A pesar de que los bancos centrales han dedicado esfuerzos a rebajar las expectativas del mercado, han levantado tanta volatilidad que la dispersión no se nota solo en las distintas clases de activos, también en las propias predicciones macro. Una de las firmas que muestra una postura más optimista es Deutsche Bank España, que anticipa una nueva fase de crecimiento mundial, con una progresiva rebaja de las cifras de inflación y unos bancos centrales desarrollados recortando tipos, un escenario positivo para los mercados financieros. Rosa Duce, su directora de inversiones, afirmó que “la economía global está entrando en un nuevo ciclo alcista”.
Duce explicó recientemente en rueda de prensa que su firma anticipa un crecimiento del 0,7% para la zona euro en 2024, pero podría remontar al 1,1% 2025 gracias al impulso de Alemania. Tras esta recuperación estarían el crecimiento de los salarios reales y un aumento de la demanda externa, a medida que la economía mundial se reaviva, así como los desembolsos previstos de los fondos NextGen. En consecuencia, prevén que el BCE baje los tipos de interés otras tres veces hasta junio de 2025.
España sorprendería positivamente con su crecimiento, que sitúan en el 2% para este año y el 1,2% el que viene, aunque con margen para una revisión al alza, dado que nuestro país se está beneficiando del impulso del turismo, del consumo y de una mayor fortaleza en el mercado laboral.
Para EE.UU., la firma espera una expansión para finales de 2024 y 2025, impulsada principalmente por el consumo, aunque la experta matizó que es necesario profundizar en los datos macro. Por ejemplo, observa la reducción del número de participantes del mercado, o el incremento de la demanda de un segundo empleo para complementar salarios. “Si se excluyeran estos componentes, la tasa de desempleo de EE.UU. se situaría en torno al 7,5%”, afirmó Duce.
La experta afirmó que EE.UU. “esconde debilidades” que pueden influir sobre la política monetaria de la Reserva Federal (anticipan una bajada de tipos en 2024 y otras dos en 2025), pero observa que país se está embarcando en un nuevo ciclo positivo de productividad alentado por la inteligencia artificial, lo que lleva a los expertos de Deutsche Bank España a esperar más crecimiento en el medio plazo.
Alejandro Vidal, head investment manager de Deutsche Bank España, explica que la deuda corporativa europea con grado de inversión se sitúa actualmente en el corazón de su estrategia, aunque recomienda adoptar un enfoque barbell: añadir posiciones en mega caps (les gustan las Siete Magníficas, pero también encuentran oportunidades en otras partes del mercado) y small caps, largos en renta variable asiática y posicionamiento en deuda IG corporativa, especialmente la financiera.
UBP también muestra una postura optimista. Olivier Debat, especialista de producto, explica que su firma está trabajando con una tesis de reaceleración del crecimiento, minimizando la posibilidad de un soft landing. También anticipan más subidas salariales en EE.UU. y Europa, con su consecuente impacto sobre la inflación, que seguirá siendo más persistente de lo anticipado. Sin embargo, no prevén grandes cambios en la política monetaria por el momento: “No vemos margen para que el BCE siga bajando los tipos de interés. El recorte de junio ha sido una bajada técnica”, añade Debat.
Dado este escenario macro, en UBP se declaran positivos en crédito y cautos con la deuda soberana. “No vemos un catalizador para ajustar la duración”, comenta Debat, en referencia que, como la curva sigue invertida, los tramos cortos siguen ofreciendo una remuneración atractiva y la posibilidad de invertir en deuda de calidad, asumiendo menos riesgo.
El experto constata que actualmente diversos segmentos dentro de la renta fija ofrecen rendimientos más propios de la renta variable, por lo que en la firma también recomiendan un enfoque barbell, combinando deuda corporativa IG con asignaciones a la parte más arriesgada de la renta fija (high yield, bonos AT1, CLOs) para obtener mayores rendimientos y diversificación.
“Después de una década en la que la principal fuente de retorno en renta fija vino del movimiento de los diferenciales, ahora el enfoque está en el cupón que pueden pagar los bonos. Esto hace que el crédito esté muy atractivo”, concluye Debat.
¿Un nuevo QE?
Desde M&G Investments, el gestor Richard Woolnough plantea un escenario alternativo. El experto prevé que inflación y PIB converjan hacia la tasa neutral, un escenario que no supone “un gran punto de entrada para invertir en bonos”.
Woolnough afirma que el mundo se dirige hacia una desaceleración: “La economía ya está recalentada, pero se ha demostrado que se puede hacer caer la inflación sin causar una recesión. El interrogante actual es si se precipitarán los bancos al reconocer el riesgo de recesión y rebajar los tipos de interés antes de tiempo, o si seguirán ‘hawkish’, manteniendo el entorno ‘higher for longer’”. “Cuanto más tiempo aguanten los bancos centrales en su postura ‘hawkish’, más riesgo habrá de que se produzca un hard landing”, sentencia Woolnough.
El gestor lleva tiempo llamando la atención sobre los niveles de liquidez presentes en el sistema, dado que los principales bancos centrales la han estado drenando sistemáticamente. De cara a los próximos meses, lanza una tesis inusual: “Los bancos centrales necesitan mantener una cantidad adecuada de dinero en el sistema para alentar el crecimiento del PIB. Si quieren volver a la normalidad no tendrán más remedio que volver a imprimir dinero (QE)”.
Señales bajistas
La postura más pesimista es la de Henry Neville, gestor de Man Group. Basándose en el comportamiento de los mercados entre 1800 y 2024, el gestor afirma que el entorno actual de renta variable al alza y bonos a la baja solo ha ocurrido históricamente el 11% de las veces, y lo considera un posible indicador de la proximidad de un mercado bajista. Neville destaca que las valoraciones están muy elevadas y que se están estrechando las previsiones de beneficios, por lo que afirma que “el potencial bajista es significativo en las bolsas”.
“Estamos en un lugar relativamente incómodo, en el que pequeños movimientos del mercado pueden causar impactos de mayor magnitud que en el pasado y en el que la duración ya no ofrece la misma protección de antes, incluso con la inflación a la baja”, declara el experto que, de hecho, afirma que las correcciones que puedan experimentar los mercados en el futuro «podrían ser más dañinas que las del pasado”.
A largo plazo, la previsión del gestor apunta a un mercado bajista de la renta variable frente a las materias primas, que será el reflejo del coste de las importantes transiciones a las que se encamina el mundo (transición energética, mundo multipolar, incremento del endeudamiento…). En su opinión, la economía mundial se dirige a un periodo de estanflación secular, en el que los rendimientos van a tender al alza en la renta fija. “El nivel de incertidumbre podría aumentar en la próxima década y, si esto ocurre, las primas de riesgo deberían ser más elevadas que las de hoy. La prima actual que ofrece la deuda estadounidense es demasiado baja”, afirma Neville, que concluye: “Esto dañaría a la renta variable implícitamente y a la renta fija explícitamente”.