Desde DPAM observan el momento actual como un punto interesante para las estrategias de renta fija sostenible, tanto de bonos de países desarrollados como emergentes, en las que se sitúan sobreponderados en duración y con una clara convicción, según explicaron a su paso por Madrid Sam Vereecke, CIO de Renta Fija de la gestora belga, y el gestor Michaël Vander Elst.
“Si tengo que decir una cosa sobre la renta fija, es que hace dos años tenías que convencer a la gente sobre esta clase de activos y vender nuestro enfoque, mientras que ahora podemos concentrarnos en cómo gestionamos desde DPAM tanto los bonos de los mercados desarrollados como de los mercados emergentes”, señaló Vereecke en referencia a las estrategias DPAM L Bonds Government Sustainable Hedged y DPAM L Bonds Emerging Markets Sustainable.
Vereecke recordó que los rendimientos de los bonos de bajo riesgo, como los gubernamentales de los mercados desarrollados, ya alcanzan un buen 4% o 5%. Pero si se le añade un cierto nivel de riesgo, en el caso de los países emergentes, esos rendimientos son mucho más atractivos. “Pero incluso si un inversor desea permanecer geográficamente cerca, se puede optar por el crédito con grado de inversión, con una calificación crediticia similar a la de los bonos gubernamentales europeos, pero con un rendimiento adicional del 1,5%. Así que hay muchos sectores dentro de la renta fija que ahora son atractivos”.
En su opinión, si se da un paso atrás y se observa todo el mercado, “ya se tiene una muy atractiva clase de activos en comparación con los rendimientos de dividendos u otras fuentes de retorno”, aseguró.
Si además se añaden los factores de sostenibilidad como en el caso de las dos estrategias de DPAM –ambas artículo 9 del SFDR-, se parte de un enfoque muy saludable sobre la calidad del activo, porque un país con buenos niveles ASG , por ejemplo en la gobernanza -un país bien administrado- es mucho más confiable. “Tenemos un marco propio con el que empezamos en 2007 en los mercados desarrollados, que va por países, para definir su sostenibilidad y luego invertir, y que ampliamos en 2013 a los mercados emergentes”.
Este enfoque a menudo reduce más la volatilidad del lado negativo de la inversión que el positivo, que no ve caer el retorno, particularmente en el caso de los mercados emergentes, explicó. Por ello el primer paso es definir la sostenibilidad. ¿Y qué es la sostenibilidad de un país? “Para nosotros, la definición es muy sencilla: un país es sostenible si la forma en que se gestiona hoy ayuda a la próxima generación o no le quita oportunidades. Si empieza a malgastar el dinero, acumular deuda sin invertir adecuadamente, a no educar, a tener desequilibrios sociales, no es sostenible”.
En el caso de los mercados desarrollados, desde la gestora invierten en la mitad superior de la lista de la OCDE, lo que excluye a países muy importantes como Estados Unidos, Japón o Italia. No así a España, que ha mejorado en su puntaje en los últimos años. Para cada país realizan una valoración diferente basada en un modelo propio y con asesoría de expertos externos, en la que pueden pesar distintos aspectos. Por ejemplo, la exclusión de Estados Unidos está relacionada sobre todo con las desigualdades sociales. “La idea es ofrecer a los inversores en ambos fondos un bloque de activos de todo el mundo, artículo 9, y con un historial y un alfa demostrados”, resumió Vereecke.
Niveles de riesgo y retorno complementarios
Ambos gestores coincidieron en que los fondos pueden ser complementarios en una cartera más amplia, porque se trata de implementaciones de dos clases de activos diferentes, uno más defensivo y el otro más orientado al crecimiento. Vander Elst apuntó sin embargo una diferencia respecto de los criterios ASGSG, ya que en el caso de la estrategia emergente no excluyen a ningún país por tener un nivel de desarrollo bajo.
“Exceptuando a los países no democráticos, en los que no podemos invertir, con esta estrategia todavía se nos permite invertir en países que están bajos en el ranking porque el objetivo es ayudarles. En los últimos 25 de nuestro ranking de países solo podemos invertir un máximo del 10% de la cartera, mientras que en el primer cuartil de la lista de países invertimos un mínimo del 40%”, dijo.
Un segundo elemento es que al tratarse de un modelo con numerosos indicadores, no hay exclusión de un país -aparte de la democracia-, sobre la base de un único indicador. “Por ejemplo Brasil, una de nuestras principales posiciones, no es excluido por la deforestación que se produjo bajo el Gobierno de Bolsonaro. Porque existen factores que equilibran la balanza, como el hecho de que Brasil tiene un puntaje muy alto en energías renovables y por eso es positivo en la clasificación general”.
En la actualidad, en el fondo existe una sobreponderación de Latinoamérica, exceptuando Argentina y Colombia, añadió Vander Elst. El cambio de ciclo político en la región hacia la izquierda dejó una enorme prima en el mercado, con rendimientos de doble dígito. “Los bancos centrales han subido los tipos de interés mucho antes que los mercados desarrollados, por lo que han hecho un mejor trabajo. Así que esa es una razón para invertir en la región, porque los tipos reales son extremadamente atractivos”, indicó.
Por el contrario, se mantienen cautelosos en Europa del Este, donde la cercanía al conflicto de Ucrania y las elevadas tasas de inflación han dejado las tasas nominales muy bajas y los rendimientos de los bonos en negativo. Gracias a la gestión activa, añadió Vander Elst, el fondo mantiene un enfoque “para todos los climas y todos los ciclos”, ya que las posiciones se mueven en base a las tendencias del mercado o geopolíticas de cada momento.