En un panorama económico complejo y variable, debido principalmente a factores geopolíticos como las elecciones estadounidenses o los conflictos en Ucrania y Gaza, se produce cierto escepticismo entre los inversores a la hora de gestionar sus carteras.
Sin embargo, tal y como reconoce Jody Johnson, vicepresidenta y gestora de Capital Group, aunque el período actual pueda generar una importante incertidumbre sobre los tipos de interés y las carteras de renta fija y de renta variable, es un momento atractivo para la inversión activa. “Desde el final de la Guerra Fría, hemos disfrutado también de largos periodos de relativa estabilidad geopolítica. Todo ello está cambiando. Los tipos de interés en Estados Unidos se sitúan en los niveles más altos de los últimos 23 años. La inflación disminuye, pero se estanca, y se mantiene en un nivel bastante elevado. Estamos viendo indicios de desglobalización en un contexto de aumento de los aranceles e intensificación de las guerras comerciales. La relación entre las dos mayores economías del mundo, China y Estados Unidos,ha dado un paso atrás», contextualiza Johnson.
Ahora bien, las gestoras internacionales coinciden en que el factor clave que marcará el mercado será la inflación. “A medida que se modera la inflación, aunque de manera desigual, hay más bancos centrales que se deciden a bajar los tipos. Mayo fue el séptimo mes consecutivo en el que el número de bancos centrales que bajaron los tipos fue superior a los que los subieron. Algunos de los más recientes han sido el Banco Nacional Suizo, el BCE y el Banco de Canadá», explica Allianz GI, en su informe House View: 3.er trimestre 2024.
Ideas de inversión
Ante este contexto, ¿qué propuesta tienen las gestora internacionales? Leonardo Fernández, director general para Iberia en Schroders, explica que durante los últimos 24 meses, el efectivo ha jugado un papel muy importante. “Sin embargo, en un entorno de bajada de tipos creemos que los inversores deben reconsiderar su asignación a este activo y reevaluar si es el activo de bajo riesgo que muchos tienen en mente. Para aquellos inversores dispuestos a asumir un poco de volatilidad creemos que es fundamental contar con una combinación diversificada de activos», afirma.
Según Ignacio Saralegui, Head of Portfolio Solutions en Vanguard América Latina, las tasas de interés más altas pueden ser un viento en contra para los precios de los activos. “El mercado de bonos global se ha ajustado a ellos, como se refleja en las fuertes caídas de los precios de los bonos en los últimos dos años. El mercado de renta variable, por otro lado, ha seguido alcanzando nuevos máximos, lo que sugiere que los inversores pueden ser demasiado complacientes con la expansión de las valoraciones», argumenta Saralegui.
Sobre la asignación ha activos tradicionales (renta fija y renta variable), el Fernández explica que el crédito europeo especialmente se ha visto beneficiado en la primera parte del año dado el ajuste en las expectativas de política monetaria, y creen que sigue habiendo valor en este activo, además de que, en el entorno actual de bajada de tipos la renta variable tiene atractivo.
Para abrdn, la renta fija sigue siendo su activo favorito como explica Álvaro Antón Luna, Country Head, de abrdn para Iberia: “En nuestro caso, hemos incrementado las duraciones porque estamos pensando que sí se van a producir esas bajadas de tipos. Si nos fijamos por regiones, más Europa que Estados Unidos. Y si nos fijamos en segmentos, nos gusta más el crédito corporativo con grado de inversión, ya que todavía las yields son atractivas. Si pensamos en añadir algo más de rentabilidad, también podríamos ir a High Yield europeo, mejor que el Estados Unidos. El que quiera diversificar algo más puede irse a renta fija de mercados emergentes, aunque en este caso, solo en divisa fuerte porque estamos pensando en duraciones cortas».
Según Mario Montagnani, Senior Investment Strategist, Vontobel, no hay que olvidarse de la renta variable, en especial, de la europea. Según destaca en su análisis, la renta variable estadounidense alcanzó un nuevo hito en junio, cuando el índice S&P 500 alcanzó su 31º máximo histórico en lo que va de año, sin embargo, los índices de la Eurozona, que habían seguido el ritmo de los mercados estadounidenses de alta tecnología hasta finales de mayo, se vieron afectados por una “tormenta perfecta” a principios de junio.
“En cuanto a la renta variable de la zona del euro, hay varias cuestiones en juego, desde el resultado de las elecciones francesas, hasta la imposición de aranceles a los vehículos eléctricos chinos, que podría dar lugar a medidas de represalia. Todo ello provocó el nerviosismo de los mercados, con importantes salidas de capital de la región, aunque hay varias razones que hicieron que viéramos estos eventos como oportunidades. En primer lugar, los acontecimientos políticos reflejados en los mercados bursátiles han sido históricamente efímeros. En segundo lugar, esperamos un impulso positivo de liquidez para la región a medida que el BCE siga relajando su política monetaria (véase el gráfico). Esto debería favorecer a la renta variable de la zona euro, tradicionalmente expuesta a sectores cíclicos. En tercer lugar, los valores de la Eurozona están mostrando una sólida dinámica de beneficios por acción en comparación con otras regiones, junto con unas valoraciones atractivas”, concluye Mario.