En opinión de Colin Graham, director de Estrategia Multiactivos de Robeco, el crecimiento global no se reanudará hasta que los repuntes de los precios y las subidas de tipos no alcancen su cénit. Según explica, ambos factores empezarían entonces a debilitar el dólar, cuya revalorización ha hecho subir los costes del comercio exterior y ejercido presión sobre las economías de los mercados emergentes.
Si esto fuera una competición ciclista de alta montaña, se podría decir que el mercado está en una carrera contrarreloj en la que, para que el contexto se estabilice, tiene que superar tres picos: el de la inflación, la subida de tipos y el dólar. Sobre el primero de estos, la inflación, Graham señala que, tradicionalmente, ha sido un indicador benigno para los inversores durante más de cuatro décadas, desde que Paul Volcker, el entonces presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, logró controlar la desenfrenada inflación estadounidense, que alcanzó el 20%, y restableció la credibilidad de este banco central a principios de la década de 1980.
“Sabemos que los bancos centrales disponen de herramientas para controlar la inflación subiendo los tipos de interés, lo que reduce la creación de crédito (desaparece el “dinero gratis”) y enfría el mercado inmobiliario (desaparecen las refinanciaciones hipotecarias como medio para generar dinero), a lo cual se une la disminución de la demanda agregada y el aumento del desempleo”, afirma Graham.
En su opinión, este tipo de deceleración económica va a ser decisiva para alcanzar y superar el pico de inflación: “Aunque somos conscientes de que el empleo de una herramienta tan contundente como los tipos de interés hará que los inversores se debatan entre el miedo a un endurecimiento monetario excesivo, que puede provocar una recesión, y el temor a que dicho endurecimiento no resulte suficiente. Así que todavía tienen que suceder muchas cosas”.
La subida de los tipos estadounidenses
La siguiente montaña que los mercados deben superar es la de los tipos de interés, que se han elevado en todo el mundo para combatir la inflación. “Se prevé que, en Estados Unidos, los tipos de los fondos federales se sitúen en torno al 3,5%. A finales de junio, su nivel era del 1,75%, de modo que estamos ante la mayor subida de tipos en un año natural que se registra desde 1980”, afirma Graham.
Según recuerda, en 1994, cuando se produjo lo que generalmente se considera un aterrizaje suave adecuadamente gestionado, los tipos estadounidenses alcanzaron el 2,5%. Ahora considera que el ciclo de endurecimiento actual será más brusco, ya que la economía necesita esa función de reacción.
“En nuestra opinión, cuando se alcancen los picos de los distintos indicadores de inflación se reducirán las presiones inflacionarias, lo cual supondrá que las subidas de tipos estarán funcionando en el conjunto de la economía. En el segundo semestre, cabe esperar que las perspectivas para las condiciones financieras sean más benignas: consideramos que las previsiones para los tipos descenderán y que el tipo objetivo de los fondos federales no alcanzará el 3,75%, como apunta implícitamente el mercado de cara al final del año. Nuestra previsión principal es que no llegará a producirse una recesión en Estados Unidos en los próximos 12 meses, aunque China, Japón y Europa sí podrían no correr la misma suerte”, matiza.
La fortaleza del dólar estadounidense
Por último, considera que el tercer reto del mercado es el dólar, que se sitúa en sus niveles más altos de los últimos 20 años frente a las principales divisas mundiales. Tradicionalmente considerado refugio seguro en periodos complicados, el fortalecimiento del billete verde hace que las materias primas cuyos precios se denominan en esta divisa se encarezcan. En su opinión, esto a su vez afecta gravemente a los mercados emergentes que dependen de las exportaciones de materias primas y necesitan financiación en dólares estadounidenses.
“A medida que las previsiones para los tipos de interés y la inflación estadounidense se aproximen a su pico máximo, cabe esperar que el dólar también haga lo propio. No podemos saber si esto tendrá lugar antes, durante o después de que se alcancen los otros dos picos. Pero debemos vigilar de cerca la evolución del dólar porque es la divisa que presenta el conjunto más diverso de operadores y tenedores no interesados en maximizar beneficios”, afirma Graham.
Según su análisis, en estos momentos, los principales motores del dólar estadounidense son positivos, a saber, los diferenciales de tipos de interés, los diferenciales de crecimiento y los flujos de capital en busca de refugio seguro. “A medida que el crecimiento se ralentice y las previsiones para los tipos desciendan, el costoso billete verde debería debilitarse”, concluye.