La llegada de un gobierno estadounidense más proteccionista que favorece la desregulación y los combustibles fósiles podría empañar los esfuerzos por apoyar la transición energética y la acción climática. No obstante, sería exagerado afirmar que nos encontramos ante el fin de la inversión sostenible, afirma Ed Lees, codirector del Grupo de Estrategias Medioambientales de BNP Paribas AM.
En un pódcast en el que analiza la cuestión, Lees subraya que la pregunta sobre si con Donald Trump se ha acabado la inversión medioambiental está en la mente de todos. “Lo que yo diría es que Trump no representa el fin de la inversión sostenible. Por varias razones. Una es que la realidad del cambio climático se mantiene. Y eso hay que abordarlo. Además, el Gobierno federal no es la única fuerza reguladora en Estados Unidos. Los estados tienen su propia agenda. Por ejemplo, 37 estados tienen una normativa estatal sobre energías renovables que obliga a las empresas de servicios públicos a cumplir los objetivos normativos”.
Otro aspecto fundamental son las propias empresas y la economía. En la mayoría de los lugares, la energía solar es la más barata, y los costes y la tecnología de las baterías mejoran rápidamente. “De toda la nueva capacidad energética que se construya en los próximos años, esperamos que alrededor del 80% corresponda a las energías renovables por razones económicas. Y eso se va a acelerar. No olvidemos que se trata de un sector en el que la tecnología avanza de una forma que no lo hacen ni el carbón ni el gas. Las baterías de iones de litio, el almacenamiento en baterías, son la clave para suavizar la energía intermitente, lo que realmente va a desbloquear las energías renovables”.
Lees destaca que se están haciendo cosas muy interesantes: muchas empresas tienen programas de sostenibilidad y objetivos de cero emisiones: Amazon, cero emisiones netas para 2040 (son el mayor comprador de renovables del mundo, con 77 teravatios), Apple, Google, ambos quieren ser neutros en carbono para 2030. Y Microsoft quiere ser neutra en carbono para 2030, pero luego ir más allá y eliminar todo su historial de emisiones para 2050.
“Muchos temas sostenibles están vinculados a fuertes tendencias del mercado: la necesidad de seguridad energética aboga por fuentes de energía nacionales, incluidas las renovables”, añade Lees. El mundo necesita más energía, en gran parte debido al crecimiento de la inteligencia artificial. La energía verde es una clara beneficiaria.
“Creemos que es probable que la demanda de energía se duplique hasta 2050. Con esta demanda de energía surge la necesidad de modernizar la red. Además, en el universo de la sostenibilidad, la eficiencia energética es una forma de hacer que nuestros recursos energéticos rindan más”, afirma.
La alarma que causa Trump
Por lo general, cuando se abordan estos temas en relación con el dirigente republicano, las visiones suelen ser muy negativas. Eso hace que caigan las cotizaciones de acciones vinculadas al sector, lo que crea situaciones interesantes, sobre todo porque puede que no sea tan malo como algunos temen, considera Lees.
Es cierto que habrá un retroceso, por ejemplo en la energía eólica marina, y que los incentivos fiscales para los vehículos eléctricos desaparecerán. “Cosas como el hidrógeno verde podrían enfrentarse a vientos en contra”, indica.
Trump nombró al frente de la Agencia de Protección Ambiental (EPA) del país a Lee Zeldin, que ha anunciado una importante desregulación, pero que también ha apoyado en el pasado las iniciativas de agua limpia. A su vez, el secretario de Estado nominado, Marco Rubio, es un “halcón” en todo lo referente a China, así que es de esperar que se impongan aranceles. “Eso también afectará a algunos de nuestros mercados, donde China es una parte importante de la cadena de suministro. Podría ser bueno para las empresas que tienen una fuerte fabricación y producción nacional”, indica Lees.
Sin embargo, el experto también observa elementos positivos. “Trump tiene a veces opiniones divididas y ambiguas. Siempre ha estado en contra de la energía eólica y los vehículos eléctricos, pero ha hecho comentarios más favorables, sobre todo recientemente en torno a la energía solar, y el agua limpia. Ha reconocido que podría tener que ser más flexible debido a su socio, (Elon) Musk. Ya veremos”.
“Sospechamos que utilizará un bisturí en lugar de un mazo para la política”, añade, en parte por la IRA [Ley de Reducción de la Inflación], que promueve la industria estadounidense y el empleo en estados republicanos, y también por la influencia de Musk, quien ha dicho que la energía solar será la principal fuente de energía del mundo en el futuro.
“El apoyo va muy en consonancia con los objetivos estratégicos de promoción de Estados Unidos. Se trata de una política que está impulsando el ‘made in USA’, incluidos muchos nuevos puestos de trabajo en el sector manufacturero de ese país”, explica.
A su vez, áreas como la nuclear, la red de hidrógeno azul y la producción y fabricación nacionales son prometedoras. Es probable que Trump retire dinero del programa de préstamos del Departamento de Energía, pero también pondrá más dinero en el sistema reduciendo los impuestos de sociedades. “La primera administración de Trump, recordemos, no detuvo la transición energética. La financiación de las energías renovables se duplicó, de hecho, de 16.000 millones de dólares en 2016 a 29.000 millones en 2020. Y si solo se quiere mirar a los mercados, por si sirve de algo, el ETF Invesco Solar subió casi tanto como seis veces el S&P [500] durante ese periodo de tiempo. Aunque todo ello a pesar de Trump, más que a causa de él”.
¿Qué estrategia deben seguir los inversores?
Lees subraya que deberían prestar más atención a la rentabilidad, centrando su atención en las empresas que tienen financiación y un camino fiable hacia la rentabilidad, sin necesidad de un apoyo del Gobierno.
“Los centros de datos son un gran tema. Y la forma en que esto se solapa con la sostenibilidad es la infraestructura de eficiencia energética, la refrigeración de los centros de datos y el suministro de agua, incluso la eficiencia energética en los propios chips. En los últimos meses se han anunciado varios acuerdos en este ámbito con grandes empresas tecnológicas que buscan más energía”, señala. También la energía solar, sobre todo a escala comercial. Son áreas interesantes relacionadas con la construcción de redes y el almacenamiento de energía.
Otra cuestión es la seguridad alimentaria y la agricultura. En Estados Unidos, los agricultores son un gran grupo de presión y estar de su lado suele ser bueno políticamente. “Éstas son algunas de las áreas en las que aún vemos oportunidades y en las que los inversores podrían fijarse”.
“Trump no es el fin de la inversión sostenible. Hay otros países en el mundo. Hay otras partes del gobierno estadounidense. Hay estados de Estados Unidos que siguen apostando fuerte por el sector. Podría decirse que uno de los motores fundamentales de todo esto es que la demanda de energía va a seguir aumentando, y las renovables inevitablemente tienen que formar parte de ello”, concluyen desde BNP Paribas AM.
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