¿Se ha convertido el mercado de renta fija en algo parecido al mercado del arte, donde lo que para unos podría haber pintado un niño, para otros vale millones? Tras observar algunas rentabilidades, Bill Gross, co-fundador de PIMCO y ahora parte de Janus Capital Group reflexiona amplio y tendido sobre esto en su columna mensual. Este es un extracto:
«Es un espectáculo del exceso al nivel más alto», afirmó un consultor de arte del New York Times. Quizás lo era. Christie se acababa de embolsar 1.000 millones de dólares en ventas durante su semana de subastas celebrada en mayo, rivalizando incluso con la frenética puja de los condominios de alto standing de Manhattan. La lógica era que el dinero tenía que ir a algún lugar y por qué no a una pared en lugar de a un estado de cuenta mensual de portfolio.
Nunca he sido muy aficionado al arte. A lo más que llegué fue a enmarcar algunas de las portadas que Norman Rockwell pintó para el Saturday Evening Post cuidadosamente recortadas. Hubo un tiempo, sin embargo cuando un Rockwell salió a subasta, que mi mujer, Sue, y yo expresamos cierto interés. Desde entonces, hemos estado en la lista de correo de galería de arte y tengo que admitir que es divertido navegar viendo los Picassos, Rothkos, y todo lo que desata el frenesí de los coleccionistas modernos. No soy un experto y si empiezo a fingir que sí, Sue me pone en mi lugar porque ella es la artista en la familia. A ella le gusta pintar réplicas de algunas de las famosas piezas, utilizando un retroproyector para copiar los contornos y luego llenando los espacios. «¿Por qué gastar 20 millones de dólares?», me decía. «Puedo pintar uno por 75 dólares». Debo admitir que una fabulosa copia de un Picasso con la firma «Sue», encabeza la chimenea en nuestro dormitorio.
Mis habilidades artísticas son muy limitadas. Incluso sospecho que me falta la mitad derecha de mi cerebro, que es la que gestiona la motricidad y la capacidad de dibujar.
Pues la vida imita al arte, o tal vez es al revés. Sin embargo tenemos que cambiar completamente de hemisferio cerebral, al izquierdo, para poder analizar el estado actual de los mercados financieros. En el lado la renta fija, el mercado de deuda alemán es un buen ejemplo de las oportunidades nacidas como consecuencia de los excesos de la política monetaria mundial: los tipos a cero y los programas de flexibilización cuantitativa que continúan fomentando erróneas inversiones en activos financieros en contraposición a la economía real. Curiosamente, sin embargo, los bancos centrales y sus respectivas economías parecen estar en diferentes momentos del ciclo. El BCE, por ejemplo, sigue comprometido con compras de activos por valor de 700.000 millones en un año, mientras que la Fed estadounidense se prepara para subir los tipos de interés a finales de 2015.
Debido, en parte a estas diferencias, siguen existiendo significativas disparidades en los precios de los activos globales, que posiblemente se puedan gestionar de forma satisfactoria. Los valores del Tesoro a 10 años, por ejemplo, siguen negociándose con una prima de 175 puntos básicos con respecto a los bunds alemanes con el mismo vencimiento frente a la media histórica a largo plazo que era de 25 puntos básicos o menos. La compra de valores del Tesoro y la venta de los bunds permite tener no sólo un potencial de ganancia de capital si el spread se estrecha, sino que también la rentabilidad puede subir mientras los inversores menos informados esperan el resultado probable.
Son las diferencias en las políticas monetarias y fiscales, así como la implementación escalonada de ellas, lo que permite oportunidades como la citada. Comparaciones similares de caro-barato pueden encontrarse también entre los activos de riesgo, donde la deuda corporativa y high yield, así como algunas valoraciones de la renta fija, parecen muy desviadas con respecto a las medias históricas. Sin embargo, un inversor no puede ir demasiado lejos con el supuesto de que los precios de activos los globales en cualquier sector o ubicación inevitablemente volverá a las medias históricas.
Si las futuras tasas de crecimiento del PIB nominal vuelven hacia las medias históricas en las principales economías, a continuación, los diferenciales de rentabilidad de la deuda deberían volver a los márgenes medios, suponiendo que no hay cambios significativos en la calidad.
Vamos a proceder a algunas conclusiones. Aunque son subjetivos, voy a utilizar un conjunto de previsiones del FMI sobre el PIB nominal de varios países y zonas económicas, y luego supongo que estas tasas de crecimiento se normalizan en 3 años (a 2018). Si lo hacen, entonces los diferenciales de rentabilidad en la deuda a 10 años deberían normalizarse también. La siguiente tabla, muestra los activos caros-baratos desde finales de mayo de 2015.
La tabla anterior es obviamente sólo una guía aproximada de oportunidades que pueden ser aún más atractivas a el corto plazo. La recientemente anunciada aceleración de las compras de activos realizada por Mario Draghi en mayo es sólo un ejemplo de lo que puede hacer que una deuda poco atractiva (la de Alemania) aún menos atractiva a corto plazo. Pero incluso en esta era moderna de inversiones erróneas en activos financieros, los inversores deberían seguir eligiendo el activo menos sobrevalorado para mantenerlo en cartera, y vender el activo más sobrevalorado. Para un fondo sin restricciones, que puede comprar y vender, la oportunidad actual es un fenómeno raro».