Los mercados emergentes vivieron años muy duros en 2014 y 2015 pero, tras alcanzar sus peores momentos en los primeros meses de 2016, a lo largo de todo el año pasado y todavía en 2017 han ofrecido a los inversores sólidos retornos, incluso de doble dígito, erigiéndose como la región con mejores rentabilidades. En las últimas semanas han resurgido algunas dudas, debido principalmente a la volatilidad en las divisas y algunos eventos políticos en Turquía y Sudáfrica, lo que podría servir de excusa a algunos inversores, advierteMichael Bolliger, responsable de Asset Allocation en Mercados Emergentes de UBS Wealth Management, para tomar beneficios y recoger las ganancias acumuladas en los últimos años. Pero ese no es el enfoque de la entidad, que se centra en los fundamentales y concluye que no hay razones o indicios reales para ser negativos.
“De cara a 2018, los mercados emergentes tendrán apoyo y, desde un punto de vista de asignación de activos, favorecemos los activos de riesgo”, léase renta variable, de forma selectiva deuda high yield y, también de forma selectiva, divisas emergentes frente al dólar estadounidense, indicaba el experto en una reciente presentación en Madrid.
Entre sus argumentos, y superando el mero análisis de valoraciones y comparación con respecto a los máximos históricos, el experto recurre a los fundamentales, que muestran un crecimiento global sincronizado, sin señales de estrés, que se trasladará a las compañías y será un soporte para la renta variable. “Hay crecimiento en EE.UU., también en Europa se ven signos de aceleración y el crecimiento en China repunta tras varios años a la baja: son indicadores de un crecimiento más sostenible”, dice el experto. De hecho, la situación en EE.UU. podría beneficiar también al mundo en desarrollo: el país, que se encuentra en una fase del ciclo más avanzada, está viendo cómo los salarios empiezan a subir y, en consecuencia, el consumo; y ese consumo podría incrementar la demanda y beneficiar a productores como México, Corea, Vietnam, Filipinas o China… “El crecimiento en EE.UU. es una buena noticia para los mercados emergentes”, dice el experto.
Pero también estas regiones crecen, a distintos niveles y en distintas fases (de recuperación, expansión, contracción o desaceleración), lo que ofrece oportunidades de valor relativo pero también de análisis histórico de cara a la inversión en los distintos países. Y es que además las perspectivas de crecimiento de los beneficios de sus empresas son muy positivas: si en lo que va de año se estima un crecimiento del 21,5%, para el próximo las estimaciones apuntan al 10%, un nivel “más realista pero que apoyará a los índices en 2018”, comenta Bolliger. Y un nivel que la Fed no podrá romper: “Subirá tipos, pero no cambiará la historia de crecimiento en los beneficios”, añade. En cuanto a las valoraciones, reconoce que no están baratas pero tampoco caras –y en todo caso más atractivas que los mercados desarrollados-, puesto que sus analistas no han encontrado evidencias significativas sobre el comportamiento futuro de los mercados a estos niveles de precios. “Estos niveles no son indicativos de ningún cambio, así que lo mejor es centrarnos en el crecimiento de los beneficios”, añade el experto. Un crecimiento que cobra importancia precisamente en un mundo con tipos al alza.
Sobre las divisas, ve oportunidades interesantes tras la corrección del pasado, que ayudó a los países a fortalecer sus fundamentales y a neutralizar sus déficits por cuenta corriente o incluso a convertirlos en superávits, impulsando la confianza en estos mercados y haciéndolos menos vulnerables. Sobre el ciclo de crédito, también habla de mejores fundamentales y ratios de default estables y a la baja, mientras los diferenciales de la deuda pública y corporativa resultan más atractivos que sus comparables del mundo desarrollado.
Sin olvidar el papel de las reformas en esta mejora de los fundamentales: “Argentina ha hecho un gran trabajo bajo la Administración Macri, que continuará el próximo año. Brasil aún tiene espacio para acometer más reformas, sobre todo de cara a 2018, cuando hay elecciones y nuestra visión es positiva, pues el país ha superado la recesión y lo vemos más como una historia de reformas y crecimiento”. En África, también señala oportunidades en Egipto o en los países del Golfo donde, a pesar de las tensiones geopolíticas, el experto habla de reformas económicas exitosas, mientras en Asia también ve historias muy positivas en mercados como China, India o Indonesia. A pesar de los potenciales riesgos políticos –muchos países afrontan elecciones en 2018-, es positivo y recuerda que, a pesar de eventos como el Brexit, la victoria de Trump en la presidencia de EE.UU., la crisis de Corea del Norte o el problema catalán, las bolsas han seguido subiendo y la política no ha cambiado ese escenario.
Por todo ello, y en un entorno en el que, a pesar de lo que pueda parecer, los mercados emergentes aún están infraponderados en las carteras frente a los desarrollados, apoya la inversión en estas regiones. “Si crees que habrá más crecimiento en emergentes, ese crecimiento apoyará a las acciones de estos mercados frente al mundo desarrollado. Y si has de batir al índice -teniendo en cuenta que las rentabilidades de los emergentes son mayores o lo han sido a lo largo de la historia-, si los excluyes de la cartera hay riesgo de no superar al mercado”, apostilla el experto.
Emergentes… con gestión pasiva
Para invertir en estos mercados se puede optar por una aproximación activa o pasiva. En el evento, Pawel Janus, responsable de Análisis sobre Inversiones Pasivas e Indexadas en UBS AM, explicó las implicaciones de invertir en estos mercados –tanto en bolsa como en deuda- con propuestas indexadas o ETFs, en un momento de mayores flujos y demanda creciente (en lo que va de año, el 15% de los flujos totales en renta variable han ido a emergentes, así como el 14% de las entradas hacia la renta fija), y teniendo en cuenta los beneficios de diversificación y retornos que aporta esta inversión (a largo plazo, los activos emergentes han casi doblado la rentabilidad de aquellos en el mundo desarrollado; por ejemplo, la renta fija emergente ha ofrecido mayor rentabilidad ajustada al riesgo que el high yield americano).
En renta variable, Janus destacó la mayor diversificación y cobertura que han alcanzado índices como el MSCI Emerging Markets, que si en 1988 incluía a 10 países con una capitalización de 52.000 millones de dólares, ahora aglutina a 24, con 4,9 billones, con inclusiones este año de mercados como Pakistán, o la próxima de parte de las acciones A chinas –“un paso positivo”, que podría llevar el peso del país al 43% en 2030, con las sucesivas inclusiones programadas-. Los BRIC aún dominan en los índices, pero se mantienen estables con un peso cercano al 45%, dice. Por sectores, recuerda que ya no es un índice de energía y materiales sino donde dominan las tecnologías de la información, financieras y consumo discrecional, que suponen un 60%, en línea con la composición de los índices de los mercados desarrollados. Sobre el hecho de seguir índices de bolsa emergente basados en la sostenibilidad, explica que cambia totalmente la asignación por países, restando mucho peso a China y sumándolo a Suráfrica e India, pero que puede ser una gran oportunidad de inversión (un estudio reciente de Deutsche Bank, dice, demuestra que la ISR puede añadir valora a largo plazo).
En renta fija, el experto explicó la importancia de seleccionar bien los índices que se sigue, la importancia de que estén bien diseñados, buscando aquellos más representativos y que incluyan más mercados, que ofrezcan liquidez y también una buena diversificación –capados de forma que den menos peso a los emisores más endeudados-. “En renta fija emergente, la selección del índice importa mucho”, explica, y destaca Barclays EM USD Sovereign+Quasi Sovereign 3% Capped (BEMUTRUU) y JP Morgan EMBI Global Core (JPEICORE). También explica que UBS AM trabaja con JP Morgan para la creación de índices que luego siguen sus productos pasivos –crearon uno de deuda pública y privada emergente que invierte a corto plazo y mitiga el riesgo de tipos de interés recientemente, y también uno de deuda emergente en divisa local con factores, en el que se basarán para lanzar un nuevo ETF en el futuro-. Sobre las divisas, Janus dice que depende del perfil del inversor puesto que “no es una cuestión de retornos sino de la volatilidad que se está dispuesto a asumir”.
El negocio de UBS ETF crece
Y todo, en un entorno de creciente negocio para los ETFs, que siguen creciendo y recibiendo flujos (sobre todo en renta variable –europea con más fuerza- y, en renta fija, en crédito y deuda emergente). Pedro Coelho, responsable del negocio de UBS ETF para Iberia, explicó que la gestora es ya la cuarta por activos en Europa, con 47.500 millones de euros y entradas de 10.400 millones solo este año en los productos domiciliados en el continente. Aunque la mayor parte está en productos bursátiles (el 81% del negocio), están creciendo también en renta fija, sobre todo en los segmentos de deuda emergente y bonos ligados a la inflación.
La gestora también gana tracción en productos con cobertura de divisa (el 67% de los flujos van a estas clases, ante la volatilidad en el mercado de divisas), y en vehículos de inversión socialmente responsable (cuenta con nueve ETFs, siete de bolsa y dos de renta fija, con 2.300 millones en total y fuertes flujos sobre todo en el fondo de ISR en emergentes), así como en beta alternativa (con una gama de ETFs con factores tradicionales pero también otra gama 2.0 y un ETF multifactorial que combina seis factores equiponderados).