La Fed continuará subiendo los tipos gradualmente, aunque en algún momento podría sobrepasar el nivel neutral, mientras el BCE se resistirá a abandonar sus políticas acomodaticias. Así lo creen los expertos del Consejo Asesor Mundial de PIMCO, un equipo compuesto por pensadores macroeconómicos de renombre internacional, reunidos en los debates del Foro secular anual de PIMCO, donde abordaron los factores cruciales que podrían determinar la evolución de la economía mundial en los próximos tres a cinco años. Y opiniones que representan un elemento valioso en el proceso de inversión de la gestora.
Sus miembros son Ben Bernanke (antiguo presidente de la Reserva Federal), Joshua Bolten (presidente y consejero delegado de la asociación Business Roundtable, además de antiguo jefe de gabinete de la Casa Blanca), Gordon Brown (ex primer ministro de Reino), Ng Kok Song (antiguo CIO (director de inversiones) del GIC -Government of Singapore Investment Corporation-), Anne-Marie Slaughter (presidenta y consejera delegada (CEO) de New America, titular emérita de la Cátedra Bert G. Kerstetter ’66 University de Política y Asuntos Internacionales de la Universidad de Princeton y antigua directora de Planificación Política del Departamento de Estado de EE.UU.-) y Jean-Claude Trichet (antiguo presidente del Banco Central Europeo y actual presidente del Grupo Europeo de la Comisión Trilateral).
Sobre EE.UU. y su crecimiento, consideran que “los indicios positivos que apoyan el crecimiento continuo, al menos durante la fase inicial del periodo secular, incluyen la recuperación mundial sincronizada, unas condiciones financieras acomodaticias, la reforma tributaria, el entorno regulatorio y el impulso de la política fiscal. La demografía es una rémora para el crecimiento, pero con el tiempo podríamos asistir a una mejora de la productividad”.
Sobre la política fiscal indican que “la reciente reforma tributaria, junto con un entorno regulatorio más favorable para las empresas, podría impulsar significativamente la confianza de las empresas estadounidenses. El paso a un sistema tributario territorial ayuda a las empresas a tomar decisiones de asignación de capital basadas en la eficiencia y la estrategia, y no solo en los impuestos —en la actualidad consideran que se encuentran en un entorno más igualitario en relación con sus homólogos no estadounidenses-. Y aunque no estamos asistiendo necesariamente a una importante desregulación, la ausencia de perspectivas de nuevas normativas sustanciales elimina una fuente importante de incertidumbre para muchas empresas. Sin embargo, a largo plazo, es probable que el marcado aumento del déficit que conllevan los recientes cambios de política reduzca el «margen de maniobra» de las políticas fiscales de Estados Unidos y la capacidad del Gobierno para hacer frente a nuevos desafíos”, advierten.
Y sobre la política monetaria, indican que la inflación está aumentando en EE.UU., pero de forma moderada. “La Reserva Federal opina que la curva de Phillips es bastante plana, lo que significa que un bajo nivel de desempleo no se traduciría necesariamente en una aceleración de la inflación. Por otra parte, la Fed parece dispuesta a aceptar un modesto rebasamiento de su objetivo de inflación. Por lo tanto, esperamos que la Fed continúe subiendo los tipos gradualmente, aunque en algún momento podría sobrepasar el nivel neutral. La Reserva Federal dispone de herramientas políticas adecuadas para reaccionar ante la próxima desaceleración económica, que bien podría producirse en el horizonte secular, siempre que la recesión no sea demasiado severa. Sin embargo, habida cuenta del escaso margen de maniobra de la Fed para recortar los tipos de interés y de las escasas posibilidades de expansión fiscal, una recesión más grave supondría un reto para los responsables políticos”, advierten.
China y su impacto mundial
Sobre China, indican que “la cúpula del país, aunada bajo la presidencia de Xi Jinping, tiene un claro sentido de la orientación y la voluntad de perseguir sus objetivos. Xi ha establecido un calendario para aumentar la fuerza y la influencia económicas de China a lo largo de varias décadas, incluido el objetivo de que en 2049 (con motivo del centenario de la fundación de la República Popular) China sea un país plenamente desarrollado, rico y poderoso con un PIB per cápita similar al de Alemania en la actualidad. En los próximos años, otras tres prioridades políticas consistirán en erradicar la pobreza, reducir la contaminación mediante la imposición de normas ambientales y controlar el riesgo en el sistema financiero”.
Más allá de sus prioridades nacionales, indican, “China es también un importante motor del crecimiento mundial. Es probable que el PIB de China aumente como mínimo entre el 5% y el 6% anual durante los tres próximos años, aunque las perspectivas de crecimiento en el resto del mundo sean menos seguras. El crecimiento a largo plazo de China no corre el riesgo de verse frenado por conflictos comerciales. A diferencia de años atrás, su dependencia del consumo interno es hoy mucho mayor que la del comercio exterior”, indican.
Sin embargo, dicen los expertos, “observamos un mayor riesgo de deterioro en el entorno comercial entre EE.UU. y China que lo que sugieren los precios de los mercados. Esperamos tensiones prolongadas y la posibilidad de que se intensifiquen y recrudezcan de forma imprevista. Asimismo, reconocemos que existen ciertos alicientes políticos en ambas partes para que prosigan las hostilidades y las actitudes negativas en el ámbito comercial”, advierten.
Como escenario base secular, dicen, cabe esperar un desencuentro entre Estados Unidos y China que se quedará a las puertas de desmantelar el sistema de comercio mundial”. Es posible que las partes logren avanzar en cuestiones relacionadas con los déficits comerciales y la inversión extranjera, pero cualquier desafío al modelo de crecimiento del capitalismo de estado de China, que otorga al Estado un papel de liderazgo en materia de planificación industrial y de fomento de la investigación y el desarrollo, encontrará una firme resistencia”.
Europa: resistencia del BCE a abandonar sus políticas
El crecimiento de Europa se ha reforzado en los últimos tiempos, pero su potencial a largo plazo se ve obstaculizado por problemas estructurales: las ineficiencias del mercado laboral, la falta de inversión física y las diferencias en las condiciones económicas y los niveles de competitividad entre países centrales y periféricos, defienden. “Las políticas populistas están creando nuevas barreras al comercio, a la inmigración y a una mayor integración europea. Entre las incertidumbres políticas cabe mencionar la preocupación por las guerras comerciales, las posibles sanciones a Irán y Rusia y la incierta resolución de las negociaciones del Brexit. En este contexto, no prevemos que se avance hacia una unión fiscal. Sin embargo, el esfuerzo prosigue en favor de la unión de la banca y del mercado de capitales”.
A pesar de la creciente influencia populista en una serie de países, el euro sigue gozando de gran popularidad. “No obstante, la disparidad de las condiciones económicas y de la inflación entre los distintos países que han adoptado el euro complica la tarea del Banco Central Europeo. Contamos con que el BCE siga siendo prudente, prorrogando tal vez sus compras de activos más allá de septiembre de 2018 y aplazando su primera subida de tipos hasta finales de 2019, como mínimo”, indican.
En el Reino Unido, la economía continúa en una situación de atonía y fragilidad como consecuencia de la reducción de la inmigración (incluso de los ciudadanos de la UE), el débil crecimiento de la productividad y cierta austeridad fiscal. El desempleo ha caído a niveles bajos, pero las presiones salariales se revelan moderadas. “Las perspectivas seculares para el Reino Unido dependen en gran medida de la resolución del Brexit. La convicción de que el Reino Unido se verá fortalecido tras su salida sigue prevaleciendo entre quienes apoyaron el referéndum inicial, incluso entre los que probablemente más se resientan: los territorios del norte que dependen de industrias como la automotriz y la farmacéutica, por ejemplo. Hasta la fecha existe escasa transparencia o convergencia de apoyo popular para una opción específica de Brexit. En lo que respecta a la unión aduanera y al mercado único, es probable que el calendario del Brexit (en la actualidad, la salida oficial está prevista en marzo de 2019 y el final del periodo de transición, en 2020) tenga que volver a retrasarse hasta 2021 o incluso hasta 2022. De este modo, las empresas dispondrían de más tiempo para prepararse y podrían replantearse la situación, pero también se prolongaría el periodo de incertidumbre que afecta a la inversión y a la confianza de los consumidores”.
Conflictos geopolíticos
Sobre acontecimientos geopolíticos, “como marco de reflexión sobre 2018, podemos echar la vista atrás algunas décadas y comprobar cómo, a veces, los años sin incidentes van seguidos de transformaciones geopolíticas sísmicas, tanto negativas como positivas. Por ejemplo, pongamos por caso 1978, un año bastante anodino. Sin embargo, en 1979 la Unión Soviética invadió Afganistán, presenciamos la revolución iraní y la Guerra Fría se intensificó. O consideremos 1988, otro año tranquilo. Pero en 1989, el Muro de Berlín cayó, y en pocos años fuimos testigos de los Acuerdos de Oslo, del Tratado de Maastricht y de la desaparición del apartheid. Desde este punto de vista, ¿puede presagiar 2018 un giro más oscuro de la situación geopolítica, similar al de 1978, o una evolución más positiva, comparable a la de 1988?
Desde una óptica pesimista, el horizonte secular podría mostrar una escalada de tensiones con Corea del Norte, lo que provocaría una mayor desestabilización en Asia, al tiempo que un mayor número de países busca el liderazgo mundial de China. En Oriente Próximo, podríamos asistir al estallido de una “guerra caliente”, en lugar de la “guerra subsidiaria” que presenciamos hoy en día. Rusia podría invadir aún más Europa del Este y escalar su campaña de infiltración cibernética. Europa podría ser testigo del aumento del autoritarismo y de las presiones populistas. Desde una óptica optimista, podríamos observar negociaciones sinceras y fructíferas hacia la paz en la península de Corea, evoluciones más prometedoras y, posiblemente, un cambio de régimen en Irán, y quizás una tregua o un punto muerto en lugar de un conflicto activo en Siria. Europa podría responder a las presiones de Rusia y de otros países con una intensificación de sus esfuerzos de integración, por ejemplo, en favor de una política común de defensa e inmigración”.
En su opinión, “en el horizonte secular, el entorno geopolítico tiende a evolucionar hacia una visión más pesimista, pero también existe un potencial real de que se produzcan logros históricos positivos en diversos ámbitos críticos. También en este horizonte, los participantes en el mercado necesitarán ampliar sus miras con el fin de tener en cuenta los cambios tanto geopolíticos como puramente económicos”.