Una guerra en Europa, unos niveles de inflación como los de la década de 1970, China enfocando su recuperación, la renta fija y la renta variable cayendo al unísono… parece que el horizonte se va poniendo cada vez más oscuro. En estos últimos seis meses hemos pasado de hablar de la recuperación post COVID-19 al riesgo de una recesión, obligando a los gestores de carteras e inversiones a repensar sus carteras.
En opinión de Lale Akoner, economista senior de BNY Mellon Investment Management, para entender este entorno, debemos tener muy presentes dos factores: cuándo tocará techo la inflación y los tipos de interés. Ahora mismo, considera que los tipos de interés estadounidenses representan el principal riesgo para los mercados. “Puede que tengan que subir más de lo que actualmente descuenta el mercado y, en ese caso, tanto la renta fija como la renta variable serán vulnerables y podemos esperar más volatilidad durante el verano”, advierte Akoner.
El último dato de inflación en EE.UU., publicado ayer, alcanzó un nuevo máximo del 9,1% en junio, un nivel no visto desde noviembre de 1981. Según explica Akoner, las presiones inflacionistas se están extendiendo a los elementos básicos (sin alimentos ni energía) del índice y persisten en los salarios, los alquileres, la sanidad y la educación. «En última instancia, la Reserva Federal tendrá que controlar la inflación a través de un crecimiento suficiente para hacer bajar el crecimiento de los salarios. No esperen datos de empleo fuertes hacia finales de este año. Creemos que la Fed tendrá que llevar los tipos a un territorio abiertamente restrictivo mucho antes de lo que había pensado. De ahí que la subida de 75 puntos básicos en julio, y otras dos subidas de tipos de 50 puntos básicos para finales de año parezcan plausibles», afirma.
EE.UU, Europa y China: bancos centrales e inflación
Según Gilles Moëc, economista jefe en AXA IM, las señales de desaceleración económica continúan acumulándose y, en este contexto, “el impacto de los crecientes riesgos de recesión triunfa sobre el alivio de una política monetaria menos restrictiva”. A pesar de que reconoce que es conveniente ser cautos, el economista destaca: “La velocidad actual a la que se acumulan las señales de fuerte desaceleración en la economía estadounidense es notable. Las acciones han caído aún más, ya que el riesgo de recesión sigue aumentando, pero al mismo tiempo, están surgiendo las primeras dudas sobre la necesidad de la Fed de aplicar todo el ajuste que ha estado comunicando”.
Si nos fijamos en la eurozona, Moëc apunta que el mercado ha revisado a la baja sus expectativas sobre la trayectoria del BCE. “La cantidad de endurecimiento que tendrá que implementar el BCE para volver a controlar la inflación puede terminar siendo menor de lo que el banco central está insinuando actualmente. A corto plazo, creemos que el mercado está aún más centrado en el “problema de la fragmentación”, afirma.
En el caso de China, que en las últimas décadas ha jugado el papel del “motor del crecimiento global”, mantiene el foco puesto en el control de la pandemia y recuperar su capacidad de crecimiento. “En 2022, resulta muy improbable que su crecimiento económico alcance el nivel del objetivo oficial, del 5,5 % anual. Dado que la situación sanitaria del país sigue lastrando la actividad económica, las autoridades mantienen la prudencia en cuanto a su relajación monetaria. A pesar de que se anima activamente a los gobiernos locales a acelerar su inversión en infraestructuras, se espera que el PIB de China crezca en torno a un 4 % durante 2022”, advierten los expertos de Candriam.
Las gestoras coinciden en que el crecimiento global se detendrá, la diferencia está en que algunos hablan, como hemos visto, de desaceleración y otros directamente de recesión. Mabrouk Chetouane, jefe de Estrategia de Mercados Globales de Natixis IM Solutions (Natixis Investment Managers), se queda en un punto intermedio y habla de una “recesión leve”. Según sus expectativas, el crecimiento mundial se debilitará significativamente hasta el 2,6% en 2022, especialmente impulsado por la desaceleración de la demanda interna y la persistencia de la inflación en las economías desarrolladas.
“Los responsables de la política monetaria, especialmente en Estados Unidos, tienen que elegir entre dos escenarios: recesión leve o estanflación. Creemos, y así lo ha confirmado Jerome Powell, que los bancos centrales se sienten más cómodos con un escenario de recesión leve que con uno de estanflación. En general, las recesiones sólo duran unos meses, y pueden abordarse con el conjunto de herramientas de política del banco central, es decir, con medidas convencionales y no convencionales. En este contexto, los bancos centrales seguirán subiendo los tipos de interés oficiales en el segundo semestre de 2022”.
Ideas de inversión
Los últimos outlooks publicados por las gestoras internacionales recogen y analizan todo este entorno, pero también reconocen que detrás de tanta nube, sigue brillando el sol. De cara al futuro, desde PIMCO explican que, en lugar de buscar el rendimiento, los inversores buscarán la resiliencia en la construcción de sus carteras, tratando de construir una asignación de activos más sólida ante un entorno más incierto de volatilidad macro, volatilidad de los mercados y apoyo de los bancos centrales. “Las valoraciones de partida y nuestras expectativas de un entorno macroeconómico y de mercado más volátil exigen unas expectativas bajas y realistas para los rendimientos del mercado de activos en el horizonte secular”, afirman.
Según destacan desde Edmond de Rothschild AM, la buena noticia es que los bancos centrales se están poniendo al día y, a pesar del turbulento entorno geopolítico y de mercado actual, la economía mundial ha retrocedido, pero no está todo perdido. “Por el momento, seguimos posicionados con cautela, pero estamos atentos para reforzar la exposición. Hay numerosas oportunidades en la deuda de países emergentes y high yield, así como en la renta variable”, indican.
Por su parte, Akoner considera que la correlación positiva entre bonos y acciones tiene recorrido: “La renta variable aún no ha tocado suelo y sigue ofreciendo más potencial que la renta fija; todavía no es momento de rotar a renta fija. Conviene recordar que, cuanto más aumente la inflación, más caerán las valoraciones. En este contexto, cualquier repunte futuro del mercado supondrá una oportunidad para recortar exposición en las áreas con menos probabilidades de liderar cuando el mercado se dé la vuelta. Por otra parte, los activos con capacidad para generar rentas y las estrategias neutrales al mercado podrían comportarse relativamente mejor”.
Desde Tikehau Capital consideran que la dispersión, es decir las diferencias de valoración y rendimiento entre activos, seguirá estando presente en lo que queda de año. “Esto debería fomentar el análisis fundamental y la selección de valores. Probablemente, hemos pasado de un mercado de asignación de activos a un mercado en el que la selección de valores impulsará el rendimiento”, reconocen.
Renta variable
Con este enfoque, en el caso de la renta variable, la gestora sigue favoreciendo las empresas de alta calidad y con valoraciones razonables. “Estas empresas tienen una rentabilidad y un flujo de caja superiores que, cuando se reinvierten en el negocio, pueden generar importantes rendimientos para los inversores a largo plazo. Actualmente, este segmento de calidad cotiza a precios históricamente razonables en relación con el resto del mercado, lo que creemos que es un punto de entrada potencialmente atractivo. En concreto, el sector de productos básicos de consumo es una gran fuente de empresas de calidad en nuestro universo de inversión, con un descuento similar al observado durante la burbuja de Internet. Por otra parte, algunos segmentos tecnológicos, como los servicios relacionados con la nube y la publicidad digital, siguen pareciendo atractivos y ofrecen una interesante combinación de calidad y valoración según nuestro análisis”, indican.
“Creemos que los mercados de renta variable probablemente ofrezcan rendimientos potenciales más bajos que los que los inversores han experimentado desde la crisis financiera mundial, lo que refuerza nuestro enfoque en la calidad y la importancia de una cuidadosa selección. Esperamos que los mercados emergentes ofrezcan buenas oportunidades, al tiempo que destacamos la importancia de la inversión activa para distinguir entre los posibles ganadores y perdedores en un entorno de inversión difícil”, añaden desde PIMCO.
Renta fija
En el caso de la renta fija, mantienen su convicción en los bonos high yield frente a investment grade, y apuestan por reducir aún más la duración crediticia. “Al mismo tiempo, algunos emisores de alto rendimiento siguen mostrando unos fundamentales sólidos. En este contexto, la selección sigue siendo clave, y es necesario centrarse en aquellas compañías que puedan hacer frente a la subida de la inflación y en empresas con márgenes sólidos. Por último, la deuda subordinada sigue siendo atractiva”, apuntan desde Tikehau Capital.
En PIMCO consideran que los rendimiento de los bonos básicos de referencia se ha recuperado desde los mínimos de la era COVID-19 o están cerca de hacerlo, lo que probablemente sea el máximo secular de los tipos de interés oficiales en los distintos países.
“Prevemos rendimientos positivos en la mayoría de los índices de referencia de renta fija durante el horizonte secular, y las inversiones en renta fija, con niveles de rendimiento más altos, deberían desempeñar un papel importante en la creación de resiliencia en las carteras diversificadas. Además, creemos que las estrategias de crédito privado pueden ser un complemento atractivo de las asignaciones de crédito público, aunque estamos viendo excesos en algunos segmentos de estos mercados. Esperamos favorecer el crédito corporativo de mayor calidad, y trataremos de proporcionar liquidez, no de exigirla, durante los periodos de tensión del mercado de crédito”, puntualizan.
Visión táctica y estratégica con BlackRock
Uno de los documentos de perspectivas más interesante que se han presentado esta semana ha sido el de BlackRock. Según Javier García-Díaz, responsable de Ventas de la gestora para España, Portugal y Andorra de la gestora, hemos llegado a una nueva etapa marcada por el fin del crecimiento tímido y la inflación controlada. “Estamos en un nuevo mundo con mayor volatilidad y primas más altas tanto en renta fija como en renta variable. Una etapa donde los bancos centrales tendrán que asumir que van a convivir con una inflación más alta y que no es necesario una política monetaria tan agresiva”, afirma.
En este sentido, comparte que la gestora ha identificado tres aspectos que los inversores deben tener en cuenta a la hora de invertir: cómo las restricciones a la producción está reduciendo el crecimiento; asumir que las políticas monetarias y las subidas de tipos van a tener un impacto; y la politización excesiva de todo.
En su opinión, estas tendencias se pueden traducir en tres tendencias de inversión: “La primera es la volatilidad. Los inversores deben preparar sus carteras para vivir con ella. En segundo lugar, la inflación, ya que vamos a vivir con ella; y, por último, la transición energética; lo que significa tener activos vinculados a esta transición”.
En este sentido, la gestora apuesta por un posicionamiento táctico caracterizado por reducir el riesgo en renta variable. En particular, en la renta variable estadounidense y europea, donde ha pasado a estar infraponderada; mientras que se mantiene neutral en renta variable japonesa y en renta variable de mercados emergentes. En el caso de la renta fija, opta por estar infraponderado en bonos soberanos y neutral en Europa, con la salvedad del Reino Unido. “En el caso del crédito investment grade estamos sobreponderados, ya que consideramos que tras la respuesta a la pandemia las empresas tienen efectivo y van a poder emitir deuda a largo plazo, siendo el nivel de default muy bajo. Nuestro criterio es la calidad, lo que nos hace estar neutrales en crédito high yield”, matiza García-Díaz.
Respecto a su visión estratégica, es decir, a cinco años, el planteamiento es el opuesto. “Estamos sobreponderados en renta variable, ya que preferimos este activo frente a la renta fija. Creemos que los bancos centrales asumirán que podemos vivir con una inflación sin necesidad de tener una política monetaria tan agresiva. También vemos, cada vez, más interesante los mercados privados y el papel que aportan en la cartera en términos de diversificación del riesgo y del rendimiento”, concluye García-Díaz.