Inversis prevé que 2025 sea un año de resiliencia económica mundial, a pesar de las amenazas de guerras arancelarias desatadas ya por el presidente estadounidense Donald Trump. El estratega jefe macroeconómico de la firma, Ignacio Muñoz-Alonso, no descartó, en la presentación de perspectivas para el primer trimestre del año, posibles sorpresas, «que vendrán marcadas por la agenda económica del presidente de Estados Unidos». Entre ellas, el efecto en el crecimiento -y por tanto en las futuras decisiones de los bancos centrales- de esas posibles tensiones comerciales; las dudas de cómo abordar la fiscalidad en un entorno de bajada de tipos de interés y subida de aranceles, y el impulso desregulador en sectores como el energético o el tecnológico.
En definitiva, 2025 será «un año que, a nivel macroeconómico, estará marcado por las posibles guerras comerciales, la evolución de la inflación -que aún no consigue situarse en el objetivo del 2%- y la duda de si finalmente en 2025 veremos a Europa despegar económicamente«. En los mercados, el año estará marcado por la volatilidad de las curvas, los múltiplos de acciones y el futuro del sector tecnológico tras la reciente irrupción de la IA china.
Trump y su margen real de actualización
El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos vuelve a arrancar con una batería de decretos y anuncios de medidas económicas proteccionistas y amenazas de subidas de aranceles. En este contexto, Muñoz-Alonso apunta que la cuestión que habrá que analizar es si el nuevo inquilino de la Casa Blanca tiene margen real de actuación en un entorno que es muy diferente al que se encontró en 2016: ahora el país cuenta con un mayor déficit y deuda.
La primera de estas dudas llega precisamente de esa amenaza de subida de aranceles. Las guerras comerciales pueden representar una caída de más de un 1,3% del PIB americano y 0,3% de inflación, «lo que para el ciudadano medio americano se traduciría en una pérdida de unos 2.600 euros por año con el coste político que conlleva».
Para el experto, las políticas fiscales anunciadas, parecidas a las de 2017 para bajar el tipo fiscal medio al 15%, «supondrían aumentar el déficit público por encima de la tendencia estimada actual». Sobre la inmigración y el anuncio de deportaciones masivas, estas medidas provocarían una subida de medio punto de la inflación y una caída del 0,4% del PIB por el efecto en la base laboral del país. «Lo mismo ocurre con la inflación por el efecto de la desregulación en sectores claves como el energético, el tecnológico en especial las criptomonedas», asegura.
Todo esto lleva a Muñoz-Alonso a preguntarse si Trump va a ser capaz de poner en marcha estas medidas por los efectos negativos que tienen y su coste social y político, en términos de popularidad.
Panorama regional
Con este contexto y con perspectivas de alzas inflacionistas las previsiones de crecimiento global estarían en el entorno del 3,3%, muy parecido al 2024. Por regiones, en Estados Unidos la firma prevé un crecimiento en un rango del entre el 1,9% y el 2,7%, en línea con las previsiones de la Reserva Federal (2,1%); un crecimiento de los precios en el 2,5%; una tasa de paro contenida y unos fondos federales en el 3-4%. «Esperamos un repunte de las rentabilidades en Estados Unidos impulsada por el consumo y un mercado de trabajo robusto, con un déficit fiscal al alza y una ratio de deuda sobre PIB lejos de adaptarse».
En cuanto a la inflación, tras crecer en diciembre por tercer mes consecutivo, se mantiene resistente a bajar a pesar de que la subyacente da un respiro y comienza a corregirse, aunque de forma muy lenta.
Con este panorama, la Reserva Federal pondrá freno al proceso de bajadas de los tipos de interés y, tras la suspensión de esta semana pasada, en la firma se inclinan por solo dos recortes en 2025, que dejarán los fondos federales en el 3,9%.
Europa es el contrapunto de lo que ocurre en Estados Unidos. En la eurozona posiblemente hayamos tocado fondo en cuanto a las bajas cifras de crecimiento. El consenso apunta a un 1%- 1,1% en 2025 muy en línea también con el BCE. En cuanto a la inflación veremos cifras cercanas al objetivo del 2%, paro contenido y un déficit fiscal que debería empezar a contenerse. Todos los componentes de la inflación se comportarán bien menos el sector servicios, más obstinado y que lastra la inflación subyacente del índice general. El crecimiento europeo se verá empujado por el consumo privado gracias al mercado de trabajo y los salarios, además de por el consumo público, ambos justifican 2/3 del crecimiento europeo.
Con este entorno, los escenarios del BCE pasan por unos tipos de depósito entre el 1,2% y el 2% con hasta cuatro bajadas en 2025. «Con lo peor de la crisis superada, los retos de la eurozona se centran en la consolidación fiscal y las tensiones comerciales con Estados Unidos, con mayor impacto en Alemania», asegura el experto.
Por último, China mantiene los problemas estructurales que se han visto tras la reapertura tras la pandemia, en concreto el consumo. En los últimos meses parece que se ha registrado algo más de actividad que podría anticipar cierta recuperación, pero las ventas minoristas aún siguen bajas y se mantienen las dudas en el sector inmobiliario. Hay factores que invitan a pensar que el consumo va a seguir contraído durante algunos meses. Las palancas de China para salir adelante serán por un lado el estímulo fiscal y de otro el comercio exterior, con políticas comerciales más agresivas.
Distribución de activos
Tras un 2024 con donde no se ha materializado la recesión, comienza una recuperación con repunte en rentabilidades asociadas a la victoria de Trump, pero también a las consecuencias de sus desregulaciones y medidas fiscales, según la firma. Este contexto permite a la firma ser muy positiva en todos los segmentos de renta fija. «En soberanos, vemos que las curvas empiezan a recuperar la pendiente positiva, con las primas a corto plazo escorándose por debajo de las rentabilidades a 10 años», aseguran. De esta forma, Muñoz-Alonso se muestra favorable a mantener una infraponderación en sectores más volátiles.
En la eurozona también observan una normalización de la curva de tipos, y no ven decisiones del BCE disruptivas en un entorno de crecimiento normalizado. «Nos inclinamos hacia el crédito de calidad europeo», concluye.
En cuanto a renta variable, siendo consciente de la situación de agotamiento tras dos años muy buenos para los mercados bursátiles, la firma cree que al mercado estadounidense «aún le queda recorrido de retornos positivos tras las medidas prometidas por Trump, especialmente en lo relativo a la fiscalidad de las empresas, como ya vimos en su anterior mandato».
En definitiva, apuesta por la renta variable americana y por los sectores: tecnológico, relativizando por tanto la irrupción de las IA chinas, el consumo discrecional, energía, salud y defensa, tras el aumento de inversión militar con la llegada de Trump.