Durante la Cumbre Anual de Índices y ETFs organizada por S&P Dow Jones índices y la Bolsa Mexicana de Valores, el panel de cierre acaparó la atención por un tema trascendental para el mundo, y desde luego para los fondos de inversión: las tasas de interés.
La pregunta sobre si las tasas altas llegaron para quedarse, generó un intenso debate y una serie de opiniones de los participantes del panel: Adriana Rangel, directora de segmento institucional en Vanguard; Mayte Rico, CIO en HSBC Asset Management México; Rodrigo Román, CIO y Socio en NSC Asesores; además de Luiz Gonzalí Saucedo, Vicepresidente y Co-director de inversiones en Franklin Templeton.
«Venimos de 40 años en los que había cuatro factores que estaban presionando las tasas a la baja, la mayoría de ellos eran temas demográficos y uno relacionado con las economías emergentes y comercial. En lo demográfico habían tres factores; primero no habíamos vivido un cambio en la productividad como lo vivimos ahora, que es una presión al alza, el segundo es una fuerza laboral más jóven, con mayor propensión a ahorrar, y el tercero es que venimos de 20 años de retornos en activos riesgosos muy buenos y muy fuertes, y hacia adelante se esperan que estos retornos sean menores», dijo Adriana Rangel.
Asimismo, las tensiones sobre el comercio internacional genera presiones inflacionarias, concluyó la experta en su primera participación, no sin advertir el papel de China, que ha provocado alzas en las tasas de interés con sus movimientos en los mercados de bonos.
¿Desglobalización o «deschinización?
«Definitivamente vivimos un cambio de paradigma, que consiste en que estructuralmente habrá una inflación más alta por factores como la desglobalización; creemos que mucho se derivó justo después de la pandemia por la fragmentación observada, a lo que se añaden las presiones geopolíticas que han roto las cadenas globales de producción. También, a diferencia de otras décadas, la política fiscal en el mundo es extremandamente activa debido a los gastos de defensa, que llevan inevitablemente a tasas más altas», dijo Mayte Rico.
Otros temas como el cambio climático, la transición global, elementos de volatilidad en los commodities y el factor demográfico, son algunos factores más que llevan estructuralmente a tasas más altas.
«Yo no llamaría desglobalización a este proceso, yo lo llamaría «deschinización» de las cadenas de producción. La globalización sigue siendo una realidad, el problema es que nuestra percepción de la globalización estaba basada en China y ahora ya son distintos actores geopolíticos los que están absorbiendo lo que China está dejando: Vietnam, Indonesia, México, y varios más. Hay un mundo antes de 2020 y uno después, un mundo en el que el consumo se disparó. Antes de la pandemia el 67% del PIB de Estados Unidos era consumo y hoy es 71%, es una diferencia importante aunque no lo parezca, eso presiona a la inflación y a las tasas al alza», dijo Luis Gonzalí en su momento.
Si bien es cierto que vivimos en un mundo más inflacionario, el problema es que los bancos centrales no lo han declarado, y no lo pueden declarar hasta que cumplan la meta anterior, esto va a genera que veamos tasas más altas por más tiempo, que nos llevará a una desaceleración inevitablemente, dijeron los expertos durante el debate.
El «efecto sustitución» de los baby boomers
«Tenemos que analizar cómo está el patrimonio global; hoy tenemos un patrimonio de 110 trillones de dólares en el mundo, estamos hablando de personas físicas. Además, tenemos invertidos 101 trillones de inversionistas institucionales. Entonces, una parte de estos recursos se van a empezar a retirar por un recambio generacional y habrá presiones para las tasas; esto es algo importante que debemos entender, pero también hay un factor muy preocupante que es el déficit fiscal en el mundo, a largo plazo hay una serie amenaza que nos puede estallar», alertó Rodrigo Román.
Sin duda, un factor determinante para las presiones sobre las tasas será lo que llamaron el «efecto sustitución» en el mercado laboral de los baby boomers, que se espera que se retiren todos para 2030 y la generación que sigue no es lo suficientemente grande en recursos para sustituirla.
En resumen, hay factores diversos que mandan señales de que las tasas altas de interés en el mundo llegaron para quedarse por un tiempo más prolongado. No alcanzarán los niveles observados entre 2021 y 2022 cuando el repunte de la inflación las disparó, pero sí se mantendrán altas respecto a lo observado en los 20 años previos a la pandemia, cuando vivimos un mundo de tasas cercanas al cero absoluto al menos en los mercados desarrollados.