La reunión del Banco Central Europeo (BCE) se saldó sin sorpresas. Tal y como estaba previsto, la institución ha mantenido los tipos de interés al 0% y prevé mantenerlos así hasta el segundo semestre de 2019, si fuera necesario. Lo más importante de ayer es que da por finalizado el QE, cumpliendo así con su compromiso, pero guardándose un as en la manga: continuarán las reinversiones, en su totalidad, de los vencimientos, al menos hasta finales de 2020 y según vaya subiendo los tipos.
La falta de sorpresas tras la reunión ha impulsado a las bolsas y a las bonos, aunque las dudas sobre los objetivos de la inflación en el corto plazo y las menores perspectivas de crecimiento han debilitado el euro. El mercado está conforme con la actuación del BCE, aunque considera que su política sigue siendo acomodaticia, en parte por la forma en la que pone fin al QE. Según explica Oliver Eichmann, co-responsable de renta fija para EMEA de DWS, “el BCE seguirá el volumen actual de los diversos programas. Las reinversiones se realizan teniendo en cuenta la clave de capital actual. Para evitar distorsiones del mercado, las reinversiones se prolongan durante un período de doce meses».
“Podemos entender que estas compras se mantendrán, aunque sean más reducidas, porque reinvertirá los bonos que venzan en bonos de los mismos Estados durante un periodo prolongado una vez que comience a subir los tipos de interés», matiza Carlos Vallés, broker de DIF Broker.
En opinión de Paul Diggle, economista senior de Aberdeen Standard Investments, no todo ha sido tan claro como se esperaba. “La reunión deja grandes preguntas sin contestar sobre cómo va a responder el BCE si los datos siguen debilitánose. Todo lo que hemos visto es que la reacción será lenta. El BCE siempre ha sido lento para flexibilizar y rápido para endurecer su política monetaria. El señor Draghi sabe que solo puede ganar el apoyo del Consejo de Gobierno para actuar una vez que la situación económica se haya agravado bastante. Por ahora estamos un poco lejos de esa situación y, además, la influencia de Draghi se irá reduciendo gradualmente a medida que su salida del BCE se acerque en octubre del próximo año. La única opción real que le queda a Draghi, en caso de que la economía empeore, es modificar el lenguaje del banco sobre la política futura”.
En este sentido, por ahora, el BCE ha rebajado las previsiones de crecimiento del PIB en una décima para este año y el que vienen, dejándolas en el 1,9% y el 1,7%. Según explica Marilyn Watson, responsable de estrategia global de renta fija basada en fundamentales de BlackRock, “el crecimiento económico en la eurozona se ha desacelerado en un contexto de deterioro de las condiciones comerciales, el endurecimiento de las condiciones financieras y el creciente riesgo político en algunas áreas. Creemos que el BCE mantendrá un enfoque cauteloso y medido para eliminar su postura de política monetaria muy flexible”.
Sobre el contexto económico, las gestoras coinciden en que el crecimiento será menor, pero no habrá una recesión. “La economía de la zona euro está manteniendo el rumbo, pero la bajada de la demanda externa está afectando al comercio. Hay muy poco que el BCE pueda hacer para afectar el entorno externo, de modo que la mejor opción es mantener el foco sobre la economía local y continuar la política monetaria que han comunicado. La economía norteamericana se ha beneficiado de la normalización de las políticas de la Fed y Europa también debería hacerlo”, comenta Aaron Anderson, vicepresidente senior de análisis de Fisher Investments.
¿Y ahora qué?
Respecto a qué sucederá con los tipos de interés, Diggle matiza: “A pesar de que es muy probable que los nuevos pronósticos económicos impliquen revisiones a la baja, el banco central todavía tiene grandes esperanzas de que aparezcan bolsas de crecimiento y la inflación subyacente repunte a medida que aumentan los salarios. Pero ambas expectativas son demasiado optimistas cuando se observa lo que está pasando en el mundo, por no hablar de Europa. Sospecho que ahora Draghi nunca podrá aumentar los tipos”.
Por eso, el tono de la conferencia de prensa fue bastante moderado, aunque Mario Draghi, presidente del BCE, reconoció que unos datos económicos más débiles y enfatizando que los riesgos se mantienen en general equilibrados. “Esta creciente precaución viene motivada por la mayor incertidumbre general, incluidos riesgos geopolíticos como pueden ser las tensiones comerciales”, aclara Anna Stupnytska, economista global de Fidelity International.
Dejando aún lado los restos que Draghi aún tienen por delante, lo cierto es que la decisión de detener la relajación cuantitativa es claramente un hito clave en el largo camino del BCE hacia la normalización de su política. “Es más, en el proceso seguido hasta este punto, el BCE ha logrado evitar las rabietas y otras disrupciones del mercado gracias a una hábil navegación por un difícil entorno económico”, añade Stupnytska.
Por supuesto, queda por ver qué efecto tendrá el alto en las compras de activos, y qué otras herramientas podría tener que emplear el BCE si la debilidad económica continúa en 2019. Pero, por el momento, Mario Draghi puede respirar con cierto alivio: la relajación cuantitativa ha terminado y los mercados no han entrado en pánico.
Un final que a las gestoras les suena, por ahora, muy teórico. “El Consejo de Gobierno tiene la intención de continuar reinvirtiendo los pagos de capital de los valores vencidos comprados en virtud de la APP durante un período prolongado posterior a la fecha en que comience a elevar las tasas de interés clave del BCE. Tanto este stock como sus efectos ayudarán a mantener bajos los rendimientos soberanos en la zona euro durante esta fase de normalización. Por lo tanto, el BCE sigue el camino trazado en su momento por la Reserva Federal al fortalecer su orientación a futuro y al garantizar una política monetaria muy flexible hasta al menos 2020. El BCE mantendrá el tamaño de sus compras netas acumuladas en cada programa de la APP Mientras que la asignación de compras públicas continuará dependiendo de la contribución de cada país a la clave de capital del BCE. Es probable que el problema de liquidez se discuta durante la próxima reunión de políticas” explica Valentin Bissat, economista senior y estratega de inversión en Mirabaud Asset Management.
Haciendo balance
Después de casi cuatro años de compras de bonos con un volumen superior a los 2,56 de billones de euros, el BCE ha finalizado su programa y toca hacer balance. ¿Ha funcionado la flexibilización cuantitativa? En opinión de Philippe Waechter, economista jefe de Ostrum AM, afiliada de Natixis IM, probablemente sí.
“La caída de todas las tasas de interés ha modificado temporalmente la compensación por parte de los consumidores, favoreciendo los gastos inmediatos en detrimento de los gastos futuros. ¿Sobre la inflación? Sí, ¿si la recuperación ayudó a evitar la deflación pero más allá? Podemos preguntarnos. La convergencia hacia la meta del BCE se pospone año tras año. Las previsiones sobre el crecimiento, convergencia hacia el potencial en 2021 estimadas en un 1,5% por el BCE, y sobre la inflación, sugieren, excepto para cambiar la función de reacción, que el BCE seguirá siendo acomodaticio por un tiempo prolongado”, concluye Waechter.