCE: 1,3%)”.
Aunque no hubo nuevas proyecciones, Ulrike Kastens, economista para Europa de DWS, tiene la impresión de que existe una creciente confianza entre los miembros del BCE en alcanzar el objetivo de inflación en el transcurso de 2025. En su opinión, “los riesgos para la economía siguen sesgados a la baja, pero no se espera una recesión. Además, también se destacó el carácter restrictivo de las condiciones de financiación. En términos reales, los tipos de interés oficiales son ahora incluso más restrictivos que en septiembre de 2023, cuando se produjo la última subida de tipos”, comenta.
Según Miguel Ángel García, director de inversiones de Diaphanum, “el BCE debería ser más agresivo en la bajada de los tipos de interés ya que el crecimiento previsto para la Eurozona es muy bajo, inferior al 1%, y la inflación ha bajado muy fuerte en los últimos meses situándose en el 1,8% la general y en el 2,7% la subyacente. Esperemos que no ocurra como con la subida de la inflación que no la vieron venir”
Previsión de tipos para la zona euro
En opinión de Konstantin Veit, gestor de carteras de PIMCO, el flujo de datos de los próximos meses decidirá la velocidad a la que el BCE continúa haciendo menos restrictiva su política. “Esperamos un debate en el Consejo de Gobierno sobre la configuración adecuada del tipo de interés neutral el próximo año, cuando el tipo de interés oficial caiga por debajo del 3%. Creemos que el BCE volverá a recortar en diciembre, y la fijación de un tipo terminal en torno al 1,85% para el segundo semestre del próximo año nos parece razonable”, señala.
Para Wieladek, el ritmo de recortes que pueda seguir el BCE dependerá de los riesgos que haya para la economía de la zona euro. “Por ejemplo, si la amenaza de aranceles de EE.UU. conduce a encuestas empresariales mucho más débiles en la zona euro, reforzando la opinión de que la zona euro se está deslizando rápidamente hacia la recesión , entonces el BCE podría recortar los tipos en 50 puntos básicos en una de las próximas reuniones. Por el contrario, si es improbable que cambie la política arancelaria de EE.UU. respecto a los productos europeos, un repunte de la confianza y unas encuestas empresariales más sólidas podrían llevar al BCE a optar de nuevo por recortes graduales. A la luz de estos importantes riesgos en los próximos meses, el recorte de hoy debería interpretarse como un recorte seguro”, argumenta el economista jefe para Europa en T. Rowe Price.
Por su parte, Mahmood Pradhan, Head of Global Macro Economics de Amundi Investment Institute, tiene muy clara su perspectivas: “Prevemos recortes de un cuarto de punto en cada reunión hasta abril. El hecho de que se sienta cómodo con la desinflación en curso y los costes salariales, a pesar de una tasa de paro en mínimos, le deja amplio margen para adoptar más rápidamente una postura menos restrictiva”. Y los economistas de AXA IM señalan al menos recortes consecutivos de tipos de 25 puntos básicos hasta junio: “Nos sentimos cómodos con nuestro escenario base, según el cual el BCE reduciría el tipo de interés de depósito en 25 puntos básicos en cada reunión hasta junio de 2025, cuando alcanzaría el 2,0%, en línea con las expectativas del mercado. Nuestro sesgo sigue siendo que podría llegar antes”.