La pregunta de cuándo se producirá la próxima recesión en Estados Unidos es cada vez más habitual, especialmente ahora que el brote de coronavirus ha causado trastornos sin precedentes y provocado el primer mercado bajista en 11 años. Según Capital Group, aunque durante un tiempo seguiremos sin conocer el alcance completo de su impacto económico, resulta claro que el país entrará en recesión en 2020, si no lo ha hecho ya.
“Las recesiones pueden ser complicadas, impopulares y, a veces, extremadamente aterradoras”, aseguran los economistas de la gestora Darrell Spence y Jared Franz en un análisis reciente. Con el fin de contribuir a la preparación para estos tiempos inciertos, han analizado las últimas 10 recesiones económicas y extraído sus principales conclusiones.
¿Estamos muy cerca de la próxima recesión estadounidense?
A pesar de que la economía de EE.UU. se encontraba relativamente sana hace unos meses, el brote de coronavirus ha alterado este panorama de manera considerable. “Nuestra hipótesis de base es que es casi seguro que se produzca una recesión en 2020”.
Para Capital Group, aunque es posible que durante algún tiempo no se conozca el impacto económico completo, una combinación de las interrupciones de la cadena de suministro global y un menor consumo tendrá un impacto material en las ganancias corporativas. Determinadas industrias como el turismo y la hostelería serán las más afectadas, pero los efectos probablemente se sentirán en todos los sectores.
“Si el Gobierno de EE.UU. y la Reserva Federal continúan respondiendo con un fuerte estímulo fiscal y monetario, podrían contribuir en gran medida a mitigar las consecuencias económicas y la duración de una recesión. Por supuesto, otro factor clave será el tiempo que se tarde en contener la propagación del virus”, asegura.
¿Cómo deben posicionarse las carteras de renta variable?
La renta variable suele tener un rendimiento bajo durante las recesiones, pero tratar de acompasarse con el mercado vendiendo acciones puede ser desaconsejable, según la gestora.
“No obstante, al prepararse para una recesión, los inversores deberían aprovechar para revisar su distribución de activos (que puede haber cambiado significativamente durante el mercado alcista), y así asegurarse de que su cartera está equilibrada y ampliamente diversificada”. Bajo su punto de vista, consultar a un asesor financiero puede ser de gran ayuda, ya que en estos escenarios los inversores pueden tomar decisiones basadas en lo emocional.
No todas las acciones responden del mismo modo durante los períodos de estrés económico. En los ocho mayores descensos del mercado de valores entre 1987 y 2019, algunos sectores resistieron de forma más constante que otros, generalmente aquellos con mayores dividendos, como los productos básicos y los servicios públicos. Los dividendos pueden ofrecer un potencial de rendimiento estable cuando los precios de las acciones descienden ampliamente, señala la gestora.
“Las acciones orientadas al crecimiento todavía tienen un lugar en las carteras, pero los inversores deberían considerar empresas con balances sólidos, flujos de efectivo constantes y amplios márgenes de maniobra para el crecimiento que puedan soportar la volatilidad a corto plazo”, apunta.
¿Cómo deben posicionarse las carteras de bonos?
Según Capital Group, la renta fija es clave para el éxito de las inversiones durante una recesión o un mercado bajista. Esto se debe a que los bonos pueden proporcionar la medida esencial de estabilidad y preservación del capital, en particular cuando los mercados de valores son volátiles.
Durante las últimas seis correcciones de mercado, los rendimientos del mercado de bonos de EE.UU., según el índice Bloomberg Barclays U.S. Aggregate, se mantuvieron estables o positivos en cinco de los seis períodos.
La gestora asegura que lograr una asignación de activos de renta fija adecuada siempre es importante. “Pero, dado que la economía de EE.UU. está entrando en un período de gran incertidumbre, resulta crucial para los inversores asegurarse de que las participaciones de renta fija proporcionen equilibrio a sus carteras”.
A su juicio, los inversores no tienen por qué aumentar su asignación de bonos antes de una recesión, pero deben asegurarse de que su exposición de renta fija aporta elementos de los cuatro roles que desempeñan los bonos: diversificación respecto a las acciones, ingresos, preservación del capital y protección contra la inflación.
¿Cómo prepararse para una recesión?
“Ante todo, los inversores deben conservar la calma y mantener una perspectiva a largo plazo a la hora de invertir, antes y durante una recesión”, afirma. Las emociones pueden ser uno de los mayores obstáculos para obtener rendimientos sólidos, en especial durante los períodos de tensión económica y del mercado.
Determinar la fecha exacta de inicio de una recesión es imposible y, sin embargo, tampoco es primordial. Para Capital Group, lo más importante es mantener una perspectiva a largo plazo y asegurarse de que el diseño de la cartera garantiza un equilibrio “que permita beneficiarse de los períodos de crecimiento antes de que este se produzca, al tiempo que resiste a esas etapas inevitables de volatilidad”.