Durante décadas, las autoridades chinas han venido fijando (y cumpliendo con bastante fiabilidad) el indicador más importante para los planes económicos quinquenales del país: la expansión del PIB. Si un objetivo de crecimiento parecía difícil de conseguir, el manual tradicional recetaba flexibilización del crédito e inversión en infraestructuras para cerrar la brecha.
Pero la tradición podría estar a punto de cambiar. Por primera vez en décadas, según indican Alvin Cheng y Lynda Zhou, gestores de renta fija y renta variable, respectivamente, en Fidelity International, ante el aumento de las tensiones con EE.UU. y a raíz de la pandemia de COVID-19, los líderes chinos se han saltado el objetivo de crecimiento del PIB a cinco años en las líneas maestras publicadas esta semana y que darán forma a las políticas económicas de China hasta 2025. No obstante, esta omisión no es algo totalmente inesperado: el primer ministro Li Keqiang presentó una memoria anual de gobierno en mayo sin fijar ningún objetivo de PIB para este año.
Se prevé que los pormenores del plan se anuncien durante las próximas semanas o meses. En cualquier caso, dar menos prioridad a los datos del PIB permitirá a China formular políticas a largo plazo con mayor coherencia y centrarse en la calidad del crecimiento (no solo la cantidad). El consumo interno y el desarrollo tecnológico van a dominar el diseño económico del gobierno, mientras que la apertura de los mercados financieros probablemente se acelere durante los próximos cinco años.
Jugar la carta del largo plazo
La resistencia de China ante la tentación de aplicar estímulos agresivos ha sorprendido a muchos analistas este año, especialmente cuando los países occidentales han descargado todo su arsenal monetario y fiscal en un esfuerzo por conjurar una crisis prolongada. En respuesta a las perspectivas dispares en torno al crecimiento mundial, las autoridades chinas parecen estar tolerando cierta dosis de dificultades a corto plazo para centrarse en el efecto beneficioso a largo plazo.
A muy largo plazo, de hecho: las nuevas directrices también contienen objetivos generales hasta 2035 que afirman que el PIB per cápita debería aumentar en 15 años hasta un nivel acorde con el de las “naciones moderadamente desarrolladas”. Aunque suene un tanto vago, eso sugiere que el PIB per cápita debería duplicarse o incluso triplicarse desde los 10.000 dólares del año pasado.
Foco doméstico
Un eje clave del nuevo plan quinquenal es la estrategia de “doble circulación” refrendada por el presidente Xi Jinping este año. En Fidelity International creen que la pata doméstica de la estrategia (la “circulación interna”) es el aspecto más importante. Las autoridades probablemente traten de impulsar el consumo interno mediante medidas como las rebajas de impuestos y las subvenciones para formación, sanidad y vivienda.
La dependencia de las exportaciones que caracteriza a China se va a reducir aún más con esa doble circulación. Un objetivo importante —no conseguido del todo— del 13º plan quinquenal (para el periodo 2016-2020) ha sido reorientar la economía para reducir el peso de las manufacturas y reforzar los servicios. De hecho, las perspectivas del sector exportador del país han mejorado después de que la pandemia haya alterado las cadenas de suministro internacionales, mientras que la demanda aguantó en muchos países occidentales gracias a los estímulos a gran escala.
Tecnología y finanzas, a la cabeza
La tecnología y la innovación serán protagonistas del nuevo plan y el gobierno pondrá en marcha más medidas de apoyo para el desarrollo de la ciencia básica y la investigación sobre componentes clave, como los chips informáticos. Las líneas maestras hacen un llamamiento a realizar esfuerzos para crear “un país de ciencia y tecnología sólido”, así como una “nación innovadora líder”. Entre las autoridades chinas se ha gestado durante los últimos dos años una sensación de urgencia después de que Washington pusiera obstáculos a las exportaciones de tecnología en el marco de la guerra comercial. En Fidelity International piensan que otra implicación de ello es que China también podría modificar sus políticas educativas para aumentar la importancia de las ciencias básicas.
En ese sentido, esperan que los mercados de capitales desempeñen un papel importante en el fomento del crecimiento del sector tecnológico en China. Los reguladores bursátiles están acelerando la reforma de las normas de cotización para el mercado Star de Shanghái y el mercado ChiNext de Shenzhen, dos plazas diseñadas para alimentar a las empresas tecnológicas chinas.
Más liberalización financiera
Atraer capitales extranjeros puede verse como un elemento de la pata externa de la doble circulación. El mercado interno de renta fija ha registrado flujos de entrada constantes este año después de que los reguladores suavizaran las restricciones para los inversores extranjeros, que quieren beneficiarse de la ampliación del diferencial de rendimiento de la deuda pública china frente a los bonos del Tesoro estadounidense. La recuperación protagonizada por China, el país que primero entró y primero ha dejado atrás la crisis provocada por la pandemia, también ha ayudado a elevar el atractivo de su mercado interno de bonos.
Así, Fidelity International cree que se avecinan más medidas de liberalización de los mercados y que se animará a los capitales extranjeros a tomar parte en un abanico mayor de actividades como inversores y generadores de operaciones. Actualmente, la deuda pública china ha recibido la mayor parte de los flujos de entrada, pero las autoridades tratarán de ampliar la gama de activos a disposición del capital extranjero.
En el plano cambiario, el Banco Popular de China podría intentar suavizar los controles sobre los tipos de cambio y la cuenta de capital del país, aprovechando la debilidad del dólar. Si se considera que es buen momento para una reforma del sistema cambiario, se podrían realizar pruebas, por ejemplo en regiones concretas, como determinas zonas de libre comercio.
También se podrían ver nuevas reformas en la sanidad, las empresas estatales, la propiedad de la tierra y las normas de inscripción de hogares (hukou). Desde una perspectiva general, los efectos conjuntos de la nueva agenda económica de China para los próximos años van a priorizar una economía más de mercado.
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